XVIII

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-Lo lamento mi princesa, me he quedado anonado ante el hecho del rey-. se justificó Jeff-. Su padre las últimas horas se encontraba zascandil.

-Lo sé, también lo había notado yo.

-Mi princesa, no sabe la sensación que siento por dentro en estos momentos, por un tiempo llegué a pensar que había fallado como su guardián-. dijo sereno Rubén.

-La ceremonia de coronación se llevará acabo dentro de seis días al caer la luna de sangre azul, vendrá Mefistófeles para conocer a la nueva reina y señora de las tinieblas- explicó el jinete de la muerte.

-Claro que sí, dígale por favor que lo esperamos con ansias-contestó la princesa.

La vida cambiaría por completo para ella y sus guardianes, sin embargo todas sus emociones se ocultaban debajo de una máscara que ella misma había creado para evitar que cualquier otro ser pudiera leerla. En realidad se sentía destrozada y desecha, pero no podía evitar sentir ataraxia, después de diecinueve años de estar siempre alerta sin bajar la guardia ni un sólo instante por fin había encontrado la paz, o al menos eso es lo que ella sentía.

No podía evitar las ganas de llorar a moco suelto, había perdido a su padre y a su madre, y lo peor es que a ninguno extrañaba, ambos se habían encargado que desde que ella era una bebé a empujarla hacia la oscuridad donde hambrientas y feroces fieras se encontraban al acecho esperando el momento indicado para poder comerla viva y disfrutar de su agonía, pero gracias a ella misma, había creado una barrera contra cualquier sentimiento que hubiese podido encontrar.

La ataraxia era un sentimiento totalmente nuevo para ella, sentía su corazón como una enorme quemadura de tercer grado a la cual le habían aplicado ungüento contra el dolor y habían logrado calmar el ardor de venganza que sentía por su hermana, después de doce años había logrado vengarla, pero no le daría el privilegio a sus guardianes de verla destruida y vulnerable, no era el momento, Jeff había reprobado la prueba y Rubén seguía en un proceso de capacitación a pesar de que Scarlett hallaba a Rubén como su subordinado más fuerte, no obstante aún no lo veía totalmente listo como para decirle absolutamente todo lo que ella sentía, un privilegio con el que Jeff contaba y había perdido después de matar a Ben.

Ben, era el único ser que conocía de pies a cabeza a Scarlett totalmente, y fue el primer ser con el que Scarlett experimento el amor a pesar de ser solo una lamida a la punta de la cuchara del jarrón del amor, conocía el sentimiento aunque vanamente.

En cambio, el dolor lo conocía a la perfección al igual que la traición, y aunque odiaba sentirlas, ahora sabía como lidiar con ellas.

Las personas que se suponía nunca deberían fallarle lo hicieron, su padre y su madre lograron sembrar toda el sentimiento, si bien conoció a su madre vagamente la despreciaba por el simple hecho de vituperar las leyes de los Verginal después de la guerra de los dos milenios y nunca haber participado en ella por haber sido cobarde. y de su padre, bueno, no quedaban muchas palabras más para describirlo.

Agotada mentalmente, Scarlett se dirigió a su alcoba desconociendo las preguntas de sus guardianes.

Una vez sola se recostó en su cama y condolerse, aún quedaba un largo camino. Sin saberlo entre el lloriqueo se quedó profundamente dormida.

Su ventana se encontraba abierta, y su cortina hacia ondas con el paso del viento chocando contra sus regordetas mejillas.



En las afueras del castillo, la noticia había recorrido a todas las criaturas de la oscuridad, todas menos una que se camuflajeaba por medio de los humanos para así poder pasar desapercibido entre los yilians.

Ben, pasaba todos los días preocupado pensando en la vida de la princesa, tenía prohibido verla o siquiera pensar en ella, pero ambas cosas le resultaban imposibles, para ella él ya estaba muerto literalmente, ella lo vió morir a él.

Puesto que Ben lo había hecho más por el bien de la princesa que por él mismo se sentía vacío por dentro y no encontraba sentido alguno en los placeres humanos, el sexo le parecía vacío, las drogas no funcionaban para su sistema como yilian y la bebida era como agua para él y debe saberse que el agua no le es necesario en lo absoluto. Sólo encontraba placer en la compañía social de otros humanos.

Comenzaba a volverse loco, y sólo podía encontrar la cordura en hechizos de portales para mirar desde lejos a Scarlett, él no la miraba como una princesa, sino como mujer y estaba perdidamente enamorado de ella. Aquella tarde, Jeff logro escabullirse desde las alcantarillas del castillo ocultando su rostro bajo un hechizo y lograr no ser visto por algún otro ser, cubrió su cuerpo con una larga túnica negra con los bordes rojos y recorrió un largo camino entre las calles de Madrid, caminando entre los humanos conteniendo la respiración durante largos periodos de tiempo para rehuir del delicioso ahora a sangre y sudor humano.

Al llegar, tocó por respeto a Jeff la puerta de su enorme apartamento.

De camino se encontró con una hermosa chica pelirroja sin aroma alguno, algo que lo desconcertó con  gran locura. Su mirada quedó en ella un largo tiempo, algo que ella notó en seguida.

-¿Te puedo ayudar en algo?- dijo ella con su dulce voz.

-¿Cuál es tu nombre? si puedo preguntar claro esta y no la incomodo en lo más mínimo.

-Mi nombre es...

Aquella hermosa chica no término de hablar debido a que fue interrumpida por la presencia de Mefistófeles, quien había tomado una apariencia totalmente distinta.

  Mefistófeles  no dijo absolutamente nada, con una simple mirada bastó para poner a jeff en su lugar y aclararle que la chica pelirroja no era una presa.

-Lo lamento señorita, he sido muy inoportuno al haber preguntado tal información con sumo descaro. Me disculpo y le deseo una excelente tarde- Jeff tomó la mano de la chica y la beso delicadamente solamente para irritar a Mefistófeles.

Y siguió su camino.

Ben, abrió la puerta y dejo pasar desconcertadamente a Jeff. La barba de Jeff había crecido y tenía restos de comida, su cabello dorado estaba demasiado despeinado y largo, él no tenía camisa.

-¿Qué te trae por aquí?- preguntó Ben temiendo que fueran malas noticias, debido a que acordaron no volver a verse a no ser que algo extremadamente grave pasara.

-He venido a entregarte esto- dijo Jeff mientras le tendía un trozo de listón negro que llevaba debajo de la enorme túnica negra.

Ben sabía perfectamente de lo que se trataba.




Una vez estando solo, Ben se vistió lo más rápido posible y voló hasta el castillo Sutton evadiendo la guardia real desde los aires. Visualizó la ventana abierta de Scarlett y sin dudarlo entro en su cuarto, Ben había madurado y no tenía más pensamientos de niño pequeño.

La miró, se veía tan indefensa y el pesado maquillaje negro que llevaba sobre y por debajo de los ojos estaba corrido debido a las saladas lagrimas que se habían secado gracias al aire. Ben sabía el riesgo que corría si Scarlett le pillaba, todo su sufrimiento sería en van y el sacrificio no hubiera servido. Pero aun así el tenía la necesidad de verla.

Se sentó a su lado sumiendo la cama y retiró mechones de cabello de su rostro y le besó rápidamente.

-Hice a tu padre pasar un infierno y lastime a tu hermana, pero eso no te importa, y es por eso que te admiro.

Rubén se encontraba camino a la habitación de Scarlett restandole tiempo a Ben para estar a lado de su amada. Cuando Ben sintió la presencia del Yokai con toda la tristeza de su corazón se alejó de Scarlett y se quedó debajo de la cornisa de la ventana observando como Ruben se acercaba a Scarlett y besaba su mejilla mientras le acariciaba su largo y negro cabello.

-Esta no será la última vez que te veré el rostro, lo prometo- decía Ben mientras celaba a la princesa desde lo lejos.





Como el Fénix  #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora