XVI

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El sonido de caballos fuera del castillo me desconcertó por completo.

Era la hora, los ojos de Jeff estaban desorbitados , también sabía de lo que se trataba.

-Apestas a Yokai, espera, ¿dónde has encontrado a Rubén? No sabía que siguiera vivo.

-¿Lo conoces?

-Era uno de los Mantis, pensé que había muerto.

-Debemos bajar, están esperándonos.

-Te están esperando a ti.

-Como sea.

Salí de mi habitación acompañada de Jeff en todo momento.

Al llegar a los jardines del castillo encontramos a los jinetes esperando a la futura reina del inframundo.

Estos jinetes cabalgaban en enormes caballos y ciervos negros, sus ojos de color rojo intenso penetraban tu alma en busca de recuerdos impuros. Los acompañaban otras criaturas, los perros del infierno, enormes perros negros con grandes ojos rojos y colmillos que goteaban sangre, se decía que la presencia de estas criaturas anunciaban la muerte inminente del rey.

Había sido demasiado pronto, anunciaban el inminente futuro al que yo estaba destinada, y aunque parecía estúpido no estaba del todo preparada para aceptar un cargo de tal magnitud, pero sino era yo ¿quién mas sería?

Jeff me guío hasta el laberinto hecho de arbustos donde se encontraban aquellos impotentes jinetes.

Los cuatro bajaron de sus corceles haciendo ruido al caer sus pesados cuerpos al fino césped y se hincaron al verme.

-Mi reina, venimos aquí con solo un propósito al que estamos destinados por el resto de la eternidad, aquel destino escrito en el libro sors . Nuestra estancia aquí es para avisarle como ya sabe la muerte de su padre. Senex autem mille annis ha predicho la muerte de su padre dentro de dos semanas, tal y como lo dice el libro sors nos quedaremos merodeando el castillo hasta que el día llegue.

-Gracias por su estancia aquí, sean bienvenidos a mi castillo, así mismo agradezco su apresurado aviso y espero que su estancia aquí sea lo mas cómoda posible.

Uno de los guardias del castillo invito a pasar al recibidor a los cuatro jinetes y a los dos perros del infierno.

Yo, por otro lado me quedé vagando entre el laberinto, al llegar a una de las esquinas sin salida pude observar a mi padre con la mors pugione, la daga de la muerte.

-¿Padre?- llamé su atención a lo cual el se giró para verme.

Comenzó a acercarse a mi para abrazarme cuando lo sentí, la daga de la muerte había penetrado mi pecho .

La hoja de la daga comenzó a calentarse tanto que pude sentir como mi carne se cocía lentamente y el veneno entraba en mi sistema sanguíneo. Este era mi fin.


Externo

Los ojos de la princesa del inframundo se inyectaron de sangre, su padre rompió en llanto al ser consciente de la atrocidad que había cometido contra su única hija conocedora de aquel gran poder que comenzaba a adquirir.

Lo que no sabía aquella princesa era que las palabras que había dicho contra su padre una noche anterior, ala hora de la cena para ser más precisos le habían hecho recapacitar a su padre sobre su poder de llegar al reinado con tanta facilidad.

Sangre azul rey brotaba de la boca y ojos de la princesa quien, ahora se sentía mareada.

Un "Lo siento" salió de la boca de su padre quien tomó la cabeza de la princesa con su mano libre, de haber estado bien ella hubiera apartado la mano de su padre antes de que la situara en su cabeza.

De un momento a otro el Yokai y Jeff aparecieron de la nada al sentir el dolor de la princesa en el aire, ambos observaron con recelo la acción del rey.


Como el Fénix  #Wattys2018Où les histoires vivent. Découvrez maintenant