veintiuno - 1923

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veintiuno – 1923

            Las cosas habían comenzado a ponerse un poco extrañas y tensas mientras su tiempo en el Manicomio pasaba.

Harry estaba demasiado enganchado viendo a Louis para notar a la pequeña niña al principio. Su reunión anterior había sido a las tres de la mañana afuera de su celda, y Harry tenía que verla, hasta ese día en particular cuando vio a la pequeña niña oculta detrás del arbusto a su derecho. Estaba soleado afuera, y las enfermeras finalmente les habían permitido salir otra vez, por lo que una gran cantidad de pacientes habían elegido dar un paseo en el jardín. Harry trató de mantener su distancia de todos, incluso de la anciana sentada en el banco frente a ellos, hablando sola con los ojos bien abiertos.

—¿H-Harry? —graznó Louis, con una sensación de terror en su voz—. Yo- yo tengo que irme —anunció el chico más pequeño, agachando la cabeza por la vergüenza. Harry lo miró confundido, pero decidió que era mejor no molestar a su bebé ahora que estaba tan frágil.

—¿Por qué, cariño? —preguntó Harry suavemente, presionando sus labios contra la frente del chico más joven.

—Mi- mi- una enfermera me dijo en el almuerzo que el doctor tenía que verme después del almuerzo, y- y tengo que irme, Harry —explicó Louis, ocultando su rostro en sus manos. Estaba tan asustado de que Harry fuera a estar decepcionado de él por dejarlo de esa manera, al igual que su padre actuaba cuando Louis no obedecía sus órdenes, lo que sucedía en raras ocasiones, pero las suficientes como para provocarle experiencias traumáticas.

—Pequeño, yo- —dudó Harry, mordiendo su labio inferior, que estaba pintado de blanco debido a su "máscara". Afortunadamente, nadie había considerado preguntarle por qué siempre pintaba su cara así- incluso si tuvieran los resultados deseados. Los doctores y las enfermeras siempre asumieron que era una manera de expresarse, por lo que era una de las principales razones de que no lo molestaran tan a menudo. Además, estaba demasiado asustado de dejar a Louis a solas con ese doctor de nuevo, la última vez que los encontró Louis estaba recibiendo una terapia de electrochoques, y Harry no podría volver a vivir eso—. Voy a estar esperando afuera de la sala, princesa, no voy a dejar que nadie te haga daño.

—P-Pero, ellos– no te dejarán Harry, ellos te harán-

—No me importa —respondió Harry secamente, poniendo fin a la conversación—. Tú eres mi rey y yo me he jurado a mí mismo qué voy a sacarte de este lugar sin hacerte daño. Te amo, mi dulce cielo —las manos de Harry se deslizaron alrededor de Louis abrazándolo con fuerza para llevarlo a su regazo. Trató de ignorar cómo los gritos de la anciana estaban convirtiéndose lentamente a más y más fuertes cuando se fijó en ellos durante un momento tan íntimo suyo—. Eres la flor más bonita en la que he puesto mis ojos en... —murmuró Harry, por lo que solo los dos podían escuchar, ya que las personas dementes que estaban en el mismo jardín que ellos no podían posiblemente entender el amor y el afecto que sentían el uno por el otro. Lentamente y con cuidado, el chico mayor metió las manos dentro de la camisa de Louis para frotar su barriga con dulzura, luego atrayendo la atención a sus bonitos y rosados, pezones sensibles.

Inmediatamente, Louis retrocedió como un gato- gimoteando, lo que sonaba más como un grito de ayuda— N-No lo hagas, Ha-Harry, e-ellos t-tocaron y- y me dolió y lo siento, p-pero-

—No, no, princesa, eso está bien, no voy a tocarte, lo prometo- y yo- no voy a castigarte cariño. Nunca te castigaría porque eres la más dulce, bella princesa en el mundo, y tú eres todo mío y nunca voy a dejar que alguien te toque o te castigue o incluso piense en hacerte daño, pequeño.


A pesar de que Harry no le había dicho a Louis, se las arregló para esconderse afuera de la puerta del doctor, en una posición en la que no podía ser visto pero podía escuchar y ver lo que estaba sucediendo a la perfección.

Sweeter Than Heaven |l.s.| EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora