Capítulo XXX

10.7K 922 61
                                    


Hell Capobianco había afrontado situaciones duras en su vida. La mayoría de estas habrían matado a la gente corriente, bien por el peligro que acarreaba, bien por las consecuencias posteriores. Pero esta... Esta era sin lugar a dudas una de las más apabullantes. Ni siquiera tras la muerte de su padre se había sentido tan miserable.

Babe gritaba. Gritaba y lloraba. Estaba histérica. No podía respirar con normalidad y esto asustaba en demasía a su tío Jack, que le pedía que se calmase, que todo iba a salir bien. Taylor conducía sin decir una sola palabra. Casi una docena de coches de la Familia los seguían. Aún así, nada garantizaba que la policía no los interceptase al girar la calle.

-¡No puedo creer que nos esté pasando esto! - chillaba - ¡Más de veinte años luchando por sobrevivir para quemarlo todo en una noche! ¡Maldita sea, Henry, ¿qué has hecho?! ¡¿Qué has hecho?!

No se atrevió a decir una sola palabra. Mantuvo su mano unida a la de Kiara mientras la angustia lo derribaba ladrillo a ladrillo.

-¡Que Dios te perdone! ¡Nos has matado a todos! ¡¿Me escuchas?! ¡Nos has matado a todos!

-Tranquilicémonos, ¿de acuerdo? - Jack puso una mano en su hombro.

-¡No me calmo!

León, que estaba sentado frente a Kiara y Hell, tenía una expresión consternada en el rostro, como si pensara, ¿qué diantres le pasa a esta mujer? Lo mismo pensaba su hermana. Babe siempre había sido muy serena. Entendía la situación de desespero pero no era el momento de ponerse como una loca. Hell no tenía la culpa.

-Babe, necesito que te calmes. No podemos permitirnos ahora llevarte a un hospital por un ataque de ansiedad.

Su cuñada acabó calmándose a pesar de la inmensa pena que la mataba por dentro.

-Tenemos que salir del país cuánto antes. Llevamos un millón y medio en metálico y tal vez podamos sacar algo de las cuentas, si es que no las han cerrado todas ya.

-¿Y DD? - preguntó Tears.

Jack se quedó callado unos segundos. Sacó el móvil, le dio varias vueltas en la mano y volvió a guardarlo.

-Volveremos a por él, lo importante ahora es...

Nada de lo que dijo Jack Golding pudo apaciguar el llanto de Tears, y de nuevo, el de Babe. Enloquecieron. ¿Cómo que volverían a por él? ¿Cuando? No iban a marcharse a ninguna parte sin el bebé, no lo harían. Antes morirían.

-¡Deja de ser tan egoísta! ¡Piensa en tu hijo! - Jack empezaba a perder los papeles también - ¡¿No estará mejor en una familia normal, lejos de las persecuciones y el peligro hasta que podamos protegerlo?!

-No podemos dejarlo aquí – contestó Hell, tajante -. Somos una familia, si nos separamos...

-Tal vez debiste pensar eso antes de montar este desastre.

-Deja de decir gilipolleces antes de que te parta la cara – Hell apretó con más fuerza la mano de Kiara -. No nos vamos sin el niño.

Jack arqueó una ceja. Seguía elegante con el traje manchado de sangre.

-Yo os he sacado de esa cárcel y yo decido dónde, cómo y cuando nos vamos. Ni tú estás en condiciones de mantener esta Familia ni tu madre lo está. Si DD levantara la cabeza se arrancaría los ojos.

-¡No te atrevas a hablar de mi padre!

Hell estaba indignado. Habían sido tantas veces las que había sabido que no debía dejar que Jack se acercase tanto, que no estaba bien. Si su padre había estado enfrentado a él durante toda su vida era por algo. ¿Por qué ellos habían dejado que entrase en su casa?

Éxtasis (Saga Adrenalina II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora