Capítulo 9

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Citlalli


Me quedé sorprendida por el beso de Kimberly. ¡Dios que bien se siente sus labios! Por un segundo me quedé hipnotizada por ese beso queriendo más pero de repente se separó y me queje, quería más de sus ricos labios así que me abalance sobre ella y la empecé a besar con más intensidad.

Comencé a besar su mandíbula sin saber cómo lo hacía o porque, solo tenía la urgencia de hacerlo, siento que sus manos aprietan mis muslos, estaba a ahorcajadas sobre ella, un gemido escapo de su boca.

Que gemido tan rico acaba de soltar.

Ese gemido despertó algo en mí, algo salvaje, algo tan divino, sentí como me iba mojando poco a poco con este beso, aproveché ese momento perfecto para meter mi lengua, nuestras lenguas chocan entre sí, mis deseos de querer más de ella fueron grandes que metí mis manos debajo de su blusa.

¡Dios que senos tan grandes!

Nunca había llegado tan lejos con una chica pero con ella. Con ella es diferente. Con ella quiero todo. Kimberly empezó a besar mi cuello, un gemido se escapó, con eso quitó mi blusa con facilidad y experiencia, me sentí sonrojar al ver que ella me miraba con deseo y granas de tocarme, el encanto acabo cuando dijo.

—¡Oh, Citlalli! Son tan hermosas — Dice refiriéndose a mis senos y luego me mira — Que no te de pena cariño — Acaricia mi mandíbula — Aparte ya casi serás mi chica — Justo en ese momento apareció Alexandrin en mi cabeza.

Solo serás la chica de una noche para ella Dijo Alexandrin.

En ese preciso instante surgió la duda, la que tanto temía que fuera cierto, la razón por la que he estado así. No debía dejar que eso avanzara más pero no estaba segura si eso lo que me dijo mi prima es cierto. Ella le conoce hace tiempo y yo hace poco.

¿Qué tal sí solo se acostaba conmigo para luego dejarme tirada?, por esa pregunta en mi mente paré sin perder tiempo me separé de ella.

— ¡Basta, Kimberly! ¡No! recuerda que tu madre está y no sería lindo que nos viera así — ¿Acabo de mentirle?

— ¡Claro! Claro, tienes razón corazón — Dice con nerviosismo — ¿Qué te parece sí te llevo a tu casa? — Pregunta levantando la mirada de mis senos — Tengo muchas cosas que hacer — No comprendía su actitud.

¡Oh no! ¡Está volviendo a pasar! Renata siempre me decía eso, tan rápido Kimberly se aburrió de mí. No soy su tipo.

Algo se quebró en mí, las ganas de llorar son inmensas, el deseo de no haberla conocido surgieron dentro de mí. Renata aparecía y desaparecía en mi mente, los recuerdos invadieron mi mente como una metralleta. Lo que tanto sufrí. El deseo que fuera diferente.

No te vas a quebrar, sé fuerte.

Mi corazón late lo más rápido que puede y se lo permito, si no en estos momentos estuviese llorando desconsoladamente. Me bajo de encima de ella y empiezo a buscar desesperadamente mi playera.

¿Dónde la habrá tirado? Pregunto mirando a todas partes en busca de la playera.

La desesperación y las lágrimas nublaban mi vista, no la vía por ningún lado, estaba desesperada con el deseo de desaparecer de la vista y vida de Kimberly. No quiero ser lastimada nuevamente por alguien que acabo de conocer, eso sería lo bastante vergonzoso, antes de empezar me está lastimando.

Miro hacia la mesa a un lado de la cama y caminé hasta allá evitando a toda costa de ser tocada por ella, sabía que me derrumbaría en cualquier momento, ser atropellada por los pensamientos y emociones recientes es lo peor que puede pasar en esta vida. Me la puse rápido para salir de allí.

Mi amor detrás de una barraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora