Capítulo 38

322 25 2
                                    

Kimberly

Sé que evitar a Citlalli no es lo mejor por los momentos pero tampoco es bueno tenerla cerca de mí cuando su madre está muy enojada y confundida, realmente no quiere aceptar que su hija le gusten las chicas y que esté conmigo amándome, darle espacio y tiempo es lo mejor que puedo hacer ahora, quizás ella no lo sepa pero lo va a entender una vez que vea que estoy huyéndole.

Alexandrin me llamó y me pidió que hablara con ella a pesar de todo, ella no tiene la culpa, realmente ninguna de las dos pero sé que Citlalli se está culpando ahora mismo sobre eso y debo detener esos pensamientos de culpabilidad ahora mismo. Dejaré que descanse bien, tal vez mañana la llame para aclarar las dudas y dejarle saber que ninguna tuvo la culpa de lo que pasó hoy.

Por otro lado, está Isabelle, su asistencia en la casa se me está haciendo fastidiosa y algo cansona, no deseo verla más por lo que debo enfrentar hoy a mi madre para saber el porque está haciendo eso. Por los momentos no puedo hablar, el bar está algo lleno y detenerme ahora mismo cuando estoy caliente y puedo servir diez tragos al mismo tiempo no sería bueno para mi racha desde que llegue.

Hoy la asistencia es más mujeres que hombres, es algo bueno para nosotros porque son las mujeres que arrastran a los hombres a lugares como estos, también las lesbianas y bisexuales vienen solo por la fama que hemos creado entre Citlalli y yo, en cada trago que sirvo preguntan por ella y tengo que decirles que está haciendo tarea, que para la próxima la tengo aquí y entre mis brazos.

No puedo evitar no coquetear, me sale natural pero desde que estoy con Citlalli he cambiado un poco esa naturalidad en mí, es por el bien de las dos o más bien el mío si quiero conservar a Citlalli en mi vida. No estoy acostumbrada a perder, aunque debería considerando que he perdido más de lo que se debe en esta vida y de las peores formas de las que te puedas imaginar.

—Hola, guapa ¿Me puedes servir un Martini? — Me pregunta una chica pelirroja alta.

—Por supuesto — Le sonrío amablemente.

—¿Te diviertes? — Pregunta mientras vierto su bebida.

—Claro — Vuelvo a sonreír divertida.

—¿Podrías salir conmigo cuando termine todo? — Me pregunta un tanto atrevida.

—¡Uhm! — Me inclino sobre la barra y me apoyo con mis codos — No puedo, saldré muy tarde — Respondo.

—Entonces... — Hace lo mismo y estamos peligrosamente cerca — Acéptame el desayuno — Sonrío mordiéndome el labio.

—¿Desayuno? — Asiento varias veces intentando comprender esto — ¿Tienes novia?

—¡Oye! Solo te estoy invitando, es el primer paso para algo más — Me guiña un ojo y sorbe un poco de su bebida — Si tuviera novio o novia no te invitaría el desayuno ¿No crees? — Asiento en acuerdo.

—Tienes razón — Me apoyo con las manos sobre la barra — Yo tengo novia y no sé si pueda ir a desayunar contigo que no sé siquiera tu nombre — Me río y alguien pide una cerveza, la busco y se la sirvo.

—¿Tengo que pedirle permiso para que te deje ir a tomar un café con una pelirroja desconocida? — Me pregunto y vuelvo a reír, esta chica es muy graciosa.

—¿Crees querer recibir muchos insultos y unos golpes por eso? — Se tapa su boca fingiendo estar sorprendida.

—¿Celosa? — Nos reímos, escucho unos carraspeos fuertes.

—¿Interrumpo el momento de coqueteo indiscreto? — Miro a Isabelle de mal gusto.

—¿Qué quieres? — Pregunto fastidiada.

Mi amor detrás de una barraWhere stories live. Discover now