Capítulo 19: Negando apariencias

708 53 8
                                    

—Y creo que nada más. —concluyó el doctor.

Suspiré y aparté despacio la mirada del techo blanco. Me erguí de la silla de cuero. Asentí y sonreí, y él me copió. En esos momentos ya no existían los nervios, el despacho de Richard depuró mi dolor interno.

Quizás estuvimos una hora, sin exagerar, hablando de cosas que me eran completamente indiferentes, pero que sin saber por qué eran entretenidas.

—Ya me irás diciendo que tal va con Andrea.

Hostias... pero cállese joder. Ya me había olvidado de Andrea y vivía feliz en el país de las pesadillas.

—Sí... —musité con la sonrisa más falsa del mundo. —Lo haré.

Me levanté una vez él me dijo que podía retirarme. Yo habría estado sentada charlando más tiempo, pero al parecer el doctor tenía que visitar a más pacientes. Y una vez estuve en la puerta, abriéndola para salir, el último comentario apareció flotando el aire:

—Sky, recuerda que hoy debes visitar a Kepler.

... Richard..., ya vale. ¿Usted me odia, verdad?

¡Cállese, por favor, cállese! Esto no.

No.

Las drogas son malas y encontrarme con Josh otra vez también.

¿Usted no me quiere, verdad? No me haga sufrir tanto. No me recuerde también la visita con Kepler. Yo era feliz en el país de las pesadillas, otra vez.

—Sí... —volví a musitar, pero esa vez sin sonrisa. —Es verdad.

Asintió orgulloso de mi respuesta y yo con el rostro dolido cerré la puerta.

El largo pasillo quedó frente de mi, esperando a ser cruzado. No pude evitar decaer de ánimos.

A veces es mejor vivir en la ignorancia. Pero a Richard ese rollo no le va.

Andrea y Kepler. Disgustos y drogas.

Bien, vamos bien. Y con él haciéndome de secretario aún mejor.

Comencé a caminar por mi largo sendero de pensamientos; a pasos cortos llegué a recepción, donde otra vez la gente se quedó estática esperando a que yo me fuera para continuar hablando.

Ellos también mentían. Era un plató de teatro falso, malo y barato. Se ocultaban en apariencias cuando me veían aparecer. ¿Se daban cuenta de que yo me daba cuenta, o cómo va la cosa?

Pero me limito a desaparecer, como la arena en el viento. Largarme de los problemas y evitar solucionarlos con respuestas complicadas.

Una vez en las escaleras, luego de cruzar recepción y otro pasillo largo después del desvío a mi habitación, subí al primer piso.
Y arriba se respiraba más concentración de gente, pero parecían estar en otros mundos.

Esas personas no parecían querer ocultarse, ni parecían tener ánimos de algo. No existía apariencia.
Formaban una fila torcida, desproporcionada y, sobre todo, larga. Avanzaban pasito a pasito, con el rostro y el gesto rígido; parecían ser dirigidos como si alguien los obligara. ¿Ellos estaban así por gusto?

Si es que yo ya lo digo. Esos medicamentos no son buenos.

Miro por delante de mí y me encuentro con que aún nos queda camino, y yo me desespero. Necesito avanzar.

Despacio me cuelo entre las altas personas, aprovechando mi estatura mínima. Doy zancadas y me pego lo máximo posible a la pared. Me escondo de las miradas, agachada, y consigo adelantar.

Paradise [No corregido]Where stories live. Discover now