Capítulo 22 [1/2]: Zona roja

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Mantuve el silencio, agachada. Mientras yo pensaba en un plan de escapada, las luces se iban abriendo lentamente, dándome un margen de ligera ventaja sobre los personajes que comenzaban a entrar.

Fui capaz de ver dónde me había metido; rápidamente tuve que moverme, y escogí entrar en un extenso y complicado laberinto de cajas que me superaban varias cabezas de altura. Sentí pánico, e incluso agobio, pero me vi obligada a reprimirme y continuar corriendo.

Pero casi al momento dejé de saber dónde me ubicaba. No sabía si seguir adelante, volver atrás o moverme hacia los lados.

Entonces ellos hablaron.

Las voces eran roncas, toscas, y una en concreto tenía acento extranjero. Escuchaba sus pasos, sus zapatos de suela gruesa picaban contra el suelo gris, sucio. Ir en calcetines evitaba que yo pudiera hacer ruido al andar.

Cogí aire. Estaba cargado de polvo, era difícil respirar. Y su olor no era diferente, no obstante, un leve aroma se mezclaba en él, un aroma raro en ese lugar. Alcohol etílico.

-Desplegaos. -ordenó la voz extranjera. -Quiero la zona vigilada.

Tuve un mal presentimiento. Miré a los lados, mis caminos bloqueados. No podía avanzar ni retroceder, y mucho menos esconderme en un pasillo totalmente recto, sin incisiones entre caja y caja.

Y la iluminación apareció al mirar al cielo.

Skyler, sé que nunca has escalado una caja.

—¡Moveos, vamos! —gritaron.

Pero ahora puede ser un buen momento para tachar eso de tu lista de cosas que hacer antes de morir.

—Tú por ahí.

Y a partir de ese momento el tiempo dejó de contar. Se aproximaban.

Me aproximé a la pared, sin dejar de mirar dónde debía llegar con un simple salto. Yo no era una chica atlética, apenas sabía si mi "fuerza" podría soportar mi peso.

Aunque no pude pensármelo ni un segundo más. Cogí aire. Cerré los ojos y agaché la cabeza, dándome los últimos ánimos.

Skyler... sé que nunca has escalado una caja, y mucho menos de un salto con una sola oportunidad...

Pero oye, no te metiste aquí sabiendo que no te pasaría nada.

Apreté los puños y volví a fijar mi vista en la cumbre. Y sin pensar di un salto fuerte.

Sinceramente no se ni como lo hice no como pude llegar arriba. Solo recuerdo un dolor intenso de manos, un dolor punzante en los músculos del brazo, y una gran fatiga una vez llegué arriba.

Ayuda divina o lo que sea eso, pero sé que si alguien me hubiera obligado no habría sido capaz de hacerlo.

Me senté y solté el aire que había estado reteniendo. Por un momento me vi a salvo. Ahí arriba en verdad podría estar a salvo.

Mi espalda estaba cubierta por una de las cajas, no me podían ver por el otro lado. Y por delante también era difícil, apenas necesario que me escondiera. Pero una vez vi asomar por el pasillo a un hombre con una ametralladora en las manos, me agaché hasta quedar estirada.

Me creí alfombra durante unos largos minutos.

Tenía el corazón en el mano, nunca antes había pasado tanto miedo.

El señor cruzó el pasillo con un aire vacilante, miraba adelante y por suerte no tuvo tentación de mirar arriba. Cuando estaba a medio camino, sacó su móvil y se comunicó con los otros.

Paradise [No corregido]Where stories live. Discover now