Capítulo 42: Punto de no retorno

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Me quedé inmóvil entre la entrada del edificio y la salida al patio. No sé qué le iba a decir Richard a mi nuevo guardaespaldas, pero no parecía muy contento con él, igual que yo.

Estaba pensando en las consecuencias y lo peor era que el extraño llamado Kalas estaría metiéndose por donde yo fuera hasta que Tom Thomson volviera con la orden.

Y con la orden tendría que irme obligatoriamente.

Con la posibilidad de que las cosas salieran muy mal, al pensar en eso un temblor me recorrió el cuerpo de arriba a abajo.

Crucé los brazos con intención de calmarme. Ni siquiera era capaz de imaginar qué pasaría si los del FBI fueran mala gente. Aunque teóricamente eran los buenos.

¿Pero y si sus intenciones no lo eran?

—Gabriel… —le llamé, y el chico se puso a mi lado. —¿Qué crees que significa lo que acaba de pasar?

—Que nunca sabes lo que puede suceder.

No me sorprendió su respuesta y sonreí.

—Me refiero a lo de ese hombre… ¿Qué crees que quiere el FBI?

—Hm… pues... —murmuró, frunciendo los labios. —No quiero decir nada, porque cabe la posibilidad de que no sea bueno.

—¿Pero no tienen que protegerme?

—Hace muchos años que dejaron de hacer bien su trabajo, Sky… Fuera de este lugar nada es como debería ser.

Mi rostro se ensombreció y lentamente subí mi mano para tocarme la frente con pesadez. Me comenzaba a doler la cabeza solo con imaginar qué me podría suceder.

Me estaba dando cuenta de que me veía sin soluciones. Y para mi nuevo super cerebro, eso de no tener soluciones, parecía provocarle dolor de cabeza.

Tanto si me iba de ese lugar como si me quedaba, mi destino podría ser la muerte. Y eso la verdad es que no era alentador.

—¿Crees que ellos también quieren saber eso que no recuerdo? —le pregunté.

—Son unos interesados. Si no quieren eso, no sé qué buscan de ti. —me respondió. Comprendí que era que sí.

Es que… claramente. Qué iba a ser sinó. Qué iba a ser. Es lo que buscan todos. Es lo que estoy odiando yo. Eso. Eso que se llama vida.

Todos quieren mi maldito pasado.

Y lo peor es que todo parece ser malo por culpa de lo que fuera que yo hiciera años atrás. ¿Quién era? Recuérdalo, maldita memoria.

Y entonces callé ahogando un grito al sentir un punzante y fuerte dolor en la frente.

Era tan típico ese dolor que ni siquiera me preocupé por él, solo esperé y se fue cuando dejé de pensar. No era agradable que cada vez que intentara forzar un recuerdo me pasara eso.

—¿Y por qué le has preguntado tanto sobre esa chica al doctor Vernon? —dijo entonces el chico, iluminandome como si en mis pensamientos hubiera aparecido la solución.

Me había olvidado por un momento.

Ella.

—Es cierto. —dije. — Puede que esté aquí. Que sea ella. —musité en voz alta.

Soportando nuevamente el dolor hice un vago intento de recordar la voz. Yo sabía que siempre que pensaba en algo así la cabeza me ardía hasta el punto de quemarse, pero me daba igual, si ella es la voz ya todo daba igual.

Haría lo que fuera por poder recordar su apariencia.

—Siempre que quiero recordar algo mi cabeza quiere explotar. —me quejé moviéndome hasta el cristal de la pared para sentarme con un apoyo en la espalda. Me había mareado.

Paradise [No corregido]Where stories live. Discover now