Las Ventajas de ser Invisible [Charlie y Tu] -Actualizaciones Lentas-

Parte I - Carta 19

3 de Diciembre de 1991

Querida amiga:

Estábamos sentados en el tejado de la casa de Bob. Había una fiesta, pero nosotros decidimos ser antisociales. Eso fue lo que tú dijiste.

-¿Te gustan los días de fiesta con tu familia? No me refiero solo a tus padres, sino a tus tíos y primos.- Pregunté-

- No realmente.

- ¿Por qué?- pregunté-

- Mi familia es, um, diferente. Mis padres - tomaste una respiración- aprovechan esas oportunidades para presumir de lo que han logrado. Presumen sobre mi y mi hermano. Y hablan de su trabajo. Todo el tiempo. Lo único que me gusta es el viaje.

- ¿El viaje?

- Sí. A la casa de mis abuelos. Todos se reúnen allí en Acción de Gracias y Navidad. Viven en New Hampshire, es lo suficientemente lejos como para ir escuchando música la mitad del camino y durmiendo la otra mitad- reíste un poco-.

- Yo nunca he salido de Maine.-confesé-

- Bueno, tal vez un día puedas ir conmigo a visitar a mis abuelos. El pueblo se llama Weare y aunque hay bastante gente; es muy acogedor. La mayoría se conoce entre sí. Y hay muchos paisajes. De hecho, hay un lugar en especifico. Un gran bosque que está a unos minutos de la casa de mis abuelos. Siempre voy ahí cuando hacen esas reuniones. No soporto oír a mi madre hablar de las medallas que gané o del último partido en el que estuve animando, sólo me voy. Hay una pequeña plaza con tejado en medio de ese bosque. Leo libros cuando estoy allí, o simplemente escucho música, duermo o pienso. Es un buen lugar para pensar. 

- Me gustaría conocerlo.-dije- ¿Y que fue lo que hiciste esta vez en Acción de Gracias?

Ya sabía que te habías ido a la casa de tus abuelos. Pero realmente me interesaba saber qué fue lo que hiciste. Las historias familiares siempre son interesantes.

- Bueno. Llegamos y estuve con mis abuelos mientras mis padres conversaban con mis tíos. Mi abuela hizo tarta de moras -sonreíste-. Ella sabe que es mi favorita. Luego escuché que alguien había llegado y cuando fui a ver era mi hermano. Hacía mucho que no lo veía. Solo hablábamos por teléfono y algunas cartas. Pasamos la mayoría del tiempo juntos. Nos sentamos juntos a la hora de la cena y luego fuimos a "mi lugar" cuando nos aburrimos de nuestros padres. Hablamos hasta la media noche de muchas cosas. Me aseguré de contarle lo mas importante que me había pasado, ya sabes, cosas que no son fáciles de contar por teléfono -dijiste y te entendí por completo-.

- Luego regresamos porque hacía frío y dormimos juntos como cuando eramos pequeños. Al día siguiente el tuvo que irse temprano porque su universidad queda bastante lejos. Mas lejos que la distancia que hay entre Maine y New Hhampshire. Pasé el resto del día viendo películas viejas con mis abuelos. Mis tíos y mis primos se fueron después del almuerzo y antes de regresar fui a "mi lugar" una ultima vez. ¡Oh! Y vi un venado. Lo llamé Max. Pero no le digas a nadie. Es algo que quiero guardar para mi. Y bueno, para ti también. 

Sonreí. 

De veras quiero conocer a Max.

- ¿Y tu que hiciste en Acción de Gracias?-preguntaste-

- Bueno. A mí, personalmente, sí me gustan las reuniones familiares. Por muchas razones. Primero, estoy muy interesado y fascinado por cómo se quieren los unos a los otros, pero en realidad a ninguno le gustan los demás. Segundo, las peleas siempre son iguales. 
Normalmente empiezan cuando el padre de mi madre (mi abuelo) se acabala tercera copa. Es entonces cuando se le suelta la lengua. Normalmente mi abuelo solo se queja de los negros que se mudan a su antiguo barrio, y entonces mi hermana se enfada con él, y mi abuelo le dice que ella no sabe de lo que habla porque vive en las afueras. Y entonces se queja de que nadie lo visita en la residencia. Y al final empieza a hablar de todos los secretos familiares, como cuando el primo tal le hizo un «bombo» a aquella camarera del Big Boy. Probablemente debería mencionar que mi abuelo no oye muy bien, así que dice todas estas cosas en voz muy alta.