Parte I - Carta 29

1K 71 9
                                    

 29 de diciembre de 1991

Querida amiga:

El día después de escribirte terminé El guardián entre el centeno. Desde entonces lo he leído tres veces. La verdad es que no sé qué otra cosa hacer. Sam, Patrick y tu por fin vuelven a casa mañana, pero no podremos salir todos juntos. Patrick va a quedar con Brad en alguna parte. Sam va a quedar con Craig.  Los veré a los tres mañana en el Big Boy y después en la fiesta de Noche vieja de Bob. Espero que no tengas nada que hacer, así podríamos quedarnos en el tejado de tu casa y podré agradecerte por los regalos y preguntarte cómo te fue en tu viaje.

Algo emocionante es que voy a ir conduciendo solo hasta el Big Boy. Mi padre me dijo que no podría conducir hasta que se arreglara el tiempo y, finalmente, mejoró un poco ayer.

He grabado una cinta de varios para la ocasión. Se llama «Mi primera vez al volante». A lo mejor estoy siendo demasiado sentimental, pero quiero pensar que, cuando sea viejo, podré mirar
todas estas cintas y recordar aquellos paseos en coche.

La primera vez que he conducido solo ha sido para ver a mi tía Helen. Ha sido la primera vez que he ido a verla sin que viniera nadie conmigo, ni siquiera mi madre. He hecho que sea muy especial. Le compré flores con el dinero que me han dado por Navidad. Incluso le hice una
cinta de varios y la dejé en la tumba.

Me agrada saber que podría ir contigo y no creerías ni un momento que soy raro.

Le he contado a mi tía Helen todo sobre mi vida. Sobre Sam. Sobre Patrick. Y sobre ti.
Sobre sus amigos. Sobre mi primera fiesta de Nochevieja mañana. Le he contado que mi hermano jugará su último partido de la temporada el día de Año Nuevo. Le he contado que mi hermano se ha ido y cómo ha llorado mi madre. Le he hablado sobre los libros que he leído. Le he hablado de la canción Asleep. Le he contado cuando todos nos sentimos infinitos. Le he hablado de cuando conseguí mi permiso de conducir. De cómo mi madre me llevó en coche hasta allí. Y de cómo yo conduje de vuelta. Y de cómo el policía que me examinó no tenía pinta rara y ni siquiera tenía un nombre raro, lo que me pareció genial.

Recuerdo que, cuando estaba a punto de despedirme de la tía Helen, me eché a llorar. Uno de esos llantos auténticos, además. No un llanto de pánico, cosa que hago a menudo. Y le prometí a la tía Helen que lloraría solo por cosas importantes, porque no quiero que llorar con tanta frecuencia haga de menos el llanto por la tía Helen.

Después le dije adiós y conduje de vuelta a casa.

Leí otra vez el libro esa noche porque sabía que, si no lo hacía, probablemente me echaría a llorar otra vez. De pánico, me refiero. Leí hasta que quedé completamente agotado y tuve que
dormir. Por la mañana, terminé el libro e inmediatamente después empecé a leerlo otra vez.

Cualquier cosa con tal de que se me fueran las ganas de llorar.

Porque se lo había prometido a la tía Helen.

Y porque no quiero empezar a pensar otra vez. No de la forma en que lo he hecho esta semana.

No puedo volver a pensar.

Nunca más.

No sé si alguna vez has sentido algo así. Que querrías dormir durante mil años. O simplemente no existir. O no ser consciente de que existes. O algo parecido. Creo que querer eso es muy
morboso, pero yo lo deseo cuando me pongo así. Por eso estoy intentando no pensar. Solo quiero que todo deje de dar vueltas. Si esto empeora, tendría que volver al médico. Las cosas se están poniendo feas otra vez.


Con mucho cariño,

Charlie

Las Ventajas de ser Invisible [Charlie y Tu] -Actualizaciones Lentas-Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang