Parte I - Carta 22

1.1K 81 16
                                    

19 de diciembre de 1991

Querida amiga:

Desde mi última carta he recibido pantalones «de vestir» de segunda mano. También he recibido una corbata, una camisa blanca, zapatos y un cinturón viejo. Supongo que mi último regalo en la fiesta será una chaqueta, porque es lo único que falta. Me han dicho mediante una nota escrita a máquina que lleve todos los regalos puestos a la fiesta. Espero que haya algo detrás de esto.

Lo bueno es que a Patrick le gustaron mucho todos mis regalos. El regalo número tres fue un estuche de acuarelas y papel. Me pareció que podría gustarle tenerlas, incluso si no las utiliza. El regalo número cuatro ha sido una armónica y un libro sobre cómo tocarla.

Probablemente parezca el mismo regalo que las acuarelas, pero es que pienso que todo el mundo debería tener acuarelas, poesía magnética y una armónica.

Mi último regalo antes de la fiesta es un libro llamado El alcalde de la calle Castro. Es sobre un hombre llamado Harvey Milk, que fue un líder gay en San Francisco. Fui a la biblioteca cuando Patrick me dijo que era gay, e investigué un poco porque sinceramente no sabía demasiado del tema. Encontré un artículo acerca de un documental sobre Harvey Milk. Y, como no pude encontrar el documental, busqué su nombre y encontré este libro.

No lo he leído, pero por su descripción parece muy bueno. Espero que a Patrick le diga algo. Me muero de ganas de que llegue la fiesta para poder darle a Patrick mi regalo.

No te había contado esto, pero a mi madre le gusta mucho decorar el árbol de navidad. Ella preparó chocolate caliente con malvaviscos esta vez, lo cual me recordó mucho a la última vez que pasamos juntos en mi casa antes de que mi hermana lo arruinara.

Me siento mal por hablar -o escribir- sobre mi hermana de esta manera pero últimamente la he visto con "Colita de caballo Dereck" en los pasillos de la escuela, y en la puerta de los baños, y en el Centro de Nutrición y en todos lados. Cada vez que los veo juntos no puedo evitar recordar aquella vez en la que "Colita de Caballo Dereck" golpeó a mi hermana.

De todos modos, te contaba que había chocolate caliente. ¡Y Malvaviscos!. Estaba sentado observando a mi madre y a mi hermana escogiendo los adornos del árbol cuando de pronto me encontré a mi mismo levantándome del sofá, rumbo a mi habitación. Me puse mi chaqueta mientras bajaba las escaleras y dije que iría a dar un paseo.

Mientras caminaba recordé mucho a mi mejor amigo Michael. Y me sentí muy triste. Pero traté de hacer que no se notara en mi expresión porque habían unos niñitos jugando cerca que me estaban mirando fijamente.

No fue hasta que vi tu balcón cuando me di cuenta que había caminado hasta tu casa. Me sorprendí un poco, pero no demasiado. Hace mucho que no hablamos y quería verte. Sabía que eventualmente iría a tu casa. Yo solo, no esperaba que fuera tan pronto.

Llamé un par de veces a la puerta, pero nadie respondió. Sin embargo estaba seguro de que tú estabas allí, podía oír a Guns N' Roses como si estuviera en su concierto en ese preciso momento por la intensidad del volumen.

Llamé mas fuerte a la puerta y luego me di cuenta de que probablemente lucía como un lunático y decidí parar. Luego vi unas plantas trepadoras enredadas en lo que parecía mi modo de llegar a tu habitación sin ingresar por la puerta. El camino hacia arriba la pasé orando por no caerme. Literalmente, estuve orando en voz alta. No es como si alguien fuera a escucharme de todos modos. El volumen de tu música no lo permitiría. Me dije a mi mismo que miraría hacia abajo, pero en el ultimo escalón no pude evitarlo.

Y fue una mala idea.

Finalmente logré subir al tejado de tu cochera. El camino a tu balcón fue relativamente fácil. Antes de ingresar completamente me tomé un momento para ver qué estabas haciendo y procesar el hecho de que acababa de meterme a una casa ajena sin permiso. ¡Trepando a tu cochera!

Estabas cantando con un marcador simulando un micrófono. Parecías muy feliz. No quise interrumpir, así que me quede allí. Esperando a que terminaras para poder ingresar.

Pero me notaste antes.

Y te asustaste.

Mucho.

Tiraste el marcador a un lado, bajaste el volumen de la música y sentí como si estuviera sordo por un momento hasta que hablaste.

-¿¡Charlie?! ¿¡Qué haces aquí?!
- Hola, Savannah.

Parecía como si quisieras decir algo pero luego cambiaste de opinión y querías decir otra cosa. Al final solo sonreíste.

- Hola, Charlie.

Sonreí también, pero luego no supe que decir. Se sentía como si no hubiéramos hablado por años pero solo fueron unos días.

Entonces se me ocurrió algo.

- Es Patrick.
- ¿Patrick?
- Patrick es mi amigo secreto.

No sé cómo fue posible, pero sonreíste aún más. Y me abrazaste y yo te abracé devuelta.

Cuando te separaste ya no sonreías.

- Ven conmigo.

Salimos de tu habitación por el balcón. Caminamos sobre el techo de tu cochera y comenzaste a trepar aún mas alto.

- ¿Savannah?
- ¿Si, Charlie?
- ¿Piensas ir al tejado de tu casa?
- Si. No seas miedoso. Lo hago todo el tiempo. Sólo sube. Tengo algo que mostrarte.

Luego de un arduo esfuerzo de mi parte para llegar al tejado de tu casa, lo primero que hice fue sentarme y respirar.

- ¿Charlie, estás bien?

Te dije que sí y te recostaste mirando al cielo.

- He pasado mucho tiempo aquí los últimos días ¿sabes?. Tan solo viendo las estrellas. Hasta quedarme dormida.

Me pregunto si tus padres lo habrán notado.

- ¿Recuerdas que te conté sobre un lugar al que voy cuando estoy en la casa de mis abuelos?
- Sí.
- Estar aquí me hace sentir como si estuviera allá. Vengo cuando necesito pensar sobre... cosas.

Hiciste una pausa.

- Charlie, lamento haberme alejado de ti los últimos días. Supongo que neceitaba un tiempo para mí misma. Para aclarar algunas cosas.

Me miraste.

- Pero ahora estoy bien. De hecho, mañana pensaba pedirte disculpas. Supongo que lo haré denuevo. Lo lamento, Charlie.
- No tienes que disculparte. Te entiendo.
- Gracias.

Suspiraste y nos quedamos mirando las estrellas en silencio.

- ¿Savannah?
- ¿Si, Charlie?
- ¿Sabes que puedes contarme cualquier cosa, verdad?

Te sentaste.

- ¿A qué te refieres?

Me senté.

- Me refiero a... quiero decir, si tu alguna vez, necesitas hablar con alguien, puedes contar conmigo.

Esperaste un momento.

- Lo sé, Charlie. Sabes que tú también puedes confiar en mí. ¿verdad?
- Lo sé.

Nos quedamos en silencio.

-Charlie, creo que le gusto alguien. Y creo que me gusta esa persona también.

No supe qué decir. Sam estaba en lo cierto después de todo.

- Me dan miedo las alturas.

Reíste.

- Entonces, supongo que será un problema bajar.

Lo fue.

Con mucho cariño,

Charlie.

Las Ventajas de ser Invisible [Charlie y Tu] -Actualizaciones Lentas-Where stories live. Discover now