Parte I - Carta 27

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27 de diciembre de 1991

Querida amiga: 

Me siento un poco mejor. 

Hoy en la mañana no pensaba hacer nada. De hecho, me quedé con mi pijama puesta hasta casi las diez de la mañana cosa que nunca hago.

Pero mi mamá me dijo que debía ir al supermercado a comprar provisiones para la semana. Creo que ha olvidado que estoy de vacaciones y que fui con ella al supermercado ayer. También creo que sólo me dijo que lo hiciera para sacarme de la cama. De cualquier forma lo logró.

Mi hermano decidió acompañarme. No hablamos mucho en el camino. Creo que sabia que estaba triste y lo comprendía. A veces es mejor simplemente quedarse callado.  

Cuando llegamos nos dividimos por secciones y cada uno guardaba las cosas que mamá escribió en una lista. Solíamos hacerlo todo el tiempo antes. Hacíamos carreritas; el que llegaba primero a donde mama con todas las provisiones que ella nos había asignado a cada uno ganaba. Yo siempre ganaba. Pero creo que mi hermano me dejaba hacerlo. Nunca me quejé: el premio eran papas fritas.

Estaba guardando galletas de vainilla con chispas de chocolate en la canasta cuando divisé a Craig y sus amigos a lo lejos. Traté de esconderme de ellos, pero Craig me vio. 

No sé qué hacen aquí. Sam no está. No hay otra razón para que esté aquí. Craig no debería estar aquí.

- ¡Hey! ¡Niño!

- Craig, no creo que esto sea buena idea. Es amigo de Sam y Savannah.

Para cuando su amigo había terminado de hablar, Craig ya se encontraba en frente mio. 

Iba a saludarlo cuando me sujetó del cuello de la camisa. No sé qué era lo que iba a decirme y nunca lo sabré porque antes de que pudiera decir alguna palabra, lo golpeé. Fuerte.

- Hijo de...

Uno de sus amigos venía a por mí, pero mi hermano lo derribó. Me miró y asintió con la cabeza. Entonces le di una paliza a Craig. 

El amigo de Craig que intento detenerlo antes habló y me encontré a punto de golpearlo.

- ¡Tranquilízate, hermano! ¡Viene la policía!

Mi hermano tiró de mi camisa y comenzó a correr. Saltó por encima de los dos chicos tirados en el suelo y yo lo seguí. Antes de doblar al siguiente corredor di media vuelta.

- Putos.

Mi hermano no paraba de reír mientras corríamos fuera del supermercado y yo tampoco podía hacerlo. Para cuando llegamos al auto recuperamos la respiración y luego salimos rápidamente para evitar a la policía.

Todo el camino de vuelta a casa mi hermano hablaba sin parar de cómo logré noquear a Craig de un golpe. También me hizo repetir muchas veces como les dije ''putos''. Cuando mi hermano aparcó el auto fuera de casa comencé a crear mentiras creíbles para explicarle a mamá por qué llegamos sin las provisiones. 

- ¡Ta Da!

Mi hermano levantó en el aire las dos canastas llenas de provisiones. La mía y la de el. Aún me pregunto cómo lo hizo. Supongo que es algo de universitarios. Por alguna razón mamá no preguntó nada por las dos canastas del supermercado que estaban sobre el mostrador de la cocina. 

Me senté a comer las galletas de vainilla con chispas de chocolate tranquilamente mientras leía mi libro. Ya iba en la mitad cuando llamaron a la puerta. Grité que yo abriría y me sorprendí al ver al amigo de Craig en la puerta de mi casa. Iba a cerrarla en su cara, pero él puso su pie antes de que pudiera hacerlo.

- Escucha, no quiero problemas. Solo vine a dejarte esto.

Señaló a dos cajas que estaban en el suelo.

Pregunté qué había dentro.

- Son regalos de Sam, Patrick y Savannah. Sam le dijo a Craig que te los diera ayer por tu cumpleaños, pero él no pensaba hacerlo -suspiró-. Yo no tengo ningún problema contigo, amigo. Craig sí. Y ahora está muy enfadado porque lo golpeaste. Te pido por favor que no le menciones nada a Sam ni a Savannah sobre esto. 

El tipo parecía agradable. Mucho mas que Craig. Ni siquiera intentó golpearme ni a mi hermano. Además trató de disuadir a Craig antes de que se me acercara. Supongo que eso lo hace buena persona.

- De acuerdo -dije y guardé las cajas dentro, al lado de la puerta-.

El tipo asintió y dio media vuelta antes de parar y dar media vuelta de nuevo.

- Por cierto, ¿sabes algo de Savannah?

- ¿Por qué?

- Esperaba verla hoy.

- No está aquí -dije-.

- ¿Sabes dónde puedo encontrarla?

Antes de que pudiera terminar su pregunta, yo había cerrado la puerta. Cargué las dos cajas en brazos y me dirigí a mi habitación.

Cuando las abrí encontré el reloj de carpintería de Patrick, una foto enmarcada de los cuatro en la casa de Sam y una camiseta negra de The Smiths. No había una tarjeta, pero no era necesario porque sé quién me dio cada regalo. Los conozco lo suficiente para saberlo. Pensar eso me puso muy feliz.

Al final no se olvidaron de mi cumpleaños.

Me alegra mucho que sean mis amigos.

Con mucho cariño,

Charlie.





Las Ventajas de ser Invisible [Charlie y Tu] -Actualizaciones Lentas-Where stories live. Discover now