20

21K 813 822
                                    

Marylise.

Ya han pasado dos semanas. Dos semanas demasiado largas. Me dediqué a sólo estudiar y hacer los trabajos y tareas que elaboraron cuando no estuve. Respondí algunas preguntas que me hicieron y después todo volvió a la normalidad.

He visto a Harry sólo dos veces en éste tiempo. Una de estas veces fue el día después de lo sucedido en mi casa. Yo estaba saliendo de la escuela, Brent me acompañaba mientras yo, confiada, esperaba que Harry llegara por mí como lo había estado haciendo desde que lo conocí. Tenía la necia esperanza de que eso pasara.

Después de diez minutos, me resigné y decidí aceptar la oferta de Brent de acompañarme a mi casa. Ya estaba por irme, cuando veo en la calle el familiar auto negro de Harry. Imaginé tantas cosas en ese momento. Pensé que él ya no estaba enojado conmigo y lo del día anterior sólo fue producto de su enfado. Pensé que ya todo estaría bien, pero no.

La ventanilla de su auto estaba abajo, por lo que podía verle mientras avanzaba lentamente frente a nosotros. Él me miró, su expresión era indescifrable. Después miró a Brent a mi lado y noté cómo su mandíbula se tensó y su expresión cambió. Desvía su mirada a la carretera y acelera el auto, yéndose de allí a toda velocidad.

Rápidamente intente excusarlo, diciéndome a mí misma que quizá tenía prisa y no tenía tiempo de pasar por mí. Pero era inútil pensarlo, era realmente estúpido pensarlo. Él claramente seguía enojado conmigo.

Al paso de los días, sin saber absolutamente nada de su paradero, me dije a mí misma que era mejor así. Metí la idea en mi cabeza de que él sólo era un bache en mi vida, que debía olvidarle y sólo dejarlo pasar. Es mejor así, me evito muchísimos problemas si me alejo de él. Sólo debo concentrarme en estudiar y seguir siendo buena alumna. Pensé en que fue bueno mientras duró. Hasta que pasó lo de ayer, que me dejó demasiado confundida.

Ayer fue la segunda ocasión en la que lo vi. Eran como las nueve de la noche, estaba en mi cama intentando dormir pero simplemente no podía hacerlo. Mi mamá ya estaba dormida en su habitación, siempre llega muy cansada del trabajo. Mi hermano aprovechaba eso algunas noches para salir sin que mamá se diera cuenta, y ayer fue una de esas noches.

Cuando por fin mis ojos comenzaban a pesar debido al sueño, algo me lo quita rápidamente. Escucho el timbre de entrada ser accionado varias veces sin detenerse. El ruido molestaba, y si seguía iba a despertar a mi mamá, así que me levanté de la cama a regañadientes, salí de mi habitación y fui directamente a la puerta de entrada. Miré por el picaporte para ver quién era pero no se veía nada, era como si la persona que estaba del otro lado lo estuviera tapando. Suelto un bufido y abro la puerta despacio. Sí, tenía un poco de miedo para ser sinceras. Mi mamá me contaba cosas y me asustaba diciéndome lo que le pasaba a algunas chicas que le abrieron la puerta a extraños. No quería que me pasara lo que a ellas.

—¡Buuh!— Soltó, al abrir la puerta, haciendo que pegara un brinco de la sorpresa. No me esperaba que fuese él. ¿Qué está haciendo aquí?

Comenzó a reír por mi reacción, sus ojos y nariz se arrugaban a la vez que sus hoyuelos se marcaban. No lo había visto sonreír así antes.

—¿Te asusté?— Inquirió, la forma en la que hablaba me hizo entender que no estaba en sus cinco sentidos—. Perdón, no quería hacerlo— Se disculpó, formando un pequeño puchero en su boca.

Se veía tan adorable, pero aguanté mis ganas por sonreír y le pregunté—: ¿Qué haces aquí?—. Estaba tan confundida.

Abrió su boca para hablar pero después de unos segundos la cerró y frunció su ceño para decir, negando con la cabeza—: No lo sé...

Teach me math, baby » H.SWo Geschichten leben. Entdecke jetzt