52

4.8K 299 171
                                    

Marylise.

No pude dormir.

En mi mente rondaba la idea de estar equivocada, de estar cometiendo un error del cual me arrepentiría más temprano que tarde, esa posibilidad no me dejaba descansar.

¿Y si me está tendiendo una trampa? ¿Y si todo esto es solo un plan muy elaborado para manipularme y volver a lo que fue antes? ¿Y si solo me está engañando y después quiere reprocharme lo mucho que me ayudó?

No lo sé, quizá solo estoy exagerando demasiado, quizá él solamente quiere ayudarme de verdad sin tener algo a cambio, quizá muy al fondo si tiene un lado humano que se preocupa por los demás. O tal vez no, tal vez solo lo hace por beneficio propio a largo plazo.

No lo sé.

Todo es tan confuso, quisiera no estar en esta situación, quisiera no haber aceptado su invitación, desearía solo escapar de nuevo como escapé de mi casa y que todo se solucione esta vez, pero no tengo una varita mágica que cumpla todos mis deseos con el simple hecho de agitarla un poco, por lo menos en mi mundo, esas cosas no existen.

Termino de ponerme mis zapatos al percatarme que ya han pasado 5 minutos desde que me envió un mensaje diciendo que venía en camino. Se que es muy impaciente cuando se trata del tiempo, y sinceramente, no creo que en eso haya cambiado.

Una vez lista, me dispongo a ir a la sala para esperar cerca y, justo cuando me siento en uno de los sillones, el timbre hace acto de presencia. Suelto un bufido cansino y me levanto para abrir la puerta.

¿Por que justo cuando me siento?


— ¿Estás lista?— Pregunta, se le escucha ansioso, mostrando una sonrisa afable de lo más usual en él.

— Supongo que si— Le contesto, encogiéndome de hombros.

Me hago un lado para que Harry pase dentro y cierro la puerta. Al girarme para encararle, noto como su expresión ha cambiado, se le ve distinto, ya no existe en él la sonrisa amistosa de siempre, sino que ha sido cambiada por una mucho más sutil, se podría decir que apenas y se alcanza a percibir, sin embargo, puedo afirmar que parece ser una sonrisa bastante sincera, aunque un tanto extraña, porque la acompañan sus ojos, los cuales no dejan de mirarme de pies a cabeza, examinando mi vestido holgado, mi cuerpo, mi rostro, todo lo que me pertenezca o me represente.

¿Qué demonios le pasa?


— ¿Qué tanto me ves?— Le pregunto, un tanto a la defensiva.

— Nada— Responde, sonriendo bien esta vez, arrugando un poco sus ojos en el proceso—. Nada.

— Ya enserio, ¿me veo mal? Me puse algo al revés?— Pregunto, ansiosa, mirando mi atuendo y buscando la imperfección que de seguro está viendo.

— No, te miras muy bien— Me dice, con una voz extrañamente cálida, antes de sonreír levemente—. De nada por el nuevo guardarropa.

Ruedo los ojos fingiendo cansancio.

— No alardees tanto, pero igual gracias.

— Ahora si tienes oportunidades de que el jefe te contrate— Bromea, con sus chistes que no son graciosos.

— Cállate— Le pido, haciendo un gesto desdeñoso con la mano y él solo se ríe un poco.

A veces si puede llegar a ser molesto.

— Con esos modales no creo que tu futuro jefe te considere como aspirante— Continúa, enarcando sus cejas y frunciendo su boca, pero manteniendo su tono burlón todo el tiempo.

Teach me math, baby » H.SWhere stories live. Discover now