53

5.4K 273 207
                                    

Marylise.

Despierto por la mañana, sintiendo mis ojos hinchados, secos y agarrosos. Me remuevo con incomodidad sobre la cama y es entonces cuando empiezo a recordar lo que pasó, todo lo que le conté, el cómo me escuchó y me prestó atención de principio a fin hasta quedarme dormida en sus brazos. 

Me pregunto cómo es que llegué hasta aquí. ¿Me hizo caminar hasta la cama y simplemente no lo recuerdo? O ¿Me trajo en brazos y me acomodó aquí? 

Me levanto de la cama y me dirijo al baño para lavarme la cara y así no verme tan demacrada, antes de salir de la habitación. Voy directo hacia la cocina para tomar un poco de agua y es cuando me encuentro con Harry durmiendo en el sofá de tres puestos, y aun así siendo este el más grande, no cabe del todo en él y se tuvo que acomodar un poco con las piernas flexionadas.

Siento como mi boca se tuerce en una ligera sonrisa al ver la enternecedora imagen, que rápidamente detengo, convirtiendo la sonrisa en una línea recta y cuestionándome el por qué lo hago.

Lleno un vaso con agua y me voy a la sala de estar, sentándome en el sofá de dos puestos que se encuentra a un lado de la cama improvisada de Harry. De pronto, escucho cómo comienza a despertar, moviéndose ligeramente provocando que el material del sillón cruja un poco. Me mira, con los ojos entrecerrados, acostumbrándose a la luz y parpadea un par de veces antes de soltar un gran suspiro y empezar a incorporarse.

—Buenos días— Dice, con su característica voz ronca y adormilada de las mañanas.

—Buenos días— Le respondo el saludo, dando un trago a mi bebida—. ¿Dormiste bien?

Mira el sillón un momento con detenimiento y luego vuelve su vista a mí, frunciendo su ceño levemente mientras aún mantiene su mueca de sueño.

—¿Tú que crees?

Sonrío ante su pregunta retórica e irónica. Harry se estira un poco, moviendo los músculos de su espalda y formando al instante una mueca de dolor.

—¿Quieres que te prepare un café o algo?— Le ofrezco, pero él se niega rápidamente.

—Luego voy yo si quieres— Asiento en respuesta—. ¿Y tú dormiste bien? ¿Ya estás mejor?— Se interesa, deshaciéndose de la manta que seguía arropando su cuerpo.

—Si, ya todo está mejor— Le confirmo, regalándole una sonrisa sincera y agradecida.

—Que bueno, te dije que hablarlo funciona.

—Si, gracias— Él me sonríe y niega con la cabeza en respuesta, en un intento por restarle importancia al asunto—. ¿Tú me llevaste a dormir a la cama?

—Te quedaste dormida y no iba a dejarte aquí— Confiesa, como si fuese algo evidente.

— ¿Y por qué te quedaste a dormir aquí en el sillón?— Me intereso, ladeando mi cabeza y enarcando mis cejas un poco.

—Este departamento no tiene dos habitaciones, no tenía otra opción, era esto o dormir en el piso.

— ¿Y por qué no te fuiste a tu departamento?

—No quería dejarte sola— Declara, de forma lenta, con su voz aún escuchándose pastosa—. Pero si te molesta que me quede aquí ya no volverá a pasar, lo siento— Se disculpa, pero yo niego rápidamente. No quise que entendiera eso.

—No, no lo dije por eso, gracias por quedarte— Le agradezco, regalándole una sonrisa—. Puedes quedarte cuando quieras— Ofrezco, a lo que Harry solo mira el sillón una vez más y frunce sus labios haciéndolos sobresaltar en una mueca, haciéndome reír—. Deberías tener un colchón inflable o una colchoneta, incluso hasta un saco de dormir puede funcionarte.

Teach me math, baby » H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora