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Marylise

Miro mi reflejo en el espejo y dudo en si ésta ropa es la adecuada. Mi cuerpo está envuelto en un atuendo que no me hace sentir del todo cómoda, no es algo que yo me pondría usualmente, es algo que Dali usaría; por supuesto, si ella lo escogió y literalmente me obligó a que vistiera esto.

Me veo y, no parezco yo. Es como si fuese otra... es extraño; yo me veo extraña en esto.

—Marylise, ya nos vamos— Escucho gritar a Dalila desde la planta baja.

Suelto un resuello y acomodo por última vez mí cabello antes de salir de la habitación de mi amiga y bajar hasta la sala de estar, donde ella se encuentra esperando.

— ¿Qué tanto hacías allá arriba?— Pregunta, fingiendo irritación.

—Nada, yo...— Suelto un suspiro pesado y observo mi cuerpo—. ¿Segura que esto me queda bien?

—Enserio, te vez muy bien— Alaga, regalándome una sonrisa—. Pareces otra— Eso es exactamente lo que yo pienso—. Pero nadie podrá darse cuenta de eso si no te apresuras... vamos— Hace un ademán con su mano hacia la puerta para que la siga mientras ella camina. Suelto un resuello y la sigo.

Salimos de su casa y entramos al auto de su mamá, en donde ella nos esperaba para irnos.

Me dijo Dalila que la fiesta empezaba a las siete, pero que la mejor hora para llegar sería a las nueve y media o a las diez. Dijo que es la hora en donde todo empieza realmente. No sé cómo mi tía nos dejó ir a esa hora, dijo que nos quería ya en nuestras respectivas camas a las doce, o si no, ella iría por nosotras. Dalila le había dicho que el papá de una amiga, Lilianne, iría por nosotras antes de las doce, pero que yo sepa, el papá de Lili está de viaje, creo que a algo de negocios, pero la verdad no estoy segura. Espero que su papá si vaya por nosotras y no nos tengamos que ir caminando.

Llegamos a la fiesta después de varios minutos y unos cuantos miles de semáforos en rojo. Tuvimos mala suerte con eso hoy.

En la casa donde era la fiesta, se escuchaba ya la música bailable, había algunos chicos y chicas afuera en el patio delantero, y todos los demás estaban dentro y también en el patio trasero. Se veía algo tranquilo, en lo que cabe.

Nos despedimos de la mamá de Dali y comenzamos a caminar hacia la entrada de la casa. Ya me faltaban algunos pasos para entrar cuando de pronto, Dalila me detiene tomándome del antebrazo.

— ¿Qué pasa?— Pregunto, altamente confundida por su acción.

—Ven, acompáñame— Dice empujándome junto con ella de nuevo a la acera—. Chad y los chicos ya vienen— Avisa, con una sonrisa divertida pintada en sus labios.

¿Qué?

¿Quiere que los esperemos para entrar juntos, o qué?

No quise discutir nada más y tan sólo esperé a su lado un poco tiempo hasta que un auto de color negro aparcó frente a nosotras. Las ventanillas de éste se abrieron y pude divisar a Chad, Brent, Lilianne y también Lindsay y su novio Alex. Me sorprende que esos dos sigan juntos, no creí que alguien duraría tanto junto a Lindsay.

Alex es el que conduce, su novia lo acompaña en el asiento del copiloto, y los demás están en el asiento trasero. Alex acaba de cumplir dieciocho hace casi dos meses y sus padres le regalaron este auto; Lindsay no se ha bajado de él desde entonces, literalmente.

En la escuela se dicen muchas cosas, la gran mayoría son sólo inventos o rumores que crean los mismos alumnos; y el otro porcentaje, son verdades inconclusas o manipuladas. He escuchado muchas cosas sobre ellos dos, a las personas les gusta hablar y crear chismes, incluso a ellos. He sabido, por sus propias bocas, que muchos de los rumores que rondan en la escuela acerca de su relación son creados por ellos mismos sólo para crear polémica y hacer crecer su popularidad; lo cual es absurdo, en mi opinión.

Teach me math, baby » H.SWhere stories live. Discover now