Capítulo Veintitres

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IMPORTANTE:

El capítulo que leerán a continuación y los próximos, tratan temas muy delicados sobre la agresión y las consecuencias de estos actos. Les pido que lean bajo su propio riesgo, sin embargo, también les recuerdo que esta no es cualquier historia y no estoy tratando de romantizar nada de esto. Al contrario, me gustaría crear conciencia sobre el tema. Les ruego no juzguen sin antes terminar el libro completo.

Gracias :)

VERA

Un día más...

Un día más de que estoy en la casa que siempre perteneció a mis padres, la casa por la que tanto luché, la que tanto lloré, la casa por la que dejé al amor de mi vida atrás y decidí continuar peleando.

Finalmente había conseguido lo que tanto buscaba.

¿Y por qué no estoy feliz?

Lanzo un cojín contra la pared y lloro. Lloro como si la vida se me fuera en ello, como si todo lo que no lamenté antes, lo lamentara en ese preciso momento. No sé por qué las cosas entre Christian y yo tenían que ser tan complicadas, pero así nos tocó y dolía, dolía mucho. Sus problemas de indecisión y de ira eran graves, pero no me correspondía a mí decírselo o actuar; le correspondía a su esposa, a su legítima esposa. Estaba muy equivocada si creía que él y yo estaríamos juntos, el daño estaba hecho y no podía ser remediado.

—¿¡POR QUÉ!? —grité en medio del llanto.

No me sentía en paz, no me sentía tranquila. Dejé que todos me arrastraran como un peón en su juego y no lo quise ver. Di la vida por todo y todos, pero no por mí, no por mi bienestar. No encontré otra razón para alejarme del daño y gracias a eso me encontraba sola y vacía. Estaba inmensamente triste y por un segundo llegué a pensar que ese sería mi destino, vivir una amarga tristeza hasta ahogarme en la soledad.

Los Harris fueron mi perdición y yo no lo quise ver por amor, porque él fue mi primer amor, mi primer deseo, mi primera experiencia.

—Cuesta tomar una decisión cuando sabes que te dolerá —susurré.

De repente, varios golpes en la puerta lograron sobresaltarme y sacarme de mis pensamientos. Me coloqué mis zapatillas y corrí escaleras abajo esperando encontrarme con Ryan. Tratando de controlar mis lágrimas, abrí la puerta dispuesta a lanzarme a sus brazos, pero me detuve al notar a la persona que estaba parada en el umbral de mi puerta.

Christian Harris.

—¿Qué crees que haces...? —no me dejó terminar, pues sus enormes brazos me estamparon contra la pared.

—¿¡Qué clase de jodida bruja eres!? —gritó mientras hacía presión sobre mi cuello.

Arañé su cara y traté de patearlo, pero no lo lastimé. Estaba tan cegado por la furia que parecía no sentir nada, no parecía él mismo. Las lágrimas comenzaron a salir, pero no se inmutó. Estaba agrediéndome y no entendía por qué.

—Christian... me... estás... —intenté zafarme de su agarre, pero fue imposible.

De pronto, sentí como el aire iba abandonando mis pulmones y me aterroricé. ¿De veras Christian Harris iba a matarme?

—¿¡Por qué demonios jugaste a ser la victima cuando nunca lo fuiste!? —golpeó de nuevo mi cuerpo contra la pared—. ¿POR QUÉ? —intenté rasguñar sus ojos, pero fue imposible, mi visión estaba borrosa.

—Suéltame —rogué con las pocas fuerzas que me quedaban.

—¡Tú mataste a mi padre! —gritó y golpeó mi cráneo contra la pared.

Rompiendo PromesasWhere stories live. Discover now