Capítulo Treinta y Tres

5.7K 351 6
                                    


VERA

Y ahí estaba.

Probándome un precioso vestido blanco para mi boda con Maximilian Duncan.

—Luces preciosa —la voz de Ryan me sacó de mis pensamientos.

Disculpe, señorita un hombre alto de ojos verdes tocó mi hombro.

¿Sí? bajé mi cámara y lo miré, era guapísimo.

Sé que puede sonar atrevido, pero tengo que decirle que nunca vi mujer más bella que usted.

Sonreí, ¿quién era ese hombre tan caballeroso?

—Gracias —sonreí y bajé de la tarima.

—¿Estás feliz? —mi mejor amigo se acercó a mí.

Esa preguntaba rondaba por mi cabeza desde que comencé a salir con Maximilian. La verdad estaba feliz, pero no me sentía completa.

¿Puedo decirte algo sin sonar entrometido o descortés?

Maximilian y yo compartíamos una cena romántica en su casa. Había sido tan atento y paciente conmigo que no pude negarme a que cocinara para mí y me tratara como una reina. Él era todo lo que una mujer podría pedir.

Por supuesto tomé otro sorbo de mi copa de vino.

Veo tristeza en tus ojos.

Una corriente recorrió mi cuerpo.

No sé que pudo pasarte en el pasado, Vera tomó mi mano—. Tampoco pienso presionarte para que me lo cuentes, pero quiero que sepas que eso no me asusta. Te quiero y pienso demostrártelo cada día.

—Sí —asentí y volví a sonreír.

—Él te ama —la voz de Ryan me daba tantos aires de convencimiento que por un instante sentí que casarme con Max sería la decisión perfecta.

—Lo sé —murmuré—, y yo le quiero.

Ryan soltó un suspiro, listo para discutir.

—Tienes que soltarlo, Vera —me miró—. Christian jamás te supo valorar, él nunca fue ni será para ti.

—Tienes razón.

Realmente no sabía que dolía más, el saber que Christian no me valoró nunca, o el hecho de que jamás fue para mí. Cerré mis ojos y me forcé una vez más a convencerme que Christian Harris no fue más que la perdición en mi vida.

—Necesito quitarme el vestido —cambié de tema—. ¿Me ayudas?

—Claro —asintió y se acerca a mí.


Luego de la prueba del vestido, decidí reunirme con Max para los últimos detalles de la boda. Tal y como dijimos, estaba esperándome en el restaurante donde le cité. Su propia presencia hacía que todos voltearan a verlo, incluyéndome. Irradiaba tanta confianza, pasión y masculinidad que sentía que me derretía cada vez que me tocaba.

—Hola, mi preciosa —sonrió al verme y me corrió la silla.

—¡Hola! —sonreí, le besé y finalmente me senté—. ¿Qué tal el trabajo?

—Estuvo bien —se sentó—. Me alegra que me hayas llamado, me salvaste de una reunión aburrida —rio y yo reí con él.

—Pues me debes mucho —bromeé.

—¿Con qué puedo pagarte ese favor? —se acercó a mí hasta quedar a centímetros.

—Con lo que tu desees —me acerqué un poco más hasta rozar nuestros labios.

De pronto, su mano se posicionó en mi rostro y me besó profundamente. Sus labios eran increíblemente suaves y carnosos, fuera de este mundo tan cruel. Maximilian era mi lugar seguro, mi caballero de brillante armadura dispuesto a dejarme volar cuando quisiera sin ataduras o maltratos.

Disfruté de su beso, hasta que una vez más mi conciencia me traiciona trayendo a Christian a mi mente. Me separé cuidadosamente de mi prometido, regalándole una media sonrisa.

—¿Está todo bien? —preguntó.

—Sí —respondí y él besó mi mano—, son los nervios por nuestra boda.

—Todo estará bien, Vera —su mano se entrelazó con la mía—. Te prometo que te haré feliz hasta mi último aliento.

Sus palabras cortaron mi respiración y por un segundo me sentí plenamente segura. Maximilian me amaba profundamente y sin límites.

—Eres increíble, Max.


Caminé en dirección a mi cafetería favorita para encontrarme con Ryan.
El día de ayer salí durante toda la tarde con Maximilian, y debo decir que fue una de las mejores tardes de mi vida. Había sido mágico, los lugares a los que me llevó, su trato, sus caricias, la noche que pasamos juntos.

Él era un príncipe salido de un cuento de hadas y tuve la necesidad de pellizcarme. No sabía como había llegado a mi vida, pero estaba profundamente agradecida con Dios por él.

Estoy enamorado de ti soltó de repente y yo dejé de ver la torre Eiffel.

¿Qué dijiste?

Que me enamoré de ti confesó—. Vera Williams, eres ese huracán lleno de pasión, vida y frescura que ha destrozado todas mis barreras. Nunca pensé que sentiría esto por una mujer, pero tú me tienes a tus pies.

De pronto, él se acerca a mí para besarme.

Quiero que seas mi novia susurra y yo siento mis rodillas fallar.

Quería responder que sí, pero estaba atrapada bajo su hechizo, solo quería abrazarlo y besarlo, entregarme por completo a él, así que eso hice en respuesta.

Con una estúpida sonrisa en el rostro entré al local dispuesta a pedir mi café cuando choqué con Mila Harris.

Maldita era mi suerte.

_______________________________________

SURPRISE

¡Hola chicas y chicos! (Si hay) Espero les haya gustado el capítulo de hoy.

Primeramente quiero agradecer por los 2K!!!! De verdad que me encuentro feliz de haber llegado a esa cantidad de lecturas y apoyo incondicional.

Como premio❤ les daré una maratón ahora que ingrese a vacaciones. De verdad que les agradezco.

¡Un beso!

Rompiendo PromesasWhere stories live. Discover now