Capítulo Treinta y Siete

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VERA

Estaba soñando, tenía que estar soñando.

Christian Harris estaba de pie frente a mí en mi propia boda.

—Christian... —sentí que el aire abandonaba mis pulmones.

—¡Yo me opongo! —repitió y caminó hacia mí.

—¿¡Qué demonios está sucediendo!? —vi a Maximilian enfurecerse y el miedo se apoderó de mí.

—¡No puedes casarte Vera, no con él!

De repente, la furia y la indignación se hicieron presentes y me aparté de Erick.

—¿¡Y por qué no!? —grité indignada—. ¿Es que jamás me dejarás ser feliz?

—¡Porque te amo! —intentó acercarse, pero yo retrocedí—. Te amo y no puedo verte en los brazos de otro.

Las miradas de todos estaban sobre nosotros y sentí un gran peso sobre mis hombros. La sensación de que algo iba a salir mal no abandonó mi cuerpo y en ese momento supe por qué. Era claro que Christian jamás iba a soltarme, quería que mis esperanzas y sueños murieran con él, y no era justo.

—¿Pero yo sí tengo que verte formar una familia con otra persona? —cuestioné furiosa—. No me jodas, Christian. Sal de aquí ahora mismo.

—¡Yo no la amo! —su voz se quebró y sentí que mi alma se caía a pedazos—. ¡No la amo, Vera! Sé que ese hijo no puede ser mío.

—No puedes ser tan cínico —reí—. No puedes negar el parecido entre ambos, no puedes negar que tu corazón está con él.

Él se quedó en silencio, observándome, pero no dijo nada más. Mis ojos se llenaron de lágrimas y supe en ese momento que él y yo jamás podríamos estar juntos, ni en este, ni en ningún otro universo.

—Esto es una locura, ¡sáquenlo! —Maximilian me puso detrás de él cuando Christian trató de acercarse de nuevo.

—¡Vera, por favor escúchame! —exclamó—. ¡Lo siento, joder, lo siento por todo!

Su mirada se clavó en la mía mientras los hombres lo sujetaban y lo arrastraban hacia afuera.

—¡Nunca quise hacerte daño, fui un cobarde y no supe pelear por ti, pero te amo, te amo y nadie nunca va a amarte de la misma forma en la que yo lo hago!

—¿Amarme? —susurré—. ¿Esa es tu forma de amarme? Dejar que durante un año entero tu familia me maltratara, me humillara y golpeara. Tratar de evitar que luchara por lo que le arrebataron a mi familia y todavía formar una familia, pero luego evitar que yo forme una, ¿para ti es amor? Si es así, no lo quiero, Christian.

—¡No voy a dejar que te cases con él! —gritó—. ¡Por favor, Vera!

Antes de que pudiera decir algo, mis ojos se enfocaron en la figura de atrás.

Mila sostenía un arma apuntando a la cabeza de Christian.

—Así que solo fui un juego para ti durante este año —sus manos temblaban y pude ver el dolor que emanaba de sus ojos.

Él la había usado.

Christian volteó lentamente hasta encontrarse con ella.

—Mila... —levantó las manos—. Baja el arma, por favor.

Todos estaban congelados en sus sitios, así como algunas mujeres lloraban. Por el rabillo del ojo pude ver como Javier llegaba con el bebé en brazos y me horroricé, todo esto no podía estar pasando. Tomé la mano de Max en busca de consuelo y pude notar la tensión en su cuerpo, estaba protegiéndome.

—Es una lástima que nunca olvidaras a esa desgraciada oportunista —sus ojos viajaron de su esposo hacia mí—. No eres más que basura, Williams.

—Mila —traté de hablar, apartándome un poco de Max—. Por favor, no vas a herir a nadie con eso, baja el arma. Tu hijo está aquí, no hagas una locura.

—¡Tú cállate! —me apuntó a mí y a Maximilian—. ¡Me robaste al único hombre que siempre quise!

Las personas observaban la escena con horror y en ese momento caí en cuenta de que la historia iba a terminar mal.

—Mi fortuna, mi marido, mi vida... Me has quitado todo.

—Ella no te lo ha quitado, Mila —mi prometido habló en mi defensa—. No es su culpa que tu esposo sea un estúpido obsesionado que solo piensa en su beneficio y en el de nadie más.

Christian se dio la vuelta y lo miró con odio.

—Eso no importa ya —ella sonrió—. En el momento en el que tomó el auto, tomó una decisión y ahora la va a pagar.

De repente, apuntó con el arma y disparó.

—¡NO!

Rompiendo PromesasWhere stories live. Discover now