Flores y tú

|Anémona|

Se conocen una tarde de invierno.

En esa época especial del año donde las flores más bonitas florecen.

Eren Jaeger con un canasto en brazos corriendo por las calles. Las mejillas coloradas y los cabellos castaños pegados a su frente debido al sudor.

A su lado personas envueltas en gruesos abrigos de lana.

En el aire un suave olor a chocolate caliente.

Y el destino trazando un encuentro que no resultará memorable y, que si lo fuese, sería por distintas razones.

Apresurado como siempre en esa época, Eren cruza la calle sin fijarse, y el brillante auto negro que destaca sin pretenderlo apenas puede ver su silueta cruzar a velocidad.

El conductor se entorpece un segundo, pero frena a tiempo.

Eren Jaeger tendido de nalgas en el suelo. El canasto ha salido volando y cientos de pétalos de anémonas* vuelan entre el viento.

Los cuchicheos de las personas.

Un mareo instantáneo.

Y los reclamos del conductor retumbando en su memoria.

No hay roce de manos, ni latidos acelerados.

Sus almas no se funden en una sola en ese primer encuentro. Pero hay ocasiones en la vida en la que todo se alinea para que dos almas se unan en inevitables encuentros.

La segunda vez que se ven, sin embargo, no resulta ser más romántica que esa primera vez.

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*La anémona simboliza un amor intenso pero frágil, momentáneo o amenazado. Un amor que debe afianzarse día a día y superar la fragilidad para que sea eterno.

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Algunos drabbles sobre una pareja que me gusta y un lenguaje que amo.