|Arándano|

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Al final hace un llamado de emergencia por más Nochebuenas, las que tenía se han terminado y aún hay personas solicitando las flores.

Navidad es mañana, y él aún tiene en puerta un montón de pedidos que entregar. Aunque no es algo que le incomode, después de todo, Mikasa, su hermana, le ha dicho que no podrá pasar Navidad con él.

Y no hay nadie más en su vida con quien pueda estar.

Trabajar entre flores, escarcha y tazas de café tibio no suena tan mal.

Sin embargo cuando Navidad llega, cuando el local se cierra y Eren camina a casa con medio rostro oculto en su bufanda, mira a distancia al hombre de las anémonas:

Mirando fijamente el árbol de navidad en el centro. Sus pupilas destellantes a causa de las luces de colores, y una tristeza que quizá nadie más puede ver.

El vaho escapando de sus labios. Eren siempre lleva flores a casa.

Hoy hay arándano.

Determinado se acerca. Frente a frente el hombre parece molesto.

Pero Eren sólo se disculpa y sin pensarlo mucho toma su mano fría. Ahí, en su palma, el arándano es depositado.

Una sonrisa y un «hasta pronto».

El tercer encuentro es quizá memorable.

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*Arándano: Cura para la pena.

Flores y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora