|Brezo|

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Las flores de brezo* son su primera compañía al volver.

Su último pedido no se ha podido entregar y la decepción empieza a llegar.

El hombre que ha encargado los pétalos de anémonas claro que ha estado molesto, y claro que él también se siente muy mal.

Ha terminado por prometerse tener más cuidado la siguiente vez.

Al menos, piensa, el hombre del auto no ha pedido nada más allá de las debidas disculpas.

Y eso está perfecto. Sí, lo es.

Aunque ha perdido una buena paga con la que quizá podía pagar el alquiler de ese mes, ahora para recuperar lo perdido cerrará más tarde, después de todo, las ventas son buenas con las flores de invierno.

Sonríe. Ama las flores.

La campanita de la puerta del local tintinea.

La silueta de su hermana con una sonrisa.

–Estás hecho un desastre – ella le dice al verlo, pasa su mano por sus cabellos. Son pétalos de anémona.

Y el viento y las casualidades son efímeras.

Se ven por segunda vez ahí en ese local, cuando el hombre de ojos azules y afilados entra por un poco de muérdago y una dirección.

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*Brezo: Soledad

Flores y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora