|Lino|

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Ella está ahí, sobre la cama, sonriendo, con la piel pálida y los ojos cansados. El cabello castaño lo tiene suelto y el brillo de la luz del final del atardecer la hace ver etérea. Eren piensa en esa mujer como en la primavera, así como la describió Levi, y no es difícil hacerlo. Le habría gustado, sinceramente, haberla tratado entonces, algo ahí, en lo profundo de su corazón, le dice que hubiesen sido buenos amigos.

Levi la saluda, le da las flores que Eren preparó para él y las cambia por las que estaban en el florero. Le presenta a Eren, y por la forma en la que lo hace Eren deduce que Levi ha hablado antes de él. Luego, para sorpresa de ambos, ella pide estar a solas con Eren.

Cuando están solos ella le pide que se acerque. Eren se acerca, con suavidad, como determinando si sus acciones son las correctas. Ella toma su mano entre las suyas. Eren descubre que sus manos son suaves y cálidas, igual que la mirada que le da.

—Gracias — ella le dice. Eren no lo entiende. No entiende por qué dice eso, o por qué le mira con esos ojos cargados de comprensión y dolor. Mucho menos entiende porque empieza a llorar.

Ella empieza a hablar sobre Levi mientras Eren se aferra a sus manos. Le dice que es problemático, imprudente, y leal. Le dice lo mucho que lo quiere y cuanto lamenta tener que dejarle, pero que no se arrepiente de haber vivido está vida, que si tuviera que vivirla lo haría de nuevo, mil veces. Le dice también que ella lo conoce mejor que nadie, y que a veces nota cosas que probablemente él no notaría.

Al final, tomando la libreta que tiene en el mueble junto a su cama, comienza a dibujar. Es lino. Y Eren sabe, por la sonrisa y la mirada cómplice que le da, que su lenguaje secreto nunca ha sido un secreto para ella.

Antes de despedirse ella le hace prometer una sola cosa.

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*Lino: Percibo tu bondad.

Flores y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora