Capítulo 4: Buscando un lugar para quedarme

82 9 3
                                    


—Bueno... esta es mi casa, así que aquí estarás a salvo—comentó Dylan.

—Gracias —respondí con timidez.

Me sentía un poco extraña, estaba de nuevo con una persona desconocida y en una casa desconocida, debería tener miedo, pero por alguna razón que no lograba comprender me sentía a salvo.

—Así que...Tamara ¿A dónde piensas ir luego de escapar de tu casa? —Preguntó Dylan.

—Yo... no tengo a donde ir—respondí con tristeza y dándome cuenta que definitivamente hubiera sido mejor haberme suicidado.

—Si no tienes a donde ir ¿Por qué escapaste de tu casa?—preguntó.

—Porque no quiero estar allí —respondí toscamente.

—¿Y porque no quieres estar allí?—preguntó de nuevo.

Ya me estaba cansando de sus preguntas

—¿Qué eres, un investigador?—hablé enojada.

—Oye cálmate, solo preguntaba —respondió él con suavidad.

—Ese es el problema, tus estúpidas preguntas.

Yo de por si soy muy impaciente y me enojaba con facilidad, más cuando me preguntaban e insistían en un tema del cual no estaba dispuesta a hablar.

—Sabes que...gracias por tu ayuda, adiós—dije poniéndome de pie y tomando mi maleta, pero para mi sorpresa el cierre se abrió y cayeron todas mis pertenencias al suelo.

¡Perfecto lo que me faltaba!

Me propuse a  recoger mis cosas, Dylan también me ayudó, cuando creí que ya tenía todo dentro note que me faltaba mi...

—"Diario de dolor"—leyó Dylan quien tenía en sus manos mi más preciada posesión.

—Dame eso —gruñí.

—No lo iba a leer solo observaba el título —se defendió a la vez que me entregaba mi cuaderno. Lo guarde. Pero justo cuando iba a cerrar de nuevo la maleta me lleve la sorpresa de que el cierre estaba dañado.

No. Puede. Ser

—El estúpido cierre se dañó —dije intentando arreglarlo pero me di cuenta de que no tenía arreglo.

Dylan me miraba y miraba la maleta como si buscara una solución.

—Hay que mandarlo a arreglar —habló el.

—Sí, eso lo sé, el problema es que no tengo dinero—dije.

—Pero yo si.

Luego de que Dylan se ofreciera a ayudarme a arreglar mi cierre, no me pude negar, así que fuimos a una tienda a comprar uno nuevo y le pagamos a una señora por el arreglo.

—Puedes quedarte en mi casa, si quieres —comentó el cuándo salíamos de la tienda.

—No, gracias, yo...buscaré un lugar para quedarme —dije.

—Claro, no tienes dinero de seguro las bancas del parque te prestaran sus servicios.

Lo fulminé con la mirada. Pero tenía razón, prácticamente me tocaría dormir en la calle, a menos que le dijera a Dana, pero no, esa no era una opción, no quería molestarla.

—Necesito encontrar un trabajo, así como mínimo podría pagar un apartamento —comenté.

—Puedo ayudarte con eso —dijo Dylan de repente.

—¿Enserio?—pregunté incrédula.

—Sí, tengo una amiga que es dueña de un restaurante, tal vez puedas trabajar ahí, si quieres.

—¡Si, eso sería increíble! —dije emocionada.

—Bien, entonces hablaré con ella, lo más pronto posible —respondió Dylan.

Si conseguía el trabajo, podría independizarme más.

—Entonces te quedaras esta noche ¿sí? o ¿no? —preguntó.

—No creo que tenga muchas opciones —medité.

—A menos que quieras dormir en la calle —recordó.

—Esta bien, me quedaré—dije —Aunque, pensándolo bien, no creo que sea buena idea, yo...no quiero molestar—añadí.

Ya habíamos llegado a su casa.

—Creo que mejor me voy —confesé tomando mis cosas.

—¿Segura?

—Sí, segura —respondí nerviosa.

—¿Piensas que voy a hacerte daño?—preguntó nuevamente observando mi reacción.

—Pues...—no sabía que decir. El enarcó una ceja.

—Oye, no te conozco, no sé qué tipo de persona eres, me ayudaste, gracias por eso, pero no puedo confiar en alguien que no conozco—añadí.

—Eso está bien, no podemos confiar en todos —respondió.

—Puedes quedarte en la misma habitación que mi hermana.

Bueno eso cambia un poco la situación.

—Pensé que vivías solo —susurré.

—Si viviera solo no me hubiera ofrecido a que te quedaras, no sería correcto quedarme a solas contigo—comentó a lo que yo me sorprendí un poco, no muchos jóvenes piensan así.

—Solo vivo con mi hermana, ella está por llegar—añadió.

—Oh, bueno...no sé qué decirte, no quiero molestar—hablé.

—Solo quiero ayudarte.

—Y te agradezco...pero...

—Sin peros, no puedo dejar que duermas en la calle, quien sabe que pueda pasarte—interrumpió Dylan.

Sonreí tímidamente.

Increíblemente y en situaciones extrañas, había obtenido ayuda que jamás espere recibir, y ahora no podía decir que no, al parecer había encontrado un lugar para quedarme sin siquiera haberlo buscado. El destino se empeñaba en mantenerme con vida o tal vez...Dios

Ambos entramos a la casa, la cual sin duda era grande y acogedora, de dos pisos, mucho espacio para dos personas.

—Gracias, por todo—dije.

—No hay de que—sonrió 


N/A

Muchas gracias a los que están comenzando a leer esta historia que apenas esta comenzando, recuerden votar y comentar, no sean tímidos.

Bendiciones.

Salvando una VidaWhere stories live. Discover now