Capítulo 8: Tarde de amigas

62 8 1
                                    

NARRA DANA

Los días iban pasando a máxima velocidad, mi vida seguía siendo igual, nada interesante.

Hablaba muy seguido con Tamara, lo cual me alegraba mucho ya que así me aseguraba de que se encontrara bien, me había puesto al día con su vida que, sin duda alguna era mucho más interesante que la mía. Ella me había contado que tuvo una entrevista de trabajo en un restaurante en la cual la aceptaron y que todo eso fue gracias a Dylan un chico que la ayudó, me hablo de Clara la hermana de Dylan y la cual le había insistido a Tamara que se quedara a vivir con ellos por un tiempo, mientras mi amiga recoge el dinero suficiente para pagar un pequeño apartamento.

Me sentía bien por ella, había logrado superar sus dificultades y salir adelante, pero sé con certeza que aún hay cosas que ella oculta y que necesita superar, necesita curar sus heridas y no hay nadie mejor para eso que Dios.

Tamara me dijo que descansaba sábados y domingos, le hice prometerme que me visitara pronto y hoy una tarde de domingo eso se cumplió. Me encontraba en la sala de estar de mi casa viendo televisión mientras la esperaba.

Poco después sonó el timbre y corrí a abrir.

—¡Hola! —saludé emocionada.

—¡Hola! —respondió ella con igual emoción y me abrazó.

—Pasa —dije abriendo la puerta para que entrara.

—Mucho tiempo sin vernos —comenté.

—Sí, creo que ya había olvidado tu cara —bromeó ella.

Pasamos la tarde viendo películas y riéndonos. También dimos un corto paseo por los alrededores. El vecindario es muy agradable y según Tamara "El típico vecindario de gente adinerada" muy diferente al de ella.

Me había contado un poco sobre su hogar y que había sucedido algo terrible y eso fue lo que reboso la copa de su paciencia y había decidido suicidarse, pero que gracias a mi repentina aparición cambio de opinión, aunque yo sabía que no era debido a mi, sino al propósito de Dios con su vida. Pero... con su vida destruida ¿Qué le impedía intentar suicidarse  de nuevo? Eso era lo que más temía de ella, era muy cerrada, no daba mucha información sobre lo ocurrido y yo ya no sabía cómo ayudarla.

—¿Me prometes que algún día me contaras lo sucedido? Sabes que puedes confiar en mi—le dije mientras pasábamos al lado de unos grandes jardines.

—Claro que sí, te lo contaré... solo que... no sé si estoy preparada para revivir lo sucedido, pero sé que si te lo cuento me quitar una carga de encima —respondió ella.

Asentí sonriendo.

—¿Sabes? Clara y Dylan también son cristianos, como tú—comentó ella cambiando de tema.

—¿De verdad? —dije sorprendida.

—Sí, todo el tiempo escucho a Clara cantar música cristiana, así que un día le pregunté y me lo dijo, me invito a su iglesia, pero no sé si vaya, Dylan también me dijo que es cristiano, aunque por su forma de ser y en la manera en la que habla de su amor por Dios ya lo había descubierto.

—Wow, vaya, increíble —dije —¿Y porque no quieres ir?—pregunté.

—Porque quiero ir contigo, tu fuiste quien me hablo primero de Dios. Pero dejémoslo para más adelante ¿sí?

—Si... solo espero que dispongas tu corazón y que vayas porque quieres, no porque te sientas obligada a ir.

—Está bien —dijo ella con una sonrisa.

Luego regresamos a casa donde mi mamá nos esperaba con un delicioso pastel. 

Había disfrutado de una buena tarde de amigas, porque cada vez más Támara cambiaba y se le veía un poco alegre.




N/A

¡Hola! gracias a todos por leer la historia y en especial a quienes han comenzado a votar en ella.

¡bendiciones!

Salvando una VidaWhere stories live. Discover now