Capítulo 10: fantástico primer día

61 9 0
                                    

Este era oficialmente el primer día de campamento. Luego de todas las instrucciones que recibimos nos llevaron a las actividades. Podíamos elegir en que queríamos participar, fútbol, voleibol, escalar. Yo elegí escalar ya que no le temo a las alturas. Pero Ana si, así que ella opto por el voleibol.

Esto comenzaba muy bien.

Después de las competencias deportivas, nos dieron tiempo para ducharnos. Nos pidieron que estuviéramos de vuelta en el auditorio a penas estuviéramos listos.

—Estoy súper cansada —comentó Camila, una de mis compañeras de dormitorio.

—Yo también —respondí.

—Para apenas estar comenzando el día esto esta increíble ¿no te parece?

—Sí, es cierto, deberían hacer esto más seguido —respondí.

—Lo harán, Brenda la líder que está con nosotros me dijo que este campamento se realizará cada año —informó ella.

—Que bien.

—Tenemos que venir el próximo año —dijo animada.

—Sí, hay que hacerlo —respondí sonriendo.

En poco tiempo había hecho amistad con algunas personas.

Tiempo después llegó Ana y las otras chicas, quienes se apresuraron a ducharse.

Mientras tanto Camila y yo conversábamos, pues ya estábamos prácticamente listas. Me encontraba cepillando mi cabello castaño claro, casi rubio y Camila estaba poniéndose sus tenis.

—El juego estuvo increíble chicas, ¡GANAMOS!—comentó Ana cuando llegó a nuestro lado.

—Si eso escuché —dije.

—Todas jugaban súper bien —añadió Camila.

Ana sonreía, al parecer el triunfo le sentó bien.

—Por favor, todos los jóvenes al auditorio —llamaron.

—Será mejor que nos apresuremos —dije.

Al llegar al auditorio me di cuenta que aún faltaban personas, típico.

Cuando estábamos todos nos dieron una conferencia que estuvo muy buena, ya que hubo bastante participación y también nos reíamos mucho.

Al terminar la conferencia almorzamos en el gran comedor que quedaba justo al lado del auditorio. Cabe resaltar que la comida aquí es deliciosa y abundante, los platos que sirven son porciones más que suficientes y a veces tengo que luchar conmigo misma para terminarme todo. En la tarde nos dejaron libres, para estar en las diversas actividades anteriormente mencionadas.

La verdad con el calor que estaba haciendo anhelaba mucho la piscina. Así que me coloqué mi traje de baño y me dirigí a la piscina. Me encontraba caminando directamente a la piscina.

Gracias a Dios esta era grande y podía nadar tranquilamente.

Justo cuando estaba al borde de la piscina me resbalé, si no es por alguien que me sujeta de la cintura a tiempo me hubiera pegado una gran caída.

—Gracias —dije mientras me volteaba para ver a quien me había salvado de mi caída.

—¿Felipe? —dije abriendo mucho los ojos.

—¿Tú? —respondió él e inmediatamente nos abrazamos.

Él y yo hemos sido amigos desde niños por lo tanto tenemos una amistad muy bonita.

—¿Cómo es que no te he visto antes? —preguntó él rompiendo el abrazo.

—No lo sé, supongo que es porque hay demasiada gente.

—Puede ser —respondió.

—¿Cómo has estado?

—Muy bien —respondí.

—¿Algún chico? —preguntó el enarcando una ceja.

—No —respondí riendo.

—Menos mal, no quiero que tengas novio hasta los 30 ¿entendiste?

—Ni loca, a esa edad habré perdido mi encanto —dije moviendo mi cabello y mis pestañas.

—Bueno, después acordamos la edad —dijo rodando los ojos.

Desde que Felipe y yo éramos pequeños nos prometimos tratarnos siempre como hermanos y así somos cada día. Él no tenía hermanos ni hermanas, por lo que según él  yo me convertiría en su hermana, aunque de diferentes familias. Y es por eso que era así de sobre protector conmigo.

Salvando una VidaWhere stories live. Discover now