Capítulo 7: Entrevista de trabajo

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Según Dylan el restaurante no quedaba lejos de su casa, así que decidimos ir caminando.

—Voy a llegar tarde si no caminas más rápido—dije unos metros más adelante que él.

—Te mentí —dijo cuándo me alcanzó.

—¿Qué?—dije confundida no entendía a lo que se refería.

—La entrevista no es a las diez es a las once, es solo que pensé que tal vez no estarías lista a tiempo, ustedes las mujeres tardan mucho en arreglarse —habló el apenado.

¿Me hizo levantarme una hora más temprano pensando que tal vez no estaría lista? Eso me enojo. Pero por otro lado, él se preocupaba porque no llegara tarde y ese era un lindo gesto.

Respiré para calmarme.

—Bueno no hay problema, lo importante es que ya estoy lista, pero no estuvo bien que me hubieras mentido —dije.

—Lo sé, y lo siento —dijo —Pero... puedo arreglarlo ¿Te parece si vamos por un helado?—preguntó.

—¡Gran idea! —exclamé sonriendo.

Caminamos hasta una heladería y nos sentamos en una de las mesas e hicimos los pedidos, poco después llegaron las dos grandes copas de helado.

—Tamara —llamó él.

—¿Sí? —respondí mientras alzaba la mirada.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Dime—respondí con curiosidad.

—¿Por qué escapaste de tu casa? Los verdaderos motivos —dijo  mientras clavaba sus ojos en los míos esperando mi respuesta.

Trague con fuerza, no quería responder a eso, evitaba recordar lo sucedido, porque eso dejó una herida en mi ser, una herida la cual dudo que algún día se cierre.

Mis ojos se nublaron por las lágrimas rebeldes. Parpadeé varias veces para espantarlas.

—Porque pasó algo terrible...algo de lo que no quiero hablar—dije.

—¿Y me dirás algún día?—preguntó  suavemente.

—Tal vez —respondí devolviendo mi mirada nuevamente al helado.

El tiempo pasó rápidamente y luego de terminar el helado nos dirigimos hacia el restaurante.

—Tengo miedo ¿Y si no me aceptan?—dije justo cuando estaba en la entrada del establecimiento.

—Cálmate ¿sí? tendrás el trabajo de eso estoy seguro.

—Solo entra —añadió él señalando la gran puerta frente a mí.

—Está bien —suspiré cansada.

—Te esperare aquí.

Asentí y toqué la puerta.

—¿Eres la chica de la entrevista?—preguntó una mujer de unos 30 años asomándose por la puerta.

—Si señora, soy yo—respondí.

—Adelante, pasa—dijo ella abriendo la puerta para permitirme la entrada.

Este es sin duda alguna un muy lujoso restaurante. Repasé el lugar con la mirada.

Había mesas elegantemente decoradas, sillas muy cómodas y llamativas, grandes candelabros de cristal colgaban del techo y con varios cuadros colocados estratégicamente en las paredes.

Se veía muy acogedor y sofisticado a la vez.

—Bueno, siéntate —dijo ella señalando una de las mesas, al parecer aún no habían abierto el restaurante.

—¿Cómo es que te llamas?—preguntó la mujer.

—Tamara García —respondí automáticamente.

—Dylan me comentó que estabas pasando por una situación difícil y que necesitabas el trabajo.

—Sí, así es.

—¿Tienes alguna experiencia como mesera?

—No... pero aprendo con facilidad soy muy cuidadosa y ordenada —dije nerviosa.

Ella parecía estar pensando en lo siguiente que diría y eso me ponía mucho más nerviosa.

—Eso espero, te daré las instrucciones necesarias para que sepas que hacer, pero si noto que eres poco eficiente no te daré una nueva oportunidad ¿entendido?

—Si señora —respondí.

Eso significaba que... ¡Me dio el trabajo!

—Bienvenida a mi restaurante "Armonía de sabores" —dijo ella mientras abarcaba con sus manos todo el lugar.

—Ah por cierto, mi nombre es Hana Martínez, discúlpame había olvidado presentarme.

—No hay problema —contesté dándole una sonrisa.

La señora Martínez comenzó a enseñarme el lugar, me indicó donde quedan los baños, la cocina, etc. Me explicó cómo debía hablarle a los clientes y la etiqueta necesaria para llevarles sus platos.

—Cada que las personas ordenen sus platos, vas inmediatamente a la cocina-dijo señalando una puerta que decía "Solo personal autorizado" —luego le informas al chef o a sus ayudantes, ellos te dirán cuando estén los platos listos, pero tú, debes estar pendiente ¿Entiendes?

—Si señora, ya lo tengo claro —respondí para asegurarle que había entendido todo el funcionamiento del restaurante.

Un poco después me pidió algunos documentos, me informó que el horario era desde la 1:00 pm hasta las 8:00 pm y me dijo cuanto me pagaría, lo cual era una cifra muy suficiente para mí, eso sin contar las propinas que según la señora Martínez los clientes acostumbraban a dejar a los meseros.

—Y... ¿Cuándo comenzaré? —pregunté.

—Mañana mismo, ya que hoy no abriré el restaurante porque están haciendo unos arreglos en la cocina.

—Bien, ya terminamos, te espero mañana muy puntual —dijo ella a modo de despedida.

—Así será, muchas gracias por todo.

Ella asintió y me acompañó hasta la puerta.

—¡Si me aceptarón! —le dije alegremente a Dylan que me esperaba afuera.

—¿Ves? Te lo dije —comentó el sonriendo.

—Gracias por ayudarme a conseguir el trabajo —dije mirándolo a los ojos.

—Es un placer —dijo —Clara me llamó mientras estabas en la entrevista, me pidió que te dijera que en cuanto terminaras la entrevista fueras directo a nuestra casa ya que ella te estará esperando —añadió.

—Al parecer le has agradado mucho y ya no quiere despegarse de ti —comentó él sonriendo.

—Sí, no hay problema, no es que tenga muchos lugares a los que ir, y me alegra haberle agradado a Clara, ella es una linda persona —respondí.


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¡Bendiciones!

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