Capítulo 12: Creo que estoy perdida

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NARRA DANA

Ya era el tercer día de campamento y yo no dejo de decir lo espectacular que esta todo, las múltiples actividades hacían que el tiempo aquí se pasara rápido.

Además con mi reencuentro con Felipe y sus continuas bromas, todo a sido increíble. Luego de llamar a Tamara nos dijeron que fuéramos al auditorio de nuevo, allí nos dieron una predica y nos informaron que en la noche habría un concierto con el grupo de alabanza de la iglesia, eso si era una gran sorpresa.

Son más o menos las dos de la tarde. Hoy nos dieron el resto de esta tarde libre y a la noche a eso de las siete empezara el concierto. 

Me separe de mis amigas, les dije que quería ir a caminar un poco y sentarme a a escribir un rato.

Comencé a caminar hacia el bosque, la naturaleza ha sido mi lugar favorito. Rodeada de árboles y flores silvestres, el aire se vuelve más puro y limpio, puedes escuchar las aves y... los insectos.

Caminaba en medio de todo eso dejándome llevar por el hermoso paisaje. Me senté en el verde pasto, saqué mi cuaderno y empecé a escribir. Luego de un largo rato me pare dispuesta a irme, pero había un problema me había adentrado demasiado en el bosque... Y ahora no recordaba por donde había venido.

Mire mis bolsillos para ver si tenía mi móvil y no encontré absolutamente nada.

¡Maravilloso! (nótese mi sarcasmo) sin embargo traté de encontrar el camino de nuevo.

No debí adentrarme tanto, pero ya era tarde para arrepentirme.

Miré mi reloj de mano eran las 3:30pm. Al menos aún era de día.

Media hora después de caminar sin encontrar el campamento decidí sentarme en la hierba a pensar en una solución.

De repente escuché pasos a mí alrededor.

—¿Hola?—dije confundida.

—¿Hay alguien ahí?— pregunté de nuevo.

Nadie respondió.

Coloqué mi cabeza entre las rodillas ya no había nada que hacer estaba totalmente perdida. Creo que ahora lo único que podía hacer era gritar.

Justo antes de que comenzara a hacerlo escuché nuevamente pisadas.

—¿Hola? ¿Alguien puede oírme?—volví a preguntar.

Las pisadas se escuchaban más cerca.

—¡Sé que hay alguien allí!—dije.

Nadie respondía, pero se escuchaba a alguien que corría.

No sabía qué hacer.

Si nadie respondía, pero realmente alguien se encontraba en el bosque solo significaba que tenían algún motivo para no responder. El pánico me invadió, sentí miedo. Yo. Sola. En medio del bosque. Y alguien que no respondía.

Podía escuchar pasos apresurados. Grité y comencé a correr. Las ramas golpeaban mi cuerpo y casi me caigo en varias ocasiones.

—¡Espera!—gritó una voz masculina.

Pero yo no me detuve ¿Qué tal si quería hacerme daño?

Una gran rama en el suelo hizo que me cayera fuertemente sobre el piso. Mi tobillo se había torcido con la caída.

—¡AH!—grité de dolor.

No podía ponerme en pie.

—¡No voy a hacerte daño! —dijo la voz masculina de nuevo.

Miré a quien me hablaba.

Era un chico de cabello negro e impresionantes ojos azules. En definitiva el chico más lindo que he visto.

—¿Estás bien?—volvió a preguntar acercándose un poco mas.

—Así que eras tú quien me perseguía —fue lo primero que dije.

—Escuché que alguien llamaba y decidí averiguar quién era —dijo él.

—¿Sabes dónde queda el campamento? —pregunté desde el suelo.

—No. En realidad Salí a caminar desde el campamento, pero me adentré mucho y ahora no recuerdo el camino —dijo. 

—Esto no puede estar pasando.

—¿Y tú? ¿Qué haces en medio del bosque?—preguntó examinando mi rostro.

—Pues, casualmente también Salí a caminar y me senté en algún lugar de este bosque a escribir y ahora estoy perdida—dije.

—¿También estas en el campamento? —preguntó. 

—Si.

Mire mi reloj, las 5:00 pm.

—Tengo que salir de aquí, no puedo llegar tarde al concierto —hablé desesperada.

—Querrás decir TENEMOS que salir de aquí —dijo resaltando la palabra tenemos.

—Sí, lo siento —dije.

—Yo tampoco quiero llegar tarde al concierto, va a estar increíble.

—Sí, será mejor que nos apresuremos —respondí tratando de incorporarme.

—¡Ah, me duele!

—¿Por qué no me habías dicho que tenías el tobillo torcido?—inquirió él.

No iba a decirle que fue por estarlo mirando.

—Creo que lo olvidé —dije nerviosa.

—Ven, te llevaré —habló  mientras se agachaba y me cargaba.

—No te sueltes—añadió.

Tuve que colocar mis brazos en sus hombros para no caerme. Si no fuera por la bendita rama no estaría en tan incómoda situación. Luego de caminar un poco escuchamos lo que parecía ser voces, risas y gritos de triunfo.

—Estamos cerca —dije.

—¿Qué?—preguntó 

—Escucha, es por allá —dije señalando hacia la derecha para que prestara atención a las voces de nuestros compañeros de campamento.

—¡Sí!—dijo él.

Después de todo, no estábamos tan perdidos porque no habíamos caminado mucho y ya habíamos encontrado más o menos el campamento.

—Oye ¿Cómo te llamas?—preguntó  de repente.

—Dana ¿y tú?

—Anderson.

—Bueno Dana, creo que nos espera un gran regaño por parte de los líderes —comentó.

—¿Por qué?

—Porque primero, no podíamos ir al bosque y segundo...—se interrumpió al instante y me miró.

—¿Y segundo? —dije para que continuara.

—Nada, olvídalo—dijo Él.

—Vamos, dime —insistí.

—Nos verán llegar solos y pensaran que... nos escapamos o algo—respondió él un poco incomodo.

—Oh, ya entiendo.

—Podemos separarnos —propuse.

—No puedes caminar ¿lo recuerdas?

—Haré el intento.

Él rodó los ojos y continúo.

No podía permitir que los líderes pensaran algo que no había sucedido realmente.

Pero nos verían salir del solitario bosque...

Juntos.

¿Qué tal si no me dejaban volver a los próximos campamentos?

Salvando una VidaWhere stories live. Discover now