Capítulo 6: Cabello Rebelde

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—¡DESPIERTA! Tamara, despierta.

Me levanté de un salto y enfoqué mi mirada en el responsable de mi gran susto.

—Por Dios... casi que no despiertas —comentó Dylan.

—Y tú casi me matas del susto.

—No es mi culpa que tengas el sueño pesado —se defendió.

—No importa... al fin y al cabo ya estoy despierta —dije mientras me estregaba los ojos —¿Donde esta Clara?—pregunté mirando hacia la otra cama vacía.

—Estudiando, por cierto...¿Recuerdas que te dije que podría ayudarte a conseguir trabajo?

—Si, lo recuerdo —respondí.

—Pues hoy tienes la entrevista.

—¿Es enserio? —dije sin poder creerlo, esto sin duda me ayudaba mucho.

—Es a las 10 de la mañana —añadió.

—¿Y qué horas son? —pregunté.

—Las ocho

Tenía exactamente dos horas para arreglarme y salir, tiempo más que suficiente.

—Bueno, te dejo para que te puedas organizar —dijo Dylan mientras se dirigía a la puerta de la habitación.

—Oye —llamé a lo que él se giró para verme.

—¿Si?

—Gracias, de verdad muchas gracias por todo.

—De nada —respondió con una gran sonrisa y luego salió.

Inmediatamente tomé mi maleta y busqué entre mi ropa algo decente. Encontré un jean y una blusa azul marino con boleros, junto con unas zapatillas.  Saqué también mi toalla y me dirigí al baño que quedaba al lado de esta habitación.

Luego de lavarme los dientes, ducharme y vestirme busqué los pocos cosméticos que tenía, me coloqué un poco de polvo facial, máscara de pestañas y un brillo labial, al menos estaba más decente.

El único problema era... mi cabello que aunque lo había lavado y desenredado ahora se encontraba esponjado. Me cogí una coleta debido a mi frustración y Salí de la habitación.

—Bueno, estoy lista—anuncié tratando de asentar un cabello rebelde.

—¿Qué le pasó a tu cabello —fue lo primero que dijo Dylan.

—No tenía acondicionador—respondí.

—Pues hay que arreglarlo, Clara debe tener algo así en su armario, ve y búscalo—dijo

—¿Enserio y no se molestará?

—No, no se molestará, no te preocupes.

—Entonces iré a ver —anuncié mientras me dirigía de nuevo a la habitación.

Busqué y busqué pero para mí desgracia también encontré su tarro de acondicionador vacío completamente.

Lo que si  encontré fue una plancha para el cabello.

Nunca había utilizado una, pues no había tenido la necesidad de hacerlo ya que mi acondicionador asentaba mis ondas negras a la perfección pero justamente hoy no había nada en mi tarro, ni en el de Clara.

—Oye no encontré nada,  pero ¿Podría usar la plancha para el cabello? —le pregunté a Dylan.

—Si, por supuesto, con tal de que no vayas como una loca despeinada todo irá bien y a lo mejor podrían darte el trabajo —dijo el riéndose.

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