Capítulo 15: Estoy aquí

67 6 1
                                    

Me puse de pie lo más rápido que pude, fui a la cocina y tomé el cuchillo. Iba a acabar con esto de una vez.

—¡NO! —interrumpió Dylan de un momento a otro, tomó el cuchillo de mis manos y lo colocó lejos.

—¡DÉJAME YA NO QUIERO VIVIR! —dije llorando.

—No, no te dejaré —habló Dylan tomándome por los hombros.

—No puedo... no puedo seguir viviendo —dije de nuevo entre sollozos.

—Estoy aquí y te ayudaré —dijo tratando de calmarme.

—¡NO NO NO! —gritaba una y otra vez hasta que él se acercó más a mí y me abrazó.

—No voy a dejar que acabes con tu vida —susurró  en mi oído y yo continúe llorando.

—No voy a permitir que vuelvan a hacerte daño —dijo el abrazándome mas fuerte —Eres valiosa, eres importante para nosotros y para Dios —añadió.

Me sentí querida y me sentí protegida junto a él.

—No vuelvas a intentar suicidarte —dijo  seriamente.

—¿Por qué no? Yo decido que hago con mi vida —dije.

—Porque yo no me perdonaría haberte dejado ir —susurró.

Algo dentro de mí se estremeció al escuchar eso.

—Prométeme que no lo volverás a intentar —rogó él.

—Para ti es fácil decirlo —respondí.

—Tú eres maravillosa, no vuelvas a intentar hacer algo así, esa no es la solución, sabes que cuentas conmigo y con Clara —dijo el tomando mi rostro en sus manos y haciendo que lo mirara a los ojos.

—Está bien —dije para tranquilizarlo — He pasado por tantas cosas que ya la vida no se me hace fácil... creo que nunca seré feliz —añadí entre sollozos.

—Yo te ayudaré a ser feliz —dijo él y eso hizo que me sonrojara instantáneamente.

—Gracias —susurré en su pecho.

—Sabes que estoy para lo que necesites.

Y así nos quedamos un rato más, hasta que mis lágrimas cesaron, pero yo no quería romper el abrazo.

Hasta que caí en cuenta que mi blusa se había rasgado anteriormente y todo este tiempo he estado en... ¡sostén!

Me separé un poco.

—Iré a ponerme algo, mi blusa se hizo pedazos —dije un poco incomoda.

—S-sí, claro —respondió él, desviando su mirada de mí. No se había percatado de ello.

Subí rápidamente a la habitación que compartía con Clara saqué una nueva blusa y me la coloqué. Luego volví a bajar. Me encontré a Dylan recogiendo mi blusa despedazada.

Estaba de espaldas a mí apretando fuertemente los puños como si quisiera golpear algo. Todavía no se había dado cuenta que yo estaba allí.

—Hey, deja eso, no te preocupes —dije tocando su hombro a lo que él se giró para verme.

—No descansaré hasta que ese tipo este tras las rejas —dijo enojado.

—Lo bueno fue que llegaste a tiempo, si tu no hubiese estado en casa yo...

—Ni lo digas —interrumpió —No soporto la idea de que alguien pueda hacerte daño —añadió él la ira coloreaba su voz.

Sentí un nudo en mi garganta, después de muchos años las personas se vuelve a preocupar por mí, primero Dana, y ahora Dylan y Clara. No me sentía así desde que era niña, cuando mis padres estaban... Vivos, ellos me trataban como si fuera una muñeca de porcelana.

Trate de alejar los pensamientos pero venían a mí en una especie de descarga.

Sentí unas inmensas ganas de llorar, llorar por mi dolor, el dolor de la perdida, mi sufrimiento, mis miedos. No pude más, iba a explotar en llanto.

Me giré, dispuesta a irme a mi habitación a llorar, pero unas manos me detuvieron.

—Ven —dijo él mientras me envolvía de nuevo en un cálido abrazo. Comencé a llorar a cantaros.

—Ya pasó —susurró Dylan.

—¿Por qué a mí? —dije entre sollozos.

—Todo va a mejorar—respondió.

—¿Y si regresa?—dije aterrorizada.

—Mañana mismo pondremos la denuncia para que la policía lo busque —dijo él —Y no te preocupes, me quedaré contigo, no voy a dejarte sola —añadió.

—Te lo agradezco, hace mucho tiempo que no se preocupan por mí —solté.

—Pues, a partir de ahora será muy diferente, porque me tienes a mí —dijo  acercándose mucho más a mí.

En ese instante se escuchó la puerta abrirse. Era Clara.

Me alejé un poco, pero él no tenía intenciones de romper el abrazo.

—Llego Clara —le informé para que me soltara. Pero aún así no lo hizo y continuaba mirándome tiernamente, como si fuera lo más maravilloso que había visto.

Así que opté por quitarle sus manos delicadamente, a lo que el pareció reaccionar y se puso nervioso inmediatamente.

—¡QUE PASÓ AQUÍ!

El grito de Clara me hizo sobresaltar. La sala no había quedado muy bonita que digamos después de todo lo ocurrido. Ella observó todo y luego clavó su mirada en Dylan y yo.

—Hola —saludé en tono triste.

—Hola —respondió ella confundida.

—No creerás lo que sucedió —comenzó Dylan e inmediatamente le explico lo ocurrido.

Clara quedó totalmente sorprendida.

Pero luego se acercó a mí y me abrazo.

—Lo siento tanto Tam —dijo ella a punto de llorar.

—Si yo también —dije.

—Y gracias a ti hermanito, si no hubieras estado, todo hubiera sido peor —dijo Clara.

—Para eso estoy —respondió él.

Esa noche no pude dormir, pero me sentí más aliviada por tener a Dylan y Clara y por supuesto también a Dana. Es un milagro que encontrara personas como ellos, tan dispuestos a ayudarme.

No sabía cómo agradecerles eso.

Salvando una VidaWhere stories live. Discover now