IX. ♛

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Las puertas de metal se abrieron unos segundos después de que decidí dejar de sentir pena por mi misma. Me levanté del suelo y salí de aquél cubículo con pasos leves. Piso 20. Caminé hacia el final del enorme pasillo hasta encontrarme con la puerta número 2010, toqué un par de veces y no tuve que esperar mucho para que me abrieran. Vanessa me recibió con un fuerte abrazo y una enorme sonrisa, tan afectiva como siempre.

—¡Lau, creí que llegarías más tarde!— Me miró confundida pero aun sin borrar su linda sonrisa.

—Si, es que me trajeron por eso llegué más rápido.— Entramos y ella nos dirigió hacia la cocina.

—¿Quién te trajo?— Dudé por unos segundos antes de hablar pero no tenía caso mentirle, ella lo sabía todo.

—Ross.

—¿Le dijiste?

Tardé varios segundos en analizar la pregunta. Tenía pensado hacerlo, tal vez no ahora, pero un día de estos, aunque ahora no creo que sea necesario.

—No se hará cargo.

Me miró boquiabierta, ¿pues cómo no? Sacudió su cabeza al mismo tiempo que sacaba dos tazas de un estante y les servía agua para después meterlas en el microondas. Se inclinó sobre la barra que nos separaba y soltó un fuerte suspiro. Tenía la mirada perdida pero aun así podía sentir la de mi hermana clavada sobre mi.

—¿Eso dijo?— No se lo podía creer, obviamente.

—Dijo que lo que pasó esa noche había sido un gran error.

—Lo siento mucho, Lau. Él no sabe de lo que se pierde, no es tu culpa que haya terminado siendo un completo idiota.

—Que sea un idiota, no, que haya quedado embarazada, si.— Tragué con dificultad, más tonta no pude haber sido. —Yo sabía lo que estaba pasando, fue mi decisión continuar...

Vanessa caminó hacia mi y me rodeó con sus brazos haciéndome caminar hasta el sillón para sentarnos. Me acosté sobre ella justo como cuando eramos niñas. Cada vez que me sentía triste o me equivocaba en algo, siempre terminaba acostada sobre sus piernas mientras ella acariciaba mi larga melena al mismo tiempo que trataba de animarme.

Oh, como desearía poder volver en el tiempo y evitar todo esto.

[...]

Había pasado cerca de media hora cuando Vanessa me movió de un lado a otro con la intención de despertarme. Abrí mis ojos con suma pereza y me levanté tras unos segundos.

—Tenemos que estar allá en una media hora. Despabila, Lau.— Murmuré un par de incoherencias y tomé mi bolso que se encontraba en el piso. Hice un par de ademanes al azar y caminé hacía el baño. Hice mis necesidades y me retoqué el maquillaje para que no se notara que traía el almohadazo.

—Tengo hambre. ¿Crees que podríamos pasar por algo en el camino?— Mis tripas comenzaron a rugir horrible. Vanessa rió por el espectáculo de mi estómago y asintió.

—Claro, doña tripas.

¿Do-ña? Ver tantas novelas mexicanas le está haciendo daño.

Salimos del departamento, adentrándonos en el estacionamiento del lugar en busca del auto de mi hermana. Este se encontraba en el lugar E16, como de costumbre. Subimos y Vanessa encendió el motor al igual que yo la radio.

—¿A dónde, señorita Laura?— preguntó ella fingiendo la voz gruesa.

—A tu corazón.

—Mmm, creo que eso no se va a poder, está muy lejos de tu alcance.

Increíble que hasta mi propia hermana me deje en la zona de sólo amigos.

Estuvimos en silencio por un par de minutos en los que sólo se escuchaba la música de Justin Bieber de fondo.

Papasito.

Antes de llegar al aeropuerto, nos detuvimos en un Starbucks. Entramos por el drive thru y avanzamos hasta la primer ventanilla. Un chico moreno de ojos mieles y cabello negro como la noche se asomó recibiéndonos con una enorme sonrisa. Vanessa no despegó sus ojos de él en ningún momento. ¿Pues como? estaba como para hacerle hasta lo que no.

Después de unos minutos nos dio nuestra orden y salimos de aquel túnel. Rápidamente saque mi muffin de chocolate de la pequeña bolsa de papel y comencé a devorarlo con velocidad mientras tomaba pequeños sorbos de mi Caramel Frappuccino.

Estada delicioso.

Entre risas y bromas, llegamos al aeropuerto de la gran ciudad de Miami. Vanessa y yo nos bajamos del auto con tranquilidad para dirigirnos hacia el interior del frío lugar. Eran las 4:46 pm y mis padres aún no llegaban a pesar de que su vuelo estaba programado a llegar a las 4:30 pm.

—¿Y si damos una vuelta por ahí? Tal vez ya llegaron pero no tienen pila en sus celulares.— Asentí comprensiva. Caminamos un poco hasta que una voz robótica que se escuchaba por los altavoces del lugar nos llamó la atención.

Vuelo 320, puerta A13, acaba de aterrizar.

—¡Es el de ellos!— Ambas aceleramos el paso hasta llegar al otro extremo del aeropuerto. Una vez frente a la puerta, esperamos un par de minutos hasta que los pasajeros empezaron a bajar. 3 cabelleras rubias y 2 pelirrojas, fueron lo primero que vimos antes de que por fin pudiéramos ver a nuestros padres, corrimos a abrazarles y no pude evitar que un par de lagrimas resbalaran de mis ojos.

No me había dado cuenta de cuánto los necesitaba hasta este momento.

♛Best Mistake♛||Raura||Kde žijí příběhy. Začni objevovat