XIII. ♛

89 11 1
                                    

Laura.

Se estaba disculpando. Estaba arrepentido por haberme tratado como una mierda pero por alguna razón yo no me sentía mejor de ningún modo. Soy su mejor amiga y nada nunca cambiará eso. Debería estar feliz, saltando de la emoción porque las cosas podrían volver a ser como antes. Pero no.

No me sentía mejor de ningún modo.

Sin embargo, lo perdoné. Acepté sus disculpas, claramente no sin antes ponérsela un poco difícil. Ross me abrazó y besó la coronilla repetidas veces como signo de felicidad. Él siempre había sido muy amoroso una vez que entraba en confianza. Se ofreció a comprarme lo que quisiera del delicioso menú secreto del Starbucks, lo cual agradecí ya que tenía bastante esperando por este momento de interacción entre la cafeína y yo. Puesto que hacía calor, decidí por comprar un Caramel Frappuccino, mi favorito de todos los tiempos.

La tarde transcurrió tranquila, un montón de temas diferentes surgieron haciendo que la conversación fluyera con normalidad. No fue para nada incómodo a como lo había imaginado.  Aunque claro, ese pensamiento no duro mucho tiempo en mi cabeza. Todo el alivio que había sentido dentro de mi, salió corriendo en el momento en que su nombre salió de sus rosados labios.

—... entonces, después de tanta insistencia por parte de ciertos amigos, por fin decidí empezar algo serio con Courtney.— Eso fue como jugar al Ice Bucket Challenge con Santa Claus y sus pequeños ayudantes en el Polo Norte. Pude sentir el momento exacto en el que mi corazón fue hecho añicos sin compasión. Era fecha que no entendía por qué me afectaba tanto todo lo que tuviera que ver con la vida amorosa de Ross.

—Oh, ¿en serio?— Pero que demonios estaba pensando creyendo que esa tipa había sido nada más y nada menos que una aventura. Aveces puedo ser muy tonta al parecer. 

—La verdad nos está yendo genial, ella es muy linda y considerada...— sin querer saber nada más, inconscientemente me desconecté del mundo, sumergiéndome en mis propios pensamientos masoquistas sin sentido. —Laura, ¿me estás escuchando?— la mirada preocupada de Ross comenzó a buscar la mía pero yo la aparté al instante, no queriendo tener contacto visual.

—Si, claro que si, continúa.— Su ceño seguía fruncido, no completamente seguro de si le estaba mintiendo o de lo que estaba realmente pasando por mi cabeza, pero al parecer prefirió dejarlo de lado para seguir hablando maravillas de su nueva novia casi como una chica enamorada. 

La forma en la que Ross no paraba de alardear de Courtney hacía que mi estomago diera vueltas, o tal vez era el pequeñin dentro de mi que no estaba muy emocionado por el hecho de tener una madrastra. El bebé. ¿Cómo chingados le diría a Ross ahora sobre su existencia si está hasta el culo por aquella modelo de ojos grandes? Si antes se me dificultaba, ahora se me hacía imposible.

Y de un momento a otro me sentí estúpida, debería escupir la sopa ahora y rápido antes de que salga con que se quiere casar con ella o con que ella también está embarazada con un crío suyo, o peor... No sé qué podría ser peor, pero es algo que pienso por si las moscas. 

—Lau, enserio me preocupas. No has prestado atención a nada de lo que te he dicho, ¿cierto?— ¡Enhorabuena, denle un premio al rubio con el ceño fruncido! Ya se estaba tardando en darse cuenta que no me interesa ni un comino nada que tenga que ver con Courtney y su lindura

—Pff no, como crees.— Contesté con una pizca de sarcasmo oculta, no importándome si realmente se daba cuenta de ello o no. Se revolvió incomodo en su lugar, jugando con su vaso de café entre sus manos, no sabiendo bien que decir ahora. 

—Y ¿cómo te ha ido?

—Bien, con un poco de peso extra pero bien.— Solté con una risa que pudo haberlo confundido, pero qué más da.

—¿En serio? Ni cuenta me había dado.— Por supuesto que no, capullo. Si quisiera que te dieras cuenta no andaría usando esta enorme ropa. 

—Esa es la idea.

—Bien.— Me dio una sonrisa un tanto forzada y sacó un par de billetes para la mesera que no le había quitado los ojos de encima a mi acompañante. —¿Nos vamos?— preguntó levantándose de su lugar y apuntando a la puerta con su cabeza. No contesté y me paré, tomándome la crema batida que quedaba de mi bebida. 

—¿Te dejo en tu departamento?— Debo admitir que una parte de mi no se encontraba feliz por el hecho de que quisiera irse de una vez y apuesto a que mi cara me delató antes de que me diera cuenta. —Perdón que sea tan rápido, es solo que Courtney ha estado enviándome mensajes durante todo el rato. Tengo que ir a ver que quiere, entiendes, ¿verdad?— La verdad era que no entendía, ¿por qué no le mandaba un mensaje y ya?

—Si, no hay problema, pero puedo caminar a casa.— Antes de que él pudiera decir alguna cosa, le di un beso en la mejilla y comencé a caminar en dirección opuesta a la suya. Es hora de que me encargue de mi misma. 

♛Best Mistake♛||Raura||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora