XXV. ♛

86 14 15
                                    

"Tengo que irme." Nate saltó de encima mío acomodando su ropa, dejándome completamente expuesta. Rápidamente tomé mi blusa y la coloqué por encima de mi cabeza con torpeza. ¿Qué estaba sucediendo?¿Estaba siendo rechazada?

"Nathan." Lo seguí hasta el corredor fuera de mi habitación. "¡Espera!" Hablé más fuerte alcanzando su brazo, estirándolo para poder detenerlo.

"¡Me tengo que ir, Laura!" Espetó girando sobre sus talones, soltándose con un rápido y por no decir fuerte, manotazo. Lo miré estupefacta, el movimiento fue tan repentino que me había asustado. Su cara aún con aquella expresión de enfado y confusión... Retrocedí levemente, no sabía de lo que él podría ser capaz.

"¿Creíste que te iba a hacer daño?" Me miró incrédulo, sintiéndose claramente ofendido. La verdad, no tenía idea; no lo conocía y estaba apunto de acostarme con él, me sentía extremadamente estúpida.

Estúpida de a madres, como diría una querida amiga con intento de mexicana; un clavo no saca a otro clavo y creo que ésta noche era una jodida prueba de eso.

"Será mejor que te vayas." Musité cruzando mis brazos sobre mi pecho, sintiéndome avergonzada de mi misma. Bufó y se volteó para seguir caminando hacia la puerta pero se detuvo una vez que posó su mano sobre ésta y soltó una risa un tanto maliciosa, provocándome ligeros escalofríos.

Mi sangre se heló rápidamente y mi rostro se desfiguró en cuestión de segundos cuando salió del apartamento dando un ruidoso portazo. Las lagrimas comenzaron a brotar y a rodar por mis mejillas. No sabía qué demonios estaba sintiendo ni por qué estaba llorando, pero me sentía de la patada. Me había imaginado toda clase de razones por las que él no habría querido tener sexo conmigo y realmente no hacia nada más que bajarme el autoestima a 20 metros bajo tierra.

No fue hasta después de un par de minutos que mi mente volvió al mismo lugar de siempre, al mismo chico que rondaba por mi cabeza 24/7. En ese momento me di cuenta que no era por Nathan o mi bajo autoestima por lo que lloraba, si no por las tremendas ganas que sentía dentro de mi de poder estar al lado del chico que de verdad quería. Estaba llorando por Ross, necesitaba acurrucarme a su lado y contarle sobre lo papanatas que había sido Nathan, hacer bromas y comentarios un poco -bastante- ofensivos también acerca de él y comer, comer todo tipo de porquerías.

Hablando de comida, me estaba muriendo de hambre. Una pizza nunca viene mal.

Limpié mis lagrimas y sorbí la nariz, necesitaba calmarme o la persona que me atendiera por la pizza creería que me estaban matando y que aquella pizza era mi último deseo. Reí por dentro al caer en cuenta de lo rápido que había cambiado mi estado de animo.

Apenas tomé mi teléfono para marcar a la pizzería cuando mi pantalla se iluminó con la foto de Ross en ella. ¿Realmente debería contestar? A fin de cuentas, no me quedó mucha dignidad después de barrer el suelo y recoger los pequeños pedacitos que quedaron de ella tras aquella noche espantosa en mi sala de estar. Tenía que guardarla y conservarla para poder mirarme en el espejo todas las mañanas. Rechacé la llamada y en mi segundo intento por marcar al establecimiento de la deliciosa y grasosa comida, tocaron mi puerta.

¿Qué acaso diosito no quería que yo tuviera mi pizza?

Pasé del espejo ignorando mi horrible aspecto de 'casi tuve sexo y lloré de lo espantoso que fue' y abrí la puerta, sin siquiera checar quien era antes. Grave error.

"Hola." Dijo con una media sonrisa mientras se balanceaba sobre sus pies. Se veía adorable pero no estaba de humor para esto. No después de haber pasado por veinte estados de animo distintos en los últimos 5 minutos.

Cerré la puerta sin siquiera emitir el más mínimo sonido. Creyendo que me había librado de él, giré sobre mis talones con la intención de caminar hacia mi cuarto pero volvieron a tocar la puerta. Ésta vez, siendo más insistentes.

"Aggg." Solté en un quejido y regresé a abrir. "¿Se te perdió algo?" Espeté.

"Pasaba por aquí y pensé en venir a ver cómo estabas."

Estem... pues la verdad estoy horrible, ¿y tú?

Ross.

¿Debería subir? Es la cuarta vez que paso por ésta calle y sigo sin saber si debería ir a su departamento y ver como va su cita o lo que sea. Me sentía un completo loco acosador y muy probablemente porque al parecer eso es lo que era.

Después de lo que se sintió como una hora de espera en mi auto, me decidí por subir. Era muy tarde y el auto de aquél hijo de puta seguía perfectamente estacionado a un lado del edificio, quien sabe qué cosas no aptas para los ojos de Diosito estarían haciendo. Abrí la puerta del auto y en eso mi celular comenzó a sonar por la décimo séptima vez.

"¿Qué?" Contesté al ver quien era. "¿Por qué sigues marcando?"

"Estoy preocupada. Nunca nadie me ha cancelado si le digo que estoy en un hotel completamente desnuda esperando por él." Courtney ladró con un quejido fastidioso. "Sólo contéstame algo, no te voy a juzgar." Suspiré rodando los ojos.

"¿Qué cosa?"

"Acaso tu... ¿eres gay?" No pude aguantar la enorme carcajada. ¿Realmente se estaba preguntando eso después de todas las veces que la hice gritar... en una sola noche?

"¿En serio necesitas buscar una excusa por la que un hombre no quiera estar contigo? Increíble, cielo. Me tengo que ir." No esperé a que dijera nada más y colgué.

Volví a mi misión anterior de ir en busca de Laura, cuando en eso veo a aquél idiota salir del edificio, se estaba jalando de los pelos. Antes de entrar a su auto golpeó la puerta con fuerza y una vez dentro, pude ver como la furia emanaba de si mismo al mismo tiempo que su pequeña silueta golpeaba el volante repetidas veces.

¿Qué demonios?

Salí de mi auto, esta vez completamente decidido a que subiría para aunque sea asegurarme de que ella estuviera bien. Esperé lo que parecieron siglos por un elevador que parecía traer a todos los residentes en él hasta que por fin llegó.

Una eternidad después, por fin pude llegar al piso de Laura. Caminé con grandes zancadas hasta llegar a su puerta, estaba muy nervioso. ¿Qué tal si aquél idiota se había querido propasar con ella? ¿Qué tal si la había lastimado y ella estaba tirada por algún lado, totalmente inconsciente? El miedo crecía más y más dentro de mi, parecía que nunca se iba detener. Segundos después, la castaña por fin abrió la puerta, dejandome soltar todo aquello a lo que me estaba aferrando en mi interior.

Suspiré con gran alivio y me empecé a mecer sobre mis talones ligeramente después de emitir un leve saludo, no sabiendo qué hacer ahora. Laura no me miró ni por un minuto, cuando cerró la puerta en mi cara. Tardé un rato en reaccionar y saber si debería hablar a la puerta de nuevo. Sin esperar otro segundo, toqué con mayor insistencia. Laura volvió a abrir la puerta con un quejido y una manera muy ruda de decir 'hola'. Tras decirle mi gran excusa de qué hacía ahí a altas horas de la noche, se movió a un lado y me dejó pasar.

****

¡Disculpen la tardanzaaaaaa!

Haré un maratón después de este capítulo pero muestren su amooor.

+12 votos y 15 comentarios y sigo.

♛Best Mistake♛||Raura||Onde histórias criam vida. Descubra agora