12. Salvada por la campana.

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Me levanté intentando hacer el menor ruido posible y me metí al baño. Me duché y vestí rápidamente; até mi cabello y apliqué un poco de maquillaje. Salí, busqué los libros que necesitaría para el día y, después de asegurarme que Brad dormía, salí de la habitación. No me apetecía hablar con él ahora mismo, no después de ese estúpido sueño. Bajé calmadamente las escaleras. Era mucho más temprano de lo que debía despertar pero no importa. Caminé hacia la cafetería y me sorprendí al ver que no era la única despierta a esa hora. Tomé una medialuna junto a una taza de café y me fui a mi mesa a desayunar. Abrí mi cuaderno de apuntes y volví a leerlos para el examen de física que tenía en la primera hora. Tiempo después Connor se sentó frente a mí y me sonrió.

―Buenos días. ―saludé

―Buenos días. ¿Cómo estás?

―Bien ¿Y tú?

―No me quejo. ―sonreí.

―¿Examen?

―Sí, de Física. ―hice una mueca de asco y él rió.―¿Qué materia te toca?

―Historia. ―al mencionar esa palabra Luke se me vino automáticamente a la mente y me tensé. Con lo sucedido con Brad ni me había acordado de él. Visualicé a Bradley caminar hacia nuestra mesa con su desayuno por lo que junté mis cosas y me levanté.

―Lo siento, Con, debo hacer algo. ¿Te veo luego?

―Claro. ―sonrió y casi corrí lejos de la cafetería. Pasé por su lado pero ni siquiera pude mirarlo. Fui al salón de Física y me senté en mi lugar para seguir con lo mío.

―Hola. ―habló Bradley sentándose a mi lado, en su lugar.

―Ho-Hola, Brad. ―tartamudee. Maldita seas, Skylynn.

Seguí leyendo intentando hacer como si no estuviese pero era imposible poder concentrarme. Las escenas del beso y mi sueño, además de la mirada de él sobre mí, hacían completamente imposible cualquier intento por estudiar. Respiré profundamente y solté el aire de a poco intentando relajarme. Esto fue realmente imposible al sentir su mano en mi rodilla. Levanté la vista de su mano a su rostro.

―¿Qu-Qué haces? ―deja de tartamudear imbécil.

―No estoy haciendo nada. ¿Qué haces tú? ―su mano comenzó a ascender lentamente por mi muslo, era delirante la lentitud con la que lo hacía. Oh Dios.

―Brad... ―tragué saliva sonoramente cuando sentí su mano acercarse más a mi centro. El timbre sonó y él retiró la mano de allí. Los alumnos comenzaron a entrar al salón, seguidos de la profesora.

―Saquen una hoja. ―habló ésta. 



Voy a seguir, no me maten.

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All the love, Sabrina

Young love || Bradley Simpson.Where stories live. Discover now