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NOTA FINAL IMPORTANTE. 


PARTE OCHO

La cena fue tranquila, la doctora Chery y yo hablamos mucho mientras él nos observaba en silencio lo cual me hizo sentir mal. A parte de darme lecciones y ordenarme cosas, nunca hablaba conmigo...

- Gracias doctora Chery – digo una vez más antes de que esta abandone mi cuarto. Había subido para curarme la herida antes de irme a dormir.

- No las des, Ainhoa – me sonrió y salió dejándome sola en la espaciosa habitación.

Me metí en la cama y al poco tiempo me quedé dormida.

Vi a aquel hombre mayor aproximarse a mí con una sonrisa macabra en su cara, me giré para salir corriendo pero detrás de mí había un chico más joven que tenía las mismas facciones y sonrisa. Grité lo más que pude pero nadie me ayudó, era de esperarse. Nos encontrábamos en un barrio de mala muerte y eran las tres de la mañana, aunque me escucharan, nadie me ayudaría. El chico colocó un pañuelo mojado tapando mi nariz y boca y poco a poco sentí como me quedaba dormida, inconsciente. Desperté sobre un colchón antiguo, lleno de polvo, deteriorado y con un olor espantoso. Estaba atada, tanto de manos como de pies y un pañuelo cubría mis ojos. Sentí unas manos sobre mi cuerpo y no puede moverme.El terror me había invadido. El señor me apartó el pañuelo de los ojos y me lo colocó en la boca cuando por fin reaccioné y me puse a gritar. Comenzó a desvestirme...

- Demonios – gruñí despertándome de repente. ¿Tenía que ser esta pesadilla? Toqué mi frente que estaba empapada en sudor al igual que mi pijama. Salí de la cama y entonces vi aquello. – Lo que me faltaba – volví a gruñir al ver que la cama tenía una enorme mancha roja en el centro. Querría gritar, llorar y arrojarme por la ventana.Parecía que alguien había muerto allí... Me tomé unos segundos para relajarme y quité todo de la cama. Abrí la puerta de la entrada y salí de allí sin ninguna duda, pues a estas horas no debería de haber nadie despierto. Bajé las escaleras y antes de coger otra funda nórdica y otro juego de sábanas para la cama, me lavé las manos y metí las mías a la lavadora tras arrojar un montón de detergente y quitamanchas.

Subí por las escaleras con las cosas en la mano y al llegar a los últimos escalones me tropecé y caí al suelo. Golpeándome la cabeza y haciendo demasiado ruido. Oí una puerta siendo abierta y avergonzada me puse de pie. Comencé a recoger todo lo tirado hasta que unos pies descalzos de detuvieron frente a mí. Miré hacia arriba y allí estaba él con un pantalón largo holgado de cuadro en diferentes tonos de azul, una camiseta blanca de manga corta demasiado apretada que hacía que cada músculo se le notara, el pelo revuelto y como ya había mencionado...descalzo. Volví a fijarme en el suelo.

- ¿Qué haces? – susurró con voz ronca. No respondí, simplemente continué recogiendo. - ¿Por qué estás despierta? – preguntó agachándose. Agarró la funda de la almohada y me la tendió - ¿Y para que quieres esto?

- Para cambiar la cama, ya me voy a dormir – me puse de pie y salí corriendo pero él me siguió.

- ¿Qué ha pasado? ¿Te has hecho daño? – continuó y por un segundo parecía preocupado.

- Me caí por las escaleras – murmuré avergonzada mientras me quedaba quieta y de pie delante de mi puerta – Pero estoy bien.

- ¿Cómo que estás bien? ¿Y esa sangre en tu camisón? – preguntó. Me puse roja al instante. Había quitado las sábanas pero se me había olvidado el camisón y la ropa interior. ¿Dios que te he hecho? Me pregunté a mi misma.

FALL INTO OBSESSION: sixteen of shyness (+18) español.Where stories live. Discover now