2.

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La mujer de cabello oscuro - algo grisáceo por las canas que los sesenta le habían traído - observaba a la rubia ir de un lado al otro de la cocina bien cantarina y con una sonrisa satisfactoria brillante. Ésta se dedicaba a preparar una elaborada y humeante pasta con todos los aderezos especiales que sabía su marido adoraba, mientras que la mujer mayor limpiaba una de las mesadas.

-¿Qué te trae tan feliz, cielo?- preguntó a la joven.

-No lo sé.- se encogió de hombros, aún sonriente, ocultando la razón que ella bien conocía.

-Te ves reluciente.- le sonrió la mujer -Te conozco desde pequeña y esos ojitos brillosos significan algo.-

-Ayer salimos. Fue una buena noche.- se limitó a decir, contentando a Norma.

-Ese hombre te hace feliz.- mencionó, apoyándose en la mesada con aquella mirada risueña que ni el tiempo lograba sacarle.

-Por algo me casé con él.- rió -Ya llevamos años, Norma. Y aún me sorprende..-

-Te ama.-

-Lo sé.- susurró, volviéndose a lo suyo y cambiando rápido el tema -.. y cómo está Jade?-

-Aún de luna de miel. Ya llevan dos semanas en el Caribe y me llamó solo una vez.-

-Están de festejo.- le recordó riendo. -Cuando Zayn y yo nos fuimos de luna de miel no hablé con nadie durante las tres semanas excepto mi hermano para responder que ya habíamos llegado sanos y salvos.-

-Ustedes los jóvenes solo piensan en una cosa...- reprendió -A ver cómo hacen cuando tengan setenta años, osteoporosis y las articulaciones doloridas.-

-Justamente es por eso que aprovechamos ahora, tía.- rió.

-Ay niña..-

-Vamos, no te vistas de monja.-

-Shush.-  le chistó para continuar -¿Y cuándo vuelve Zayn? A eso no le falta mucho.- señaló a la olla.

-No lo sé, supongo que debe estar por llegar.-

Entonces se escuchó la puerta de entra abrirse tras un sonido de llaves y los pasos pesados sonaron hasta que Zayn apareció en la cocina. Llevaba su traje de siempre limpio y serio pero de lo más masculino y atractivo. Uno de sus brazos iba escondido detrás de su espalda.

-Justo a tiempo.-

-Hola cariño.- sonrió a la rubia -Norma.- señaló con la cabeza en un gesto de saludo amistoso y divertido por la forma en que sus cejas se elevaban.

-Hola.- los brazos de su mujer pronto lo envolvían cariñosa y buscaba su boca para recibirlo con un dulce beso. -¿Qué tal tu día?- susurró, aún besándolo.

Norma todavía los observaba, conmovida con el amor existente entre ese par.
Había conocido a Perrie desde que era una pequeña niña con a penas una pelusita rubia en la cabeza, que iba de un lado al otro de la casa volviendo loca a su madre y entreteniendo a su hermano mayor. La había visto crecer y entablar una amistad linda con su hija Jade, la cual solía acompañarla de pequeña cuando era su turno de limpieza en la gran casa, y más adelante cuando volvía del colegio caminando y debía esperarla para volver a su propio hogar algo alejado.
Los padres de Perrie siempre la habían tratado a ella y a sus hijos como uno más de ellos y el cariño que le tenía a aquella familia era más del imaginable.
La rubia, siempre revoltosa, había estado mucho bajo su cuidado y mientras de niña solía prepararle aquella torta de vainilla que la empachaba, de adolescente la había observado saliendo con aquellos chicos de variadas pintas y haciendo locuras donde ella había tenido que cubrirla.
Perrie había salido con muchos chicos, de los cuales Norma solo había llegado a conocer seriamente - sin contar aquellos que desde que la rubia había cumplido sus dieciséis, solo pasaban por su cuarto cuando los atareados padres no estaban en casa, debiendo la mujer verlos desfilar por la puerta de entrada - a dos chicos, pero ninguno semejante a Zayn. El día que aquel chico moreno había aparecido a buscarla, jamás hubiera imaginado que la consentida de la casa fuera a casarse con él, pero sí había sabido que era distinto al resto.
Perrie se había mostrado enamorada de él como nunca antes con otro chico, y cuando él la contuvo al morir sus padres, aquella relación se reafirmó. Desde entonces jamás se habían separado y el amor entre ambos era más que palpable, sobre todo porque él sabía cómo lograr que ella no se aburriera.

Enough Room For Three? |ZERRIE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora