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-Tenemos que levantarnos.-

El hombre respondió con un bufido, aún somnoliento. Había sido un domingo completamente de descanso; habían despertado tarde y habían dormido una siesta después de hacer el amor una vez más tras el almuerzo que habían compartido con Doniya y su pequeña hija.
La reconciliación les había sentado bien.
Y en ese momento ambos yacían en la cama, desnudos y abrazados; disfrutando del momento y del volver a sentirse como siempre lo habían hecho, enamorados.

-¿Y si no quiero?-

-Tu hermana va a matarte.- rió la mujer, dándose vuelta para poder mirarle a la cara. -Vamos, aún hay que ducharnos.-

-Cinco minutos más.- pidió, apretándola a su cuerpo.

Perrie se permitió descansar sobre su pecho y volvió a reír, ahora contra su piel antes de dejarle un beso.

-No van a ser cinco minutos, ambos lo sabemos. Y vamos a terminar llegando tarde.-

-Ya.- se rindió, abriendo los ojos para mirarle a los ojos -Pero primero quiero recompensarte.-

-¿Recompensarme?-

-Lo que hiciste anoche.- le recordó -No siento haberte compensando correctamente.-

-No hice nada que no haya hecho antes.-

-Pero se sintió como si hiciera mucho que no lo hacías. Y mereces lo mismo.- besó su cuello, oyéndola reír una vez más.

-Tengo que ir a ducharme, Zayn.-

-Te duchaste antes de dormir la siesta. Y podes volver a hacerlo después de esto.- insistió, poniéndose sobre ella para besarle una clavícula.

-Vas a tener que convencerme.- advirtió, anticipando lo que estaba por hacer.

-No seas ansiosa.- murmuró  contra las pecas en su pecho mientras descendía para poder besarle el estómago y a continuación rozar con su boca la cara interna de uno de los muslos.

-No juegues.- jadeó, acelerándose ante la anticipación.

-Como si no hicieras lo mismo.- sonrió contra la piel sensible del otro muslo, respirando extremadamente cerca de donde ella más lo necesitaba en ese momento.

La rubia se dejó caer hacia atrás, cerrando los ojos y disfrutando de la sensación.

-Vamos a llegar tarde.- susurró.

Y él no respondió con palabras, pero al fin se dirigió a su zona más sensible y la hizo jadear una vez más. Eso bastó para que ella dejara de insistir en preocuparse por el horario, solo podía centrarse en lo bien que se sentía la boca experta de su marido sobre su feminidad.

-Oh dios.-


-Te dije que no íbamos a llegar tarde.- murmuró contra el oído de Perrie, satisfecho con tener razón.

Todos los demás integrantes de la familia se encontraban ya en la casa de su hermana y los saludaban de buen ánimo. De hecho, todo el ambiente sugería cierto bienestar, como si algo bueno estuviera por pasar.

Enough Room For Three? |ZERRIE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora