9.

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Perrie se removió mientras de a poco se despertaba, abriendo los ojos para encontrarse con Zayn. Una sonrisa se formó en sus labios, de inmediato.

Poder verlo descansar era probablemente uno de sus placeres favoritos. Lucía joven y tranquilo, con una paz laxa que jamás tenía cuando estaba despierto; sus pómulos se distendían y la mandíbula se le aflojaba haciéndolo entreabrir la boca levemente. Y ni hablar de lo bien que se sentía su cuerpo duro y caliente junto al suyo.

Su marido había llegado antes de lo esperado, por unas cuantas horas, y había clamado estar más que cansado. Con lo que se había arrastrado hasta su habitación y quitado cada prenda de ropa que le pesaba sobre el cuerpo. La había invitado a dormir una siesta como esas que solían tener de más jóvenes - solo que sin la parte del sexo.
Ella no había dudado en desnudarse y meterse bajo las sábanas, encontrando un mejor colchón en el fatigado cuerpo del hombre que la abrazaba entre sueños.

-¿Qué hora es?- la voz ronca a sus espaldas le llamó la atención.

Perrie se había sentado al borde de la cama y estaba prendiéndose el brasier, pero eso no le impidió torcer la cabeza para ver el reloj en su mesa de luz.

-Las siete.-

-Dormimos tres horas.-

-Así es.- se puso de pie, caminando por la habitación en no más que un delgado conjunto de ropa interior.

-¿A dónde vas?-

-Tengo que prepararme. Voy a ir al teatro, y tengo una entrada de más a mi alcance, si te apetece.-

Giró sobre sus talones, mirándolo mientras entre manos ya cargaba con un vestido.

-Mm.. No creo ir, cariño. Habré vuelto más temprano de la empresa pero eso no me ahorra el papelerío que espera en mi escritorio.- ella lo vio levantarse, calzándose los pantalones que descansaban sobre su banquillo -Y de todas formas, sabes que las tragicomedias no son exactamente lo mío.-

-"Orgullo y Prejuicio" no tiene mucho de comedia, pero sí sé que te tienden a aburrir las obras de teatro.-

-No me culpes, soy de la generación del cine.- murmuró ya frente a ella, inclinándose para besarle los labios con ligereza.

Su mujer se carcajeó y le empujó para poder terminar de cambiarse.

-¿Ya te vas al estudio?- preguntó al verlo acercarse a la puerta tras meterse en una camiseta de algodón blanco.

-Sí, cuanto antes comience, antes voy a terminar; y hoy me toca hacer la cena.-

-De acuerdo.- le dedicó una sonrisita y pasó a concentrarse en los preparativos para su salida.

El vestido colorado llegaba hasta el piso, tapando los zapatos aguja que le brindaban altura. El maquillaje era simple, pero resaltaba su boca y sus ojos, y con eso y un pequeño bolso de mano estaba lista para irse.

-Zen.- llamó desde la puerta abierta del escritorio. -Ya me voy.-

Él dirigió sus ojos ambar de los papeles directo hasta ella y asintió.

-Divertite.- le sonrió -Te amo.-

-Te amo.- se acercó para besarle corto los labios y en seguida se volvió.

-¿Per?-

-¿Sí?-

-Te ves hermosa.-

-Lo decís siempre.-

-Siempre te ves bien.- respondió sonriente y ella le rodó los ojos. -Andá, o vas a llegar tarde.-

-Te veo para la cena.- saludó por última vez con la mano, desapareciendo pronto.

Enough Room For Three? |ZERRIE|Where stories live. Discover now