VIII.

2.5K 115 12
                                    

Resumen: "Se ha estropeado la calefacción. Hasta la semana que viene no pueden venir a arreglarla, pero es solo un fin de semana, tenemos mantas y la una a la otra. Además, ¿cuánto frío puede llegar a hacer?"

O, cuando Chloe y Beca casi se congelan vivas en un apartamento sin calefacción.

Rating: T

--------------------------------------------

Cuando encuentran el apartamento, son inmediatamente conscientes del estado en el que está el edificio.

El casero les hace subir por las escaleras porque el ascensor está en estado permanente de fuera de servicio. Las tablas de madera crujen bajo sus pies de tal forma que ambas comparten una mirada preocupada y tratan de hacer sus pasos lo más ligeros posibles, temiendo romper alguna, a pesar de que el propietario les asegura que son "más fuertes que el titanio" mientras da golpes a cada escalón con sus pesadas botas de albañil - los dedos de Beca se vuelven blancos y duelen allí donde se agarran con fuerza a la inestable barandilla, medio esperando que se abra un boquete en el suelo que se trague a los tres con sus fauces polvorientas y llenas de mierda. La pintura blanca que supuestamente debe cubrir las paredes, está caída en el suelo allí donde la humedad ha provocado que se desconche.

Llegan al tercer piso algo faltos de aliento, en el caso del hombre y Beca. Chloe, sin embargo, siente la excitación crecer en su estómago y por su pecho revolotea la sensación de que este es el definitivo.

Después de tanta búsqueda, de tanto ver pisos más pequeños que una caja de cerillas, de tanto sentir que el precio exorbitante se les clava en el alma; está segura de que por fin han acertado.

Se gira hacia su mejor amiga, encontrando la fría mano de la morena a tientas y dándole un apretón. Beca no puede evitar esbozar una sonrisa y poner los ojos en blanco, sabedora de lo que ese gesto significa. Algo le dice que por más objeciones que ponga, por más que señale el notable estado de deterioro del edificio, como a la pelirroja le guste el interior y el alquiler sea razonable, van a acabar viviendo allí.

Efectivamente, no necesita que Chloe le diga nada para girarse hacia el casero y decirle que se lo quedan. Basta con ver cómo ojos azul bebé se iluminan al instante en que se abre la puerta y recorren cada rincón ávidamente. Basta con ver a su mejor amiga brincando de habitación en habitación igual que un niño pequeño en una tienda de caramelos. Beca casi puede escuchar las pequeñas tuercas dentro de la cabeza de la pelirroja girando a toda velocidad, generando imágenes de cómo va a decorar el apartamento: "aquí podemos poner una alfombra para tapar esa mancha", "el sillón en esa esquina quedará perfecto", y "¡mira, Becs! ¡Hasta podrías tener un estudio donde obrar tu magia!"

Así que a la morena no le queda otra opción que ignorar que el edifico parece estar cayéndose a cachos, y subir caja tras caja a pulso con ayuda de las Bellas, Jesse y Benji - toda la mudanza tiene lugar con Beca prohibiendo repetidamente a Amy la Gorda saltar en las escaleras.

(- Tía, si se rompen, no pienso ir a rescatarte.

- No te preocupes, enana. Las telas de araña amortiguarán el golpe. Y si no, he sobrevivido a caídas peores. Hubo una vez que...)

Sí, habría que estar ciego para no ver el estado en el que se encuentra el edificio, pero tienen fe.

Bueno, Chloe tiene fe y lo ve todo a través de un filtro rosa de arco iris y unicornios. Beca... Beca lo ve como es, un desastre a punto de derrumbarse, pero se traga sus comentarios sarcásticos cada vez que les llega un aviso de una nueva derrama para arreglar algo porque sabe que la pelirroja adora el piso.

SnapshotsOnde as histórias ganham vida. Descobre agora