XX.

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A/N: Voy un día a la biblioteca y pasa esto. No sé muy bien qué pensar de mí misma :')

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Resumen: No sabe qué tienen las bibliotecas. Quizá sean los pasillos oscuros y vacíos. Quizá sea que están prácticamente solas. Quizá sea la obligación de ser silenciosas. No sabe qué exactamente, solo que Chloe es incapaz de resistirse a ello.

Rating: M

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El silencio en la biblioteca es pesado y espeso, Beca lo puede sentir alrededor de sus hombros como si fuera una gruesa manta de diez capas. Le hace detenerse, cohibida, a mitad de escribir una palabra en su ordenador, porque tiene la sensación de que está haciendo demasiado ruido al presionar las teclas.

La ausencia del constante clack clack de los dedos de Beca sobre el Mac llama la atención de Chloe, quien está sentada al otro lado de la mesa en la biblioteca. El rasgueo de su Pilot azul sobre el papel de la libreta también se detiene cuando alza la mirada para cruzarla con la de la morena por encima del borde del portátil.

Una ceja pelirroja se levanta apenas dos centímetros, pero Beca no necesita más para saber cuál es la pregunta que le está haciendo. Se encoge de hombros y sacude la cabeza, tranquilizando así cualquier preocupación o duda que Chloe pueda tener.

Las dos vuelven a sus respectivos trabajos: Chloe está preparando una presentación que tiene en un par de días, mientras que Beca va por la palabra 500 de un ensayo de 2.000 que tiene que entregar también en un par de días.

Van algo cortas de tiempo, pero teniendo en cuenta que esta tarde en la biblioteca es la más productiva que han tenido en... Bueno, sinceramente, desde que entraron en el extraño limbo al que caen las amistades en las que se introduce el elemento del sexo pero nunca se habla de ello a un nivel de: ¿qué somos?

Tampoco es que Beca sienta necesidad de mantener esa conversación, está feliz con las cosas tal y como están. Cruzar la línea con Chloe ha sido, hasta el momento, pura diversión y gratificación en forma de orgasmos cada vez más cercanos a trastocar su mundo.

Ahora sabe que todos esos años de ejercicios vocales sirven para mucho más que la a cappella, y da gracias todos los días a las tendencias algo tiránicas de Aubrey – algo que nunca pensó que fuera a llegar a pasar.

Claro que, otra cosa que nunca pensó que fuer a llegar a pasar es el hecho de que hayan tenido que acabar en la biblioteca por el simple motivo de que las últimas veces que han intentado trabajar estando en un entorno más privado, se les acabó yendo un poco de las manos.

Beca todavía recuerda las veinte páginas de Word que llenó de puro sin sentido, línea tras línea de letras aleatorias puestas juntas e intercaladas de símbolos solo porque parte de su hombro aterrizó en el teclado de su Mac cuando Chloe la llevó al orgasmo con su lengua.

Así que, sí, hicieron el pacto de pasar la tarde entera en la biblioteca porque ambas tienen responsabilidades que llevan ignorando demasiado tiempo y no pueden seguir así.

Llevan dos horas y media de máxima concentración, y de momento parece que a ambas se les está dando bien la tarde. Están avanzando bastante en sus respectivas tareas y no les está costando demasiado mantenerse cada una en su lado de la mesa.

Beca debería haber sabido que esta calma no iba a durar mucho más.

Todo empieza cuando está vagando frente a la estantería que encuadra la zona de las mesas en busca de un libro sobre teoría musical que su profesor les recomendó que usaran como fuente de información, mejor que Wikipedia.

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