IX.

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N/A: Esta idea era completamente distinta en mi cabeza de cómo acabó escrita, quizá algún día suba la original - tendría que escribirla primero, pero ese es un detalle menor :')

Anyway, no sé de dónde demonios ha salido esta pedazo bola de puro angst, pero... *os la lanza y huye en medio de una nube de humo*

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Resumen: El constante rechazo de Jesse termina por despertar en Beca viejos fantasmas, viejas inseguridades.

Rating: T

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Amy la Gorda

en línea

(18:35) Hey DJ Bex

(18:35) Vamos a tomar algo y probablemente salir de fiesta

(18:36) Te apuntas?

Voy a ver a Jesse

Otra vez será

(18:37) Y pensábamos que eras tonta cuando te compramos...

????

(18:39) Nos cambias por un polvo

(18:39) Me siento orgullosa como una madre :')

(18:40) Vuela polluela

(18:40) Es hora de dejar el nido

Con unos ojos en blanco por las locuras de su amiga, Beca guarda el móvil de nuevo en el bolsillo trasero de los vaqueros mientras recorre el camino de gravilla que comunica la casa de las Bellas con la de los Trebles. Podría haber acortado cruzando por los matorrales del jardín, pero siente que ese atajo es solo digno de cuando ya lleva unas cuantas bebidas encima y se dirige a una fiesta.

Sube las escaleras de la entrada y duda un momento antes de alzar la mano y llamar a la puerta. Se balancea sobre los talones de sus desgastadas Converse negras, esperando impacientemente a que alguien venga a abrirle. Le mandó un mensaje a Jesse antes de salir, avisándole que iba de camino, pero está claro que el joven ni siquiera lo ha leído.

Justo cuando está jugueteando con la idea de dar media vuelta y marcharse, inventarse alguna excusa que a Jesse ni siquiera le importará, la puerta se abre de golpe y Benji aparece en el otro lado.

- Hey, Be... Oh - su saludo se ve interrumpido cuando una paloma blanca aparece volando y aterriza sobre el hombro derecho del joven.

- Hola, Beca - responde él como si nada -. Estoy practicando un nuevo truco - explica al ver dónde está fijada la mirada de la morena.

- Guay - sonríe, genuina. Benji, con su rarezas y torpeza, es un amor de persona. - ¿Está Jesse?

- Sip - el Treble saca un poco de alpiste de una bolsa que lleva colgada de la cintura y se lo da a la paloma con la mano -. Arriba en su habitación.

Tras darle las gracias, Beca entra en la casa que ya se conoce tan de memoria como la de las Bellas y se dirige directamente a las escaleras.

Parada frente a la puerta de la habitación, donde una claqueta - regalo de Beca por el veinte cumpleaños del joven - anuncia que pertenece a Jesse, expulsa un tembloroso suspiro y se seca las palmas de las manos en los vaqueros.

Está nerviosa. Más que nerviosa. Siente un nudo en su garganta y presión en su pecho.

No todos los días Beca Mitchell está dispuesta a tragarse su orgullo y pedir algo.

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