Capítulo 2.

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____ miró por encima del hombro cuando la risita aniñada de Demi se oyó otra vez. Lo que fuera que había dicho Harry sin duda fue muy gracioso. Resistió el deseo de arrugar el entrecejo ante la pareja absorta. Le había pedido que le prestara más atención a Demi y no tenía derecho a sentirse decepcionada porque él había hecho caso a sus palabras. En verdad, debería sentirse encantada. Con la sombrilla, le asestó un golpe violento a un ranúnculo que había en la hierba y lo desmochó.
Daisy, su criada, había estado exultante de alegría por la habilidad de Harry en la cama. Al parecer, era el mejor amante que Daisy había tenido. Continuaba hablando una y otra vez del tamaño de su polla y de lo que podía hacer con esta con precisión hasta que ____ le pidió que dejara de hacerla.
Sin duda, un verdadero caballero le haría el amor a una mujer con más delicadeza y cortesía. Harry le recordaba a un pirata fanfarrón; incluso su piel estaba bronceada como la de un plebeyo. Y la manera en la que había estado en celo con Daisy... Ignoró la sutil punzada de deseo que experimentaba en la parte inferior del estómago cada vez que se imaginaba aquella cópula grosera.
Suspiraba al calcular la distancia hasta las ruinas del castillo medieval que se encontraba en la cima de la colina, sobre ellos. Su madre había arreglado la salida con la esperanza de fomentar la relación entre Demi y Harry. Para sorpresa de ____, su plan parecía haber funcionado.
Se levantó el dobladillo de la falda de percal verde oliva y se puso en camino hacia el último tramo de la colina. Alguien le tocó el codo, se volvió y encontró a Harry a su lado.
-Buenas tardes, señorita Harrison. ¿Estáis disfrutando de la vista?
____ lo honró con una sonrisa fría, consciente del calor de los dedos enguantados sobre su piel desnuda.
-Buenas tardes, milord. La vista era encantadora hasta que vos la ocultasteis. Por favor, buscad a cualquier otra dama que sea menos capaz para ayudar a subir la colina.
Los dedos se ajustaron en su brazo.
-Pero quisiera caminar con vos. Anoche me dejasteis en medio de un dilema.
Le lanzó una mirada desconfiada.
-Me alegra que hayáis reconsiderado vuestras alternativas y de haber podido orientaros.
Se veía cortésmente confundido, entonces esbozó una sonrisa lenta que decía a gritos: peligro.
-No hablo de vuestro breve sermón de moral sino de algo mucho más importante que me tuvo desvelado. -Bajó la mirada hacia sus calzones - Y despierto la mayor parte de la noche.
____ mantenía la mirada sobre la amarilla hierba irregular delante de ella. ¿Creía que era tan ingenua como para pedirle que se explicara?
-Sois demasiado modesta, querida mía. ¿No os agradaría saber a qué me refiero?
____ contaba cada paso tortuoso e intentaba controlar su respiración entrecortada. Su humor ardía sin llamas mientras la cuesta se hacía más empinada.
-No.
-Pensaba en vuestros pechos. -Echó una ojeada a su perfil desviado - Para ser aún más preciso, pasé varias horas preguntándome de qué color serían vuestros pezones. Los pezones de algunas mujeres son iguales al color de sus labios, otros son una sorpresa. Vuestros labios son de un rosado profundo. ¿Vuestros pezones son del mismo tono?
Para su enfado, sus pezones se endurecieron en dos capullos apretados como si disfrutaran que se discutiera sobre ellos. Ella continuaba avanzando con esfuerzo por la colina. Se negaba a continuar con una conversación tan insultante. Un deseo de darle un empujón en el pecho a su compañero y observarlo rodar con alegría por la colina amenazaba con apoderarse de ella.
Harry reía en voz baja mientras llegaban al cerco exterior de rocas desalineadas.
-¿Os habéis quedado muda, mi querida señorita Harrison? Parece muy impropio de vos. Quizá quedasteis sin aliento después de nuestro empinado ascenso.
Ella retrocedió y colocó la punta de su sombrilla en el centro de su pecho. Resistió sus alegres ojos violeta, un desafío en su mirada. Antes de que pudiera aplicar cualquier tipo de fuerza efectiva, lord Jonas levantó la mano y le quitó la sombrilla de un tirón.
-Ah, no, no lo haréis.
Privada de su arma, ____ gritó al resbalar y caer hacia delante. La cogió en sus brazos y, a propósito, llevó su sonrojo contra su pecho. La fuerza del apretón de sus músculos la sorprendió. El corazón de él latía con fuerza contra las mejillas mientras luchaba por incorporarse.
-¿Te encuentras bien, ____?
La pregunta preocupada de Demi hizo que ____ se liberara de una sacudida. La sonrisa triunfante de Harry desapareció al volverse para hablar con su hermana. -Está todo bien, señorita Demi. Vuestra querida hermana se sintió indispuesta a causa de sus esfuerzos. -Le hizo una reverencia a ____, una demostración de preocupación y se puso la mano sobre el pecho - Solo me alegra haber podido ayudar a una hermosa damisela en apuros.
____ enderezó su sombrero.
-Vos, señor, no sois ningún caballero -siseó tan pronto como su hermana se volvió.
Su ceja se elevó en un lento arco.
-Nunca dije que lo fuera. Y si elegís desafiarme, no esperéis que os trate como a una dama.
Viró sobre sus talones y pateó el montículo herboso de la defensa del patio en ruinas para encontrar mejor compañía. Era la segunda vez que Harry la vencía en una pelea. ¿Debía ignorado por el lapso de su visita y esperar que tomara la decisión correcta acerca de Demi o continuar con su intento de influir sobre él? No podía decidirse.
Lo miró de soslayo y descubrió que aún la miraba, con los ojos fijos en sus pechos. Demonio de hombre. En todo lo que podía pensar era en él copulando con Daisy. Él le guiñó un ojo. ____ resistió el deseo de abotonarse la pelliza.
Un denso calor vibraba en su vientre y la perturbaba de una manera que no llegaba a comprender. Una parte de ella, la parte salvaje y peligrosa que intentaba reprimir, se sentía atraída hacia él; el resto deseaba volver corriendo a su aburrida vida y esconderse. Con toda la determinación que podía reunir, comenzó a hablar con su hermana Emily.



____ le concedió una sonrisa a su compañero de cena al levantarse de la mesa ante la señal de su madre. Sir Rodney Foster era un hombre divertido y listo. La trataba como a una mujer inteligente. Era una pena que estuviera casado. Contuvo un bostezo mientras su madre conducía a las damas hacia la sala de estar. Las cortinas de grueso terciopelo rojo ocultaban la luz natural y creaban sombras en la recargada sala llena de muebles.
El té las esperaba junto con la posibilidad de un pequeño concierto de música y un montón de cotilleo. ____ a menudo se preguntaba cómo sería estar con los hombres y discutir cuestiones de real importancia con una copa de aporto. Al madurar, había comenzado a comprender por qué los hombres evitaban venir a ver a las damas hasta que estuvieran aturdidas.
A veces se sentía tan atrapada que deseaba salir de la sala de estar mal ventilada y no regresar nunca. A menudo soñaba que su madre y sus hermanas la vigilaban de cerca, con sus rostros llenos de amor mientras la asfixiaban poco a poco debajo de una pila creciente de enaguas. A pesar de sus considerables habilidades, había comenzado a comprender que sus elecciones se habían reducido a la soltería o al matrimonio.
Echó una mirada al otro lado, hacia Demi. Su hermana había aparecido en su cuarto otra vez la noche anterior, con el rostro lleno de lágrimas. Demi aseguraba que Harry la asustaba y que la hacía sentir estúpida. De no ser por las objeciones de su madre, ____ sabía que Demi ya estaría casada con su novio de la niñez, el coadjutor de la comarca, en lugar de perseguir a un hombre de la elevada posición social de Harry.
Demi esbozó una sonrisa tímida. ____ sintió una oleada familiar de afecto exasperado. ¿Por qué no podía simplemente decirle que no a su madre y en cambio hacer lo que quisiera? Sin duda Harry no querría una esposa a la que hubieran obligado a contraer matrimonio con él.
Después de una hora de aburrimiento insufrible, ____ aún se alegraba de ver que Harry entraba a la sala de estar. Vestía una simple chaqueta azul y calzones blancos que se pegaban a sus muslos musculosos. Llevaba el grueso cabello oscuro sujetado en la nuca con una estrecha cinta negra.
¿Cuánto medía de largo exactamente su cabello? Los dedos de ____ se movían con nerviosismo por desatar la cinta y tocar sus exuberantes mechones; lo imaginaba desatado, rizado sobre esos anchos hombros. Juntó las manos en su regazo y bajó la vista hacia ellas mientras Harry se acercaba más.
-¿Os traigo una taza de té, señorita Harrison?
____ levantó la mirada, lo cual le dio una vista perfecta del abultado paño frontal de los pantalones ajustados de Harry y de su plano abdomen por encima.
-No, gracias, milord.
Continuaba observándola.
-Os sienta bien ese vestido, señorita Harrison. Con su fuerte colorido, habéis acertado al evitar los colores claros que a menudo prefieren las jovencitas debutantes.
Ella bajó la mirada hacia su vestido de color rojo y de repente se sintió desnuda.
-No soy una jovencita debutante, pero gracias, milord. No me había dado cuenta de que también sois un experto en moda.
Sin pedir permiso, se sentó a su lado.
-Cuando habéis ayudado a tantas mujeres como lo he hecho yo a quitarse la ropa y volver a vestirse, formáis algunos criterios.
____ abrió el abanico de un golpe. Debía dejar de provocado. Cada vez que lo intentaba, él vencía sus esfuerzos con la habilidad de un estafador de naips profesional. El sonido de un arpa que afinaba la salvó de la necesidad de responder.
Para su pesar, Harry continuó sentado a su lado mientras varias jóvenes tocaban con variado éxito el clavicémbalo y el arpa. Estiró las piernas y su largo muslo tocó el de ella. No había lugar para alejarse, por lo que sufrió la proximidad en silencio.
____ aplaudió la interpretación sumisa aunque aburrida de Demi y miró a su madre. Sin duda, era hora de terminar con la horrible velada. Harry le tomó la mano cuando ella intentó ponerse de pie.
-Señorita Harrison, ¿tocaréis para nosotros? ¡Qué encantador! -Entrelazó su brazo en el de ella y la llevó inexorablemente hacia el clavicémbalo. La madre de ____ arrugó el entrecejo y negó con la cabeza.
Revisó las partituras y colocó una hoja doble frente a ella. -Si no estáis segura de las notas, señorita Harrison, continuaré cantando e intentaré disimularlo.
Su madre volvió a sentarse. Una sonrisa falsa se clavó en sus labios. ____ comenzó a tocar y de inmediato se perdió en la música. Para su alegría, Harry tenía una encantadora voz de barítono que armonizaba bien con su contralto grave.
Un puñado de aplausos la trajo de vuelta al presente y se dio cuenta de que Harry le sonreía. Bueno, no exactamente a ella -su mirada había caído hasta el escotado corsé con borde de encaje de su vestido.
-¡Maldición! -Murmuró él-, ¿Rosa o rojo? Aún no estoy seguro...
____ intentó ponerse de pie, pero él le acercó otra partitura.
-Tocad esto para mí. Estoy seguro de que está al alcance de vuestras aptitudes.
Ella echó una mirada al concierto de Mozart y comenzó a tocar. La tormenta de aplausos que acogieron su interpretación hizo que se sonrojara y se puso de pie deprisa. Evitó la mirada de su madre mientras recogía las partituras. Los invitados que parloteaban se retiraban de la sala de estar, dejándola a solas con Harry. .
Él le quitó la pila de partituras y las amontonó sobre la mesa.
-Tocáis como un ángel. ¿Por qué vuestra madre lo desaprueba?
____ bajó la tapa del clavicémbalo y sopló las velas. -Porque cree que toco demasiado bien, y eso no es propio de las damas.
-Es una estúpida. Con vuestro talento, podríais tocar profesionalmente.
Ella le devolvió una sonrisa cautelosa, consciente de que eran las últimas personas en la sala.
-Las damas no hacen eso. Me sentí bastante desilusionada cuando mi madre me dijo que no podía continuar con mis estudios en el exterior. Incluso aunque se lo rogué a mi padre, se negó a estar de acuerdo conmigo.
Colocó la mano de ella en su manga y la guio hasta las puertas dobles que daban al vestíbulo.
-Imagino que os sentisteis más que un poco desilusionada. Quizá hicisteis saber vuestro descontento durante semanas y sacasteis a vuestro padre de quicio. Me parecéis un poco consentida.
____ rio para disimular su enfado.
-En verdad no recuerdo cómo me sentí, milord. Parece que fue hace mucho tiempo. -Intentaba soltar su brazo mientras se acercaban a la puerta. Antes de lo que pudo imaginar, la pilló detrás de la puerta. La apretó contra la pared; su cuerpo cubría el de ella por completo.
Evitó gritar mientras la miraba fijamente, con sus vibrantes ojos llenos de calor. Cada centímetro de su cuerpo ágil y fuerte presionaba con firmeza contra el suyo. Su boca acariciaba sus labios, y su lengua buscaba entrar. La besó lentamente hasta que ella se descubrió besándolo. Cuando él se apartó, ____ abrió la boca para hablar.
-Shhh. -Rozó su dedo Índice sobre su carnoso labio inferior y continuó el movimiento bajando por el cuello. Ella tragó con fuerza cuando el dedo llegó a descansar sobre el corsé fruncido.
Cerró los ojos mientras él hurgaba por debajo de la seda cálida y dejaba al descubierto la punta de su pecho. La ráfaga de aire frío sobre su piel caliente se sintió como hielo sobre el fuego. El dedo rodeó el capullo apretado de su pezón, y ella se estremeció.
-Vaya... rosado profundo. Como frambuesas con crema. -Su murmullo aprobatorio hizo que ella quisiera tocarlo, rogarle que la tocara. En el pasillo detrás de ellos podía oír que su madre intercambiaba cumplidos con uno de los invitados que se marchaba. Él se inclinó más cerca, y ella abrió los ojos para encontrarse mirando la parte superior de su cabeza.
Él ahuecó la mano en su pecho por encima del canesú, obligando a su redondez a salir del corsé, y le lamió el pezón al descubierto. ____ se mordió con fuerza el labio. ¿Quién hubiera dicho que algo tan pequeño podría brindar tanto placer? Lo hizo otra vez, con más fuerza, y luego succionó el pezón dentro de su boca.
De manera instintiva, ____ arqueaba la espalda e intentaba darle más. Mantenía las manos con los puños cerrados a los lados en un intento desesperado por no cogerlo de la cabeza y sostenerlo allí para siempre. Sus dientes la rozaron y no pudo contener un gimoteo de pura necesidad. No era correcto, pero se sentía muy bien. Desde el momento en que lo había visto con Daisy lo había deseado de ese modo.
Él levantó la cabeza y la miró detenidamente, bajó hasta el otro lado del corsé para dejar al descubierto su otro pecho.
-Consentida y posiblemente desvergonzada. Si fueseis mía, os sentaría sobre mi regazo todas las mañanas. Tocaría y succionaría vuestros pechos hasta que me rogarais que me detuviera, hasta que quedaran hinchados y sensibles por la necesidad.
Volvió a atormentada hasta que pareció que iría a estallar. Cuando levantó la cabeza, su respiración era entrecortada.
Observó sus pezones tensos.
-Imaginad cómo se sentirían contra el encaje de vuestro vestido y el corsé. Todo el día, cada vez que respirarais, recordaríais mi boca sobre vos. -Deslizó la rodilla entre sus piernas y presionó contra la seda de su vestido - Para cuando llegue a vuestra cama, estaréis desesperada por mí, para que termine lo que he comenzado. Estaréis rogándome que os colme con mi polla.
____ se olvidó de su madre y de los criados. Apenas podía recordar su propio nombre. Con descaro, se frotaba contra la firme presión de la rodilla de Harry metida entre sus muslos. De alguna manera parecía aliviar el dolor que había crecido allí desde que lo había pillado con Daisy. En cambio, al moverse crecía otra sensación más frenética. Su cuerpo estaba suspendido al borde de algo, pero no sabía de qué.
Harry apretó los pezones entre sus dedos. -Si me mirarais así, señorita Harrison, tendría que visitaros durante el día y follaros sobre la mesa del comedor. ¿Os agradaría eso? ¿Quisierais que mi polla colmara cada centímetro de vos?
Su ordinariez despreocupada la hacía mirar fijamente su rostro. ¿La estaba castigando por interferir en su noviazgo con su hermana? Encajó sus caderas contra las suyas, y ella se olvidó de toda su familia. Su cuerpo se calentaba con su tacto, le dolían los pezones por sus atenciones, deseaba brincar dentro de su ropa y lamerle la piel.
Llevó la mano de ella hasta su entrepierna. -¿Podéis sentir lo que provocáis en mí?
La gruesa vara de su erección se movía debajo de su mano. Deseaba desabotonar sus pantalones, deseaba que dejara de atormentarla y le diera lo que fuera que necesitaba. Él extendió la mano sobre sus nalgas y la levantó hasta que su cuerpo encajó en el suyo. Su boca volvió a tomar la suya. Luego se detuvo de manera abrupta.
____ lo apartó de un empujón y se apresuró a subirse el corsé. Había olvidado por completo que estaba previsto que al día siguiente Harry fuera propuesto a su hermana. ¿Cómo pudo haberse comportado de manera tan desvergonzada? Era el prometido de su hermana. ¡Ni siquiera estaba segura si en verdad le gustaba!
-Mi padre regresará esta noche. ¿Pensáis informarle de vuestra decisión entonces?
Harry la ayudó a arreglarse el corsé. Sus nudillos rozaban constantemente su piel sensible.
-¿Mi decisión?
Teniendo en cuenta su estado agitado, ____ estaba sorprendida de sentirse tan calmada. Respiró hondo, con tranquilidad. ¡Maldita sea! Tenía razón sobre la fricción deliciosa de su piel excitada contra la tela de su vestido.
-Sobre contraer matrimonio con Demi. Estoy segura de que estará encantado.
Él retrocedió y le ofreció el brazo mientras salían de detrás de la puerta.
-En cuanto a eso, señorita Harrison, aún no me he decidido sobre la señorita Demi.
Una voz conocida y seca se oía desde el vestíbulo y sobresaltó a ____.
-Estoy contenta de oír eso, Harry, porque de ser así, parece que estáis mostrando interés en la hermana equivocada.

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