Capítulo 13. Parte 3.

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____ apenas tuvo tiempo de asentir con la cabeza antes de que él tirara de su muñeca y le diera la vuelta sobre su re­gazo. El rostro de ella se acaloraba mientras miraba el suelo. Se puso tensa cuando el aire frío subió por la parte trasera de sus piernas. A pesar de sus esfuerzos por escapar, Harry la mantenía inmóvil, con un brazo sujetaba con firmeza su cin­tura y la presionaba contra su regazo.

-He deseado hacer esto desde el primer día en que te vi. Dobló sus faldas y acarició sus nalgas desnudas con su mano sin guante. Ella se estremeció cuando su mano le dio una fuerte palmada. Azotó su otra nalga y luego regresó a la primera, alternó los golpes y el lugar en el que caían hasta que su piel se encendió por el calor. Ella tuvo que morderse el la­bio para evitar gritar mientras la sensación de escozor crecía.

-Por favor, Harry...

Se detuvo. En lugar de liberada, su mano se deslizó entre sus nalgas y acarició su sexo. El calor la absorbió cuan­do él deslizó dos dedos largos en su interior. Ella gritó cuan­do la palma de su otra mano se unió a sus nalgas doloridas, presionándola contra sus dedos encerrados y aumentando su placer culpable.

Cada azote que se sumaba al tormento la llevaba más profundamente dentro de un torbellino de sentimientos en el que ya no podía distinguir entre placer y dolor. Su vagina apre­taba alrededor de sus dedos mientras ella luchaba por acabar.

Retiró la mano. ____ intentó con desesperación escapar de él.

-Quédate quieta, ____. Cuanto más luches conmigo, más tardará.

Con el rostro colorado, ____ bajó la mirada a la alfombra raída. Si alguien mirara hacia adentro, se vería muy ridícula, tendida sobre la rodilla de su esposo, con las nalgas rojas y al al­cance de la mirada de cualquier hombre. Dios, deseaba acabar.

Harry acariciaba su delicada carne. Su mano se sen­tía fría contra su piel caliente y dolorida.

-No beses a otros hombres. No me agrada.

-Solo si dejas de besar a otras mujeres.

Se mordió el labio cuando la mano de él le dio un golpe en la nalga, llevando su placer anterior a lo desconocido. Para distraerse de la intensidad de sus emociones, contó seis pal­madas más hasta que los dedos de él volvieron a tocar su sexo. Un dedo tocaba su capullo, otro penetraba su vagina, mientras el pulgar le presionaba el ano.

La mantuvo de esa manera, en equilibrio sobre su mano, inmóvil. Sus pezones deseaban que los succionara mientras su útero vibraba para que lo colmaran. ¿No com­prendía que necesitaba que él se moviera?

Por supuesto que sí.

-¿Tienes algo para decirme? ____ cerró los ojos.

-¿Qué deseas que te diga? -gimió mientras él reti­raba las manos, dejándola extendida sobre su regazo como una manta laxa.

-Sino lo sabes, tal vez deberíamos continuar con el castigo. -Pasó un dedo entre sus nalgas -Me agrada verte así, tendida ante mi placer. -La volvió sobre su espalda. Ella dio un grito entrecortado cuando sus nalgas doloridas tocaron sus muslos firmes. Bajó su exiguo corsé, su boca descendió hasta su pezón y succionó con fuerza.

Antes de que ella pudiera reaccionar, volvió a girada sobre su estómago. Bajó la mano, volvió a calentar su piel ex­citada, acumulando calor en la vagina. Deseaba acabar. -Harry, lo lamento.

Otra palmada.

-¿Qué lamentas?

-Haber dejado que otro hombre me besara. -Otra palmada -Eres el único hombre que deseo que me bese.

Se puso tensa, esperaba el próximo golpe, pero no hubo nada. Su cuerpo temblaba mientras esperaba algún signo de que él hubiera entendido. Los dientes de él mordieron su nalga derecha, y ella gritó.

-Bien.

La apartó de su regazo. Ella lo miró. Temía hablar por si él cambiaba de opinión y la volvía a colocar sobre sus rodillas. -Es hora de que nos marchemos. -Extendió la mano, con una ceja levantada de manera desafiante.

____ tomó su mano. Aunque su cuerpo rugía por la in­satisfacción, su mente tenía demasiado temor para intentar ocuparse de eso. Alisó sus prendas y permitió que la envolvie­ra con su capa.

La llevó directamente por los jardines hasta el carruaje que aguardaba. En cierto modo, ____ esperaba que Nick le ex­presara a Evangeline sus disculpas. Se estremeció cuando sus nalgas tomaron contacto con el asiento de cuero y se pregun­taba si Harry lo había notado.

Se sentó frente a ella. Su pulgar derecho se movía de ma­nera rítmica sobre el enorme bulto en sus pantalones blancos mientras miraba con firmeza sus pechos. ____ apretó las piernas y esperó a que el vaivén del carruaje la llevara a la liberación. -No acabes.

____ miró con furia a Harry. Él le sonrió de manera perezosa.

-Ese privilegio es mío esta noche, ¿lo recuerdas? -Aceptaste ponerte en mis manos.

Creía que él no necesitaría toda su mano para ayudarla a llegar al clímax, era probable que un solo dedo fuera sufi­ciente. Después de un rato, el carruaje se detuvo en la puerta de una discreta casa blanca de estuco de uno de los vecindarios más nuevos cercanos a Mayfair. Harry se quitó la máscara.

-¿Estás preparada para la aventura? Esta es la Casa de Placer de la señora Helene, donde cualquier fantasía puede convertirse en realidad.

____ aceptó que la ayudara a bajar del carruaje mientras observaba el gran edificio. Si este era el lugar que había mencionado Ashley Grine, ____ se sorprendía, esperaba algo más sórdido y ruinoso.

El interior de la casa estaba amueblado con tanto lujo como el de la suya. Las paredes estaban adornadas con seda escarlata, y cubiertas de cuadros que retrataban todo tipo de actividad apasionada. Quien quiera que fuera la señora, era evidente que tenía fondos inagotables y amigos influyentes para administrar un establecimiento a tan gran escala.

Al final de la ancha escalera, había un gran salón con algunas personas. La mayoría de las mujeres llevaban másca­ras como la de ella. En una esquina había una cantina y cria­dos de librea que servían tragos. En otra área había una multi­tud de cojines de seda en el suelo donde las personas podían sentarse o recostarse con sus parejas.

____ no podía quitar la vista de una pareja de acróbatas en el centro de la sala que solo vestían una pintura dorada y apenas algo más. Cada postura de ballet terminaba con una pareja en una posición sexual diferente. ____ tragó con fuerza mientras la pequeña mujer hacía un arabesco perfecto aun cuando el hombre la penetraba con su pene desde atrás.

-Son buenos, ¿no es verdad?

La voz de Harry casi asusta a ____, estaba muy ab­sorta en el cuadro vivo erótico que exponían delante de ella. -¿Es aquí donde vienes a divertirte, Harry? -Es­taba orgullosa de su voz calma.

-Solía venir aquí con mucha frecuencia. -Le son­rió -Desde que te conocí, he observado más de lo que he participado. -La adentró más en el salón.

-No comprendo. ¿La gente se les puede unir? Harry saludó con la cabeza a la pequeña dama rubia al otro lado de la sala.

-Si lo desean, pueden hacerla. Por un enorme arancel anual, por supuesto. -La llevó hacia un pasillo largo que los alejaba del salón. Había puertas pintadas de blanco a ambos lados que parecían continuar sin fin. ¿La casa se extendía has­ta el vecino de atrás? Parecía probable.

____ se detuvo a leer la pequeña placa de la puerta más cercana. Se volvió hacia él.

-¿Qué significa «Pequeñas Señoritas»?

-¿Por qué no entramos a ver?

Esclavos del sexo. [Harry Styles] {MUY HOT} |TERMINADA|Where stories live. Discover now