Capítulo 11. Parte 3.

7K 184 1
                                    

Harry le dio el sombrero y los guantes a uno de los discretos lacayos de la señora Helene y se dirigió al salón principal. Como era de esperar, había muy poca actividad a mitad del día. Sonreía mientras la señora Helene se acercaba a saludarlo, llevando un vestido de seda dorado y rubí que hacía juego con la decoración lujosa de la sala al caminar. A menudo se preguntaba cómo una mujer hermosa e independiente ha­bía llegado a ser propietaria de un establecimiento tan famo­so. Valoraba demasiado su amistad como para curiosear.

Cuando Nick lo presentó por primera vez en la Casa de Placer, Harry solo había agradecido encontrar un lugar en el que pudiera satisfacer su voraz apetito sexual de manera discreta y sensual mutuamente. Inspeccionó el pasillo débil­mente iluminado al otro lado del salón que conducía al inte­rior de la casa. Las habitaciones al otro lado parecían guardar las simientes de la excitación sexual en sus paredes.

-Harry, es un placer verte. ¿Buscas a Nick?

Le sonrió a su rostro con forma de corazón enmarcado por gruesos rizos rubios. ¿Cuál era su edad? Nadie lo sabía con certeza. Celebraba su nacimiento con el día de la Bastilla, insistía en que no podía recordar cuándo era el verdadero día de su cumpleaños. Él sospechaba que había perdido a su fami­lia durante el Terror en Francia.

-Buenas tardes, Helene.

Le besó la mano. Había sido su primera amante en la Casa de Placer. Habían compartido una noche memorable du­rante su primer año de confusión, luego de regresar de Tur­quía. Su energía había llegado a la altura de su juventud, y su técnica e inventiva lo habían superado con facilidad. Habían acordado separarse, a sabiendas de que eran demasiado pare­cidos en su temperamento como para ser una pareja estable alguna vez.

-No busco a Nick. Quedé en encontrarme con lady Ashley aquí.

Helene arrugó el entrecejo.

-Creo que está en la habitación egipcia otra vez.

-Observó a Harry con la mirada aguda -Creía que tu matrimonio te había ayudado a separarte de lady Ashley.

Harry sonrió.

-¿Me estás aconsejando, Helene? No es propio de ti. En verdad estaba sorprendido. De todos los años desde que la conocía, nunca había hecho comentarios sobre sus ex­cesos sexuales o su relación peculiar con Nick.

No se inhibió ante su mirada.

-No me gusta Ashley Grine. No te merece. La sonrisa de Harry desapareció.

-Lo sé. ¿Por qué crees que estoy aquí?

-Espero que sea por las razones correctas, amigo mío.

-Así es, ¿qué otras razones hay?

Besó los dedos de Helene y se dirigió a zancadas hacia la parte trasera de la casa. Sabía con exactitud dónde se encon­traba la habitación egipcia. Había disfrutado de jugar allí en años anteriores. Al caminar, imaginaba a ____ vestida de es­clava egipcia, y se imaginaba chasqueando los dedos por ella. «¿Vendría al llamarla o sacudiría la cabeza y se marcharía?»

Su débil sonrisa desapareció al abrir la puerta y en su lu­gar encontrar a Ashley. Estaba recostada sobre una mesa de piedra. La habitación estaba decorada como un templo egipcio, con estatuas de mármol, palmeras y un altar de sacrificio. El cuerpo desnudo de Ashley yacía descubierto ante su mirada mientras tres hombres vestidos de esclavos masajeaban su piel con aceite, y un cuarto hombre se encontraba arrodillado entre sus muslos y movía la boca sobre su vagina afeitada.

Harry se apoyó contra la puerta y contempló la es­cena erótica. A pesar de los gemidos y los suspiros de Ashley, su mente permanecía indiferente; su pene no se excitaba. -¿Deseas que espere hasta que hayas terminado, Ashley?

Su fría pregunta hizo que ella se sentara, desplazando las manos sobre sus pechos y al hombre entre sus piernas.

-¿Harry? ¿Ya estás aquí? -Se mordió el labio inferior y pasó lentamente los dedos sobre sus pechos acei­tados mientras se volvía hacia él -¿Querrías ayudarme a que me apresure?

Harry miró su reloj antes de guardarlo en el bolsillo. -Tal vez quieras despedir a estos hombres; no tengo mucho tiempo hoy.

Ella hacía pucheros mientras los hombres desaparecían y luego envolvió una sábana de seda alrededor de sus pechos prominentes.

-¿Por qué deseas hablar conmigo?

Esperó a tener su atención antes de sacar un fino estu­che de joyas del bolsillo y mostrárselo.

-Estoy seguro de que lo sabes. Por eso me has evitado durante las últimas semanas.

Ashley le arrebató el estuche de su mano extendida y lo abrió. Gritó ante el collar de diamantes que contenía. -Creo que es habitual al terminar una relación ofrecerle a la ex amante una pequeña baratija para suavizar el gol­pe. Espero que sea suficiente.

-¿Por qué deseas terminar nuestra relación? -Ashley parecía verdaderamente confundida.

-Porque tengo una esposa.

-Pero, ¿por qué debería detenerte? Todos saben que se ha casado contigo por el dinero. Sin duda no esperará que le seas fiel.

Harry sonrió.

-No lo sé. Todo lo que sé es que intento serle fiel.

La expresión de incredulidad de Ashley adquirió el duro brillo del enfado.

-¡Eso es ridículo! Eres incapaz de ser fiel. Harry se puso de pie.

-Eso está por verse. -Le hizo una reverencia y se di­rigió hacia la puerta -Te deseo buena suerte, Ashley.

Ella luchó por ponerse de pie, tropezaba con la sábana que colgaba.

-¡No esperes que te acepte de vuelta cuando te canses de esa puta maulladora de cuna humilde!

-Confía en mí, no lo haré.

Cerró la puerta mientras un frasco de aceite se precipitaba hacia él, seguido de un alarido de rabia. Sus chillidos acrecentaban el volumen mientras él regresaba por el pasillo. Esperaba que los hombres de la habitación egipcia no interrumpieran la rabieta de Ashley. Podía ser bastante destructiva cuando se lo proponía.

Esclavos del sexo. [Harry Styles] {MUY HOT} |TERMINADA|Where stories live. Discover now