Capítulo 4. Parte 1.

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-¡Caray, este vestido!
____ alargó la mano hacia atrás e intentó desenredar los cordones de su vestido de boda. A través del mirador que daba al tranquilo parque de la vieja casa de campo, la oscuridad se movía sigilosamente hacia ella. Su flamante esposo ya tenía todo el derecho de esperar que estuviera desnuda y esperándolo en la cama. A punto de llorar, tiró del corsé adornado con perlas e intentó liberar el brazo.
-¿Te ayudo?
Sujetó con firmeza la tela de seda contra sus pechos.
Vio el reflejo de Harry en el espejo, aún llevaba puestas sus galas de boda azul marino, que profundizaban sus ojos hasta un violeta más oscuro y le daban un contraste perfecto a su cabello atado hacia atrás y a sus hermosos rasgos.
Para inmensa decepción de su madre, y alivio de ____, la boda había sido un evento discreto en la iglesia local al que solo había asistido su familia y dos socios de Harry.
____ intentó encogerse de hombros.
-Envié a mi criada fuera. Quería desvestirme sola.
El entrecejo fruncido arrugaba la frente de Harry; luego se distendió.
-Por supuesto, debí darme cuenta. Tu madre debió haber enviado a Daisy. -Se acercó a ella. Su sombra oscurecía la alfombra entre ellos.
-Bueno, no podía pedirle a mi madre una criada diferente sin darle una explicación. -Había sido un día largo. El tono de su voz era más agudo de lo normal; su paciencia, inexistente.
-¿Temías que Daisy pudiera darte algún tipo de consejo que no deseabas? -Se acercó más y observó la espalda de su vestido de seda color lavanda.
____ se estremeció cuando recorrió la curva de su espalda desnuda con la punta de sus dedos.
-Ya he recibido los suficientes consejos de mi madre y mis tías como para alejarme de ti a gritos y horrorizada.
Cogió los cordones enredados y tiró con la fuerza suficiente como para acercar su espalda contra su pecho. El nudo del pañuelo de su cuello le molestaba entre los omóplatos. Sus nudillos le rozaban la piel mientras intentaba liberada.
-¿Y qué te ha dicho tu madre exactamente?
-Que debía permanecer tendida y quieta, esperar que acabaras con rapidez y rezar para que tuviera muchos hijos y así te mantuvieras alejado de mí.
Su suave risa movió los cabellos de su nuca expuesta. -¿Y eso es lo que quieres?
Le dio la vuelta para que lo mirara. Sus ojos estaban fijos en ella, quien sintió que se quedaba sin aliento.
-No, no es lo que quiero. Tengo este extraño deseo de lamer tu piel y arrastrarme por todo tu cuerpo.
Él levantó una ceja mientras bajaba la mirada hasta su pecho parcialmente desnudo.
-Eso es muy osado por tu parte. ¿Estás segura de que aún eres virgen?
Iba a cubrirse, pero él la cogió de las muñecas.
-¿Y si no lo fuera? ¿Te desagradaría? -Miró fijo la parte delantera de sus ajustados pantalones de satén blanco-. Apostaría que tú no eres virgen.
Siguió su mirada y bajó la mano derecha de ella hasta que su palma quedó sobre su erección.
-Esta es la razón por la que pregunto, querida. Se dice que tengo una polla muy grande. Nunca podrías desagradarme. Pero si eres virgen, tu vagina estará cerrada.
Su franqueza sobre las cuestiones carnales ya no la sorprendía. En realidad, le resultaba tranquilizador y curiosamente liberador. Durante las cuatro semanas desde su compromiso lo había visto en raras ocasiones, la había besado repetidas veces y le había murmurado una letanía de delicias sensuales que la esperaban en su cama.
Aunque le soltó la muñeca, ella dejó la mano presionada contra su entrepierna. Un pulso constante y caliente vibraba debajo de sus dedos mientras acariciaba el frío satén. -Sin duda hay maneras de... ¿ayudar a mi cuerpo para que te acepte? -Su polla vibró y creció otra vez. Ella extendió los dedos, desesperada por capturar cada centímetro de él.
-Hay muchas maneras y pienso utilizarlas todas.
Para el momento en que te penetre verdaderamente, estarás tan desesperada de tenerme dentro de ti que apenas sentirás dolor. -Retrocedió y la observó, con la expresión absorta - Cuando tocas el clavicémbalo, ¿en qué piensas?
Su abrupto cambio de tema la confundió.
-Pienso en la música, la manera en que fluye a través de mí. -Sonreía a medias - A veces me olvido de quién soy.
Él asintió con la cabeza y tomó su mano, le dio la vuelta con la palma hacia arriba y la besó.
-Entonces haz algo por mí esta noche. Olvida que eres una joven bien educada y finge ser el instrumento con el que yo tocaré. Déjame utilizar tu cuerpo como conducto para la hermosa música que crearemos juntos.
Ella sonrió ante su confianza y retiró la mano. –Entonces, enséñame. Estoy deseosa de aprender.

Esclavos del sexo. [Harry Styles] {MUY HOT} |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora