Capítulo 18 -parte 2-

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Harry bajó la mirada hacia el rostro sereno de su es­posa mientras bailaban. En persona estaba aún más bella de lo que la había imaginado en sus sueños tortuosos. Su largo ca­bello oscuro, sujeto en una colección de rizos y trenzas, en­marcaba sus rasgos. Era clásicamente inglesa. Sin embargo, tenía una gran sensualidad debajo de esa piel perfecta.

 Por primera vez en su vida, estaba indeciso. Se había arrepentido de su decisión abrupta tan pronto como había zarpado el barco. Debió haberse quedado y luchar por lo que que­ría, no desaparecer como si se hubiera demostrado su culpabi­lidad. En realidad, nunca se había defendido. Le había resulta­do fácil ignorar las desavenencias, esconderse detrás de una sonrisa agradable, permitir que el odio y la repugnancia pro­pia le infectaran el alma.

 Pero ahora ____ conocía lo peor de él. Al llegar, en el fondo había esperado que ella ordenara que se retirara de la casa. En cambio, lo había recibido bien, le había permitido tocarla, y había demostrado ser una compañía agradable y aten­ta toda la noche. A pesar de las cartas ansiosas de Nick, no ha­bía notado que ____ recibiera grandes desaires de la alta sociedad. Era posible que su mera presencia hubiera desalen­tado el cotilleo. Se inclinaba más a pensar que Nick había sobrevalorado de manera intencionada el aprieto de ____ en un intento de persuadido para que volviera a casa. Nick no nece­sitaba saber que ya había regresado.

 ¿Te estás divirtiendo, querida mía?

 -Sí, milord. Es una noche muy agradable.

 Le volvió a sonreír, con los ojos azules bien abiertos y tranquilos. Él había esperado que al verlo, al principio, estuvie­ra enfadada y que luego le permitiera explicarle y convencerla de que lo sentía. Incluso se había preparado para dar lástima. Su frío recibimiento, y el hecho de que no había negado tener un amante, habían vuelto a encender sus instintos posesivos.

 Apretó los dientes contra un impulso de tomada de los hombros y sacudida hasta que sus dientes castañetearan.

 -¿Por qué eres tan amable conmigo? -le preguntó de manera abrupta.

 -¿No es esto lo que deseabas? ¿Una agradable esposa convencional a la que no se le moviera un pelo por tus infide­lidades?

 Dentro del pecho de Harry, la furia y la lujuria lu­chaban una batalla perdida contra los buenos modales. Dejó de bailar y alejó a ____ de la pista de baile, asiendo su brazo con tanta firmeza que sentía todos los huesos de su muñeca. Se lanzó hacia el primer cuarto desierto que encontró.

 -Mi nombre es Harry, no milord.

 Ella elevó la barbilla.

-Lo sé muy bien. -Su corsé se elevaba y caía con cada respiración apresurada. Él recordó las cadenas sujetas a los aros de sus pezones, la perla hundida en los suaves plie­gues de su sexo. El silencio entre ellos parecía temblar por el calor sexual y la expectativa.

-Aún soy tu esposo. Aún me perteneces.

-No le pertenezco a nadie.

La miró fijo a los ojos. -Quizá debas convencerte.

La presionó contra la pared y cayó de rodillas. Su boca rozó el suave satén de su vestido.

-Levanta las faldas.

El suave crujido del satén y las enaguas sonó fuerte en el silencio de la biblioteca.

-Abre las piernas.

Deslizó un brazo detrás de sus nalgas para que su vagi­na quedara en ángulo hacia él. La perla estaba en su clítoris, ahora rodeada de espiras de su néctar. Con un gemido, la llevó hasta su boca; sus dientes rozaron la perla y la succionó con fuerza junto con su capullo hinchado.

____ gemía mientras él lamía y lamía la perla y la fina cadena de oro. Deseaba follarla con fuerza contra la pared. No le importaba que alguien entrara a la biblioteca y los viera. Dios, adoraría ver lo celoso que se pondría cualquier hombre al ver a ____ acabando en sus brazos.

Ella comenzó a estremecerse y a temblar alrededor de su boca salvaje. Él luchó contra una oleada de emociones que ame­nazaban con abrumarlo. Con mucho cuidado, se puso de pie y pasó su mano por sus labios. Observó su rostro excitado y lu­chó por encontrar su habitual expresión divertida. La furia ardía en su vientre. ¿Cómo se atrevía a fingir que no le importaba su pasado sexual? ¿Cómo se atrevía a fingir que no le afectaba?

Se le ocurrió que deseaba que ella se enfadara. Anhela­ba su ira para poder persuadirla de que lo perdonara y lo acep­tara de vuelta. Tragó sus pensamientos alterados e impropios de un hombre y le obsequió su sonrisa más insolente.

-Creo que debo dejarte. Le he prometido el próximo baile a una vieja amante.

Tomó la mano de ____ justo antes de que le diera una bofetada en el rostro. La besó con fuerza hasta que ella dejó de intentar morderlo. Lo pateó. Sus zapatillas de baile de cabriti­lla se deslizaban inútilmente contra sus espinillas.

-Eres un bastardo, Harry Styles.

-¿Lo soy? ¿No me estoy comportando como un esposo cornudo?

Lo miró con furia, su pecho se elevaba y caía con cada jadeo.

-Te has marchado y me has dejado sola tres meses y ahora, ¿esperas que sienta pena por ti?

Él enderezó su pañuelo de cuello y se alejó de ella. -No quiero tu lástima.

-No sabes lo que quieres.

Él mantenía su mirada para permitirle que viera la ira en la suya.

-Esta noche quiero que me ruegues.

Sus ojos azules saltaron de vuelta hacia él. -Veremos quién termina rogando...

Esclavos del sexo. [Harry Styles] {MUY HOT} |TERMINADA|Where stories live. Discover now