Capítulo 12. Parte 3.

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Después de un descanso intranquilo, ____ no lo sopor­tó más. Cogió la bata y, con el cepillo, se quitó el cabello des­peinado de los ojos. Eran pasadas las tres de la mañana. Harry podría dejar las cosas como estaban, pero ella se daba cuenta de que no podía. Cada vez que cerraba los ojos imagi­naba a Harry con lady Grine, o, peor, la expresión de re­pugnancia en su rostro cuando vio por primera vez al inter­mediario turco.

Encontró a Harry en su estudio. Estaba recostado a lo largo del sofá tapizado en cuero, con una pierna flexionada. La chaqueta y el chaleco que se había quitado, tirados de ma­nera descuidada sobre el respaldo del banco, proporcionaban una mancha de color sobre el pálido cuero marrón. Había una botella medio vacía de brandy en el piso junto a él, y de sus la­bios colgaba un cigarro. En una mano sostenía un libro; en la otra, su pene erecto.

____ asió el lento deslizamiento de la mano de él sobre su carne dura las perlas de fluido se acumulaban en la punta. -¿Qué lees? -Se agachó en el suelo junto al sofá.

Harry no dejaba de acariciarse ni quitaba los ojos del libro. -Un tratado fascinante sobre leyendas sexuales de los dioses de la India. -Apoyó el libro abierto sobre su pecho y machacó los restos del cigarro en el cenicero.

____ se arrodilló y enderezó el libro. El grabado mos­traba a cuatro hombres enredados con dos mujeres. Las muje­res tenían múltiples aros que perforaban sus pezones narices orejas y ombligos. Inclinó la cabeza en un esfuerzo por com­prender con exactitud lo que veía y luego se sonrojó.

-Veo. Ambas mujeres atienden a los cuatro hombres. Harry apretó la base de su falo y bombeó de manera enérgica hasta que sus dedos quedaron pegajosos por el fluido. -Una vez lo intenté; no me pareció muy divertido. ____ cerró los dedos sobre los de Harry y él dejó de moverlos.

-¿Por qué no vas a la cama y dejas que te toque? ¿No puedo satisfacerte?

Sonrió sin humor mientras volvía a abotonarse los pantalones.

-Hago esto casi todas las noches. ¿No te habías dado cuenta? Siempre acabo algunas veces antes de ir a la cama contigo para poder actuar como un caballero.

____ luchó por controlar una oleada de mal humor. -¿Alguna vez te he pedido que lo hicieras? ¿Me crees demasiado débil como para soportar tus verdaderas pasiones?

Harry se sentó y quitó el libro de su pecho.

-Me agrada el sexo, ____. Me agrada mucho. No es­pero que soportes mis exigencias excesivas.

El reloj del pasillo daba el cuarto de hora. El sonido ha­cía eco en la casa silenciosa.

-Imagino que tu estado de ebriedad no tiene tanto que ver con lo que piensas de mí como amante sino más bien con tu reacción hacia el hombre que hemos conocido esta noche.

Harry se encogió de hombros de forma inoportuna. -¿Qué hombre? Hemos conocido muchos.

-El caballero relacionado con la delegación turca. El señor Yusef Aliabad. ¿Lo conociste cuando fuiste esclavo?

Harry quitó las piernas del sofá.

-No es de tu incumbencia. -Asió un rizo de su cabe­llo en sus dedos -Y estábamos hablando sobre mi deseo por el sexo, no de fantasmas imaginarios del pasado. -Tiró de su cabello –Si te molesta encontrarme masturbándome, puedo ir a buscar una amante.

____ se apartó de él de un tirón, con una mueca de dolor porque su cabello estaba atrapado en sus dedos. -Creí que ya tenías una.

Harry levantó una ceja.

-Otra vez, no es de tu maldita incumbencia.

-Es de mi incumbencia, si tu amante me ofrece consejos. -____ se puso de pie con dificultad; por su garganta su­bían lágrimas acaloradas, pero se negaba a dejadas caer.

Él tenía el descaro de reírse.

-¿Qué te dijo exactamente lady Grine? Entonces, sabía a quién se refería.

-Me contó sobre el listado que tú y tus compañeros hicisteis sobre la esposa de sociedad perfecta. ¿Es verdad?

-Hubo un listado, sí, pero...

Lo interrumpió -También me recomendó que supere mis arrebatos de mal humor porque continuabas teniendo una amante, y que disfrute de la libertad que me ofrecías.

Harry se sentó erguido, levantó el libro y lo cerró de golpe.

-¿Imaginaste que hablaba en mi nombre?

-No soy estúpida, Harry. Sé que la mayoría de los matrimonios de sociedad se llevan a cabo por razones sociales o una posición en la sociedad. Lady Grine solo señaló que tú no tenías intención de cambiar tu estilo de vida para complacerme.

-Pero yo no me casé contigo para obtener una ventaja social o un beneficio, ¿no es verdad? -le recordó en voz baja.

Ella lo observaba a través de una neblina de lágrimas acumuladas.

-No, te casaste conmigo porque me crucé en tu cami­no y tenías una deuda con mi padre.

-¿Y no eres feliz con tu elección? Te he ofrecido un título, el derecho a entrar en la alta sociedad y una educación sexual que no tiene igual. ¿No es suficiente para ti?

Sus uñas se hincaban en la palma de sus manos. -Tampoco me casé contigo por esas cosas, Harry. Él se pasó la mano por el cabello despeinado. -Entonces sin duda te das cuenta de que creer cualquier cosa que diga lady Grine es una pérdida de tiempo. -Quizá sea cierto, pero señaló que si te permitía de buen grado tus pequeñas aventuras, tú me retribuirías el favor. -¿Qué diablos se supone que significa eso?

____ disfrutó de la breve satisfacción de ver que su sonrisa desaparecía y su rostro se entristecía. Él cambió la postura y ella retrocedió, haciéndole su mejor reverencia.

-Me voy a la cama como debe hacerla una buena es­posa. Si deseas acompañarme, por favor hazlo. De otro modo, que tengas buenas noches con tus placeres literarios, y mándale mis recuerdos a lady Grine. Dile que he decidido seguir su consejo.

Se precipitó hacia adelante, cogió el libro de su mano laxa, y se lo arrojó directamente a su cabeza desprotegida.

El orgullo la llevó de regreso a su habitación. Solo en­tonces dio paso a las lágrimas que había escondido desde el ca­tastrófico baile. Saltó dentro de la cama y subió las mantas de un tirón hasta su barbilla. Sobre ella, brillaban los hilos de la cresta bordada del cisne de la familia Styles bajo la luz de la vela. Suponía que debía estar agradecida de que lady Grine se hubiera tomado el trabajo de desengañarla de la idea de que Harry la amaba antes de que confesara a ____ su amor por él.

La idea de que sus amigos y él hubieran hecho un lista­do de las cualidades que se requerían para ser una esposa con­descendiente le provocaba rechazo, que fuera evidente que él creyera que reunía los requisitos la hacía sentir físicamente enferma. ¿En verdad creía que había contraído matrimonio con él para obtener un beneficio social? ¿No comprendía que atraía cada uno de sus anhelos en lo profundo de su ser? Su­ponía que se daría cuenta de eso por su comportamiento liber­tino en la cama, ¿O todas las mujeres le respondían de esa ma­nera? Una brizna de celos floreció en su pecho, y ella envolvió los brazos alrededor de su cuerpo.

Sus sueños románticos sobre ser única y especial para él pronto se esfumarían si se negaba a alimentar falsas espe­ranzas. Continuaría cumpliendo con su deber hacia él, y fi­nalmente, cuando el dolor de su corazón ce____, también sería práctica y quizá buscaría otro amante que la valorara.

Su valor se quebraba sólo con la idea, pero siguió ade­lante. Era su propia culpa, le había rogado que contrajera ma­trimonio con ella. Debió haber creído que estaba lo suficiente­mente desesperada como para aceptar cualquier cosa para obtener un título. Una lágrima se deslizó por su mejilla y cayó en la almohada. Su madre siempre le decía que fuera cui­dadosa con lo que deseaba.

Nunca debía permitir que Harry se diera cuenta de cuánto la había lastimado. Sus expectativas sobre el matrimo­nio sin duda no eran las mismas, ¿Y cómo podrían serlo? Él era un aristócrata, y ella era la hija de un comerciante. En su mundo, se esperaban el matrimonio y la fidelidad y se miraban con malos ojos los devaneos públicos. Solo porque Harry la alentaba a ser ella misma no significaba que la amara. Retiró otra lágrima. Era probable que él hubiera intentado mostrarle que podía tener una vida profundamente gratifi­cante más allá de él.

En el mundo de Harry, siempre había otro baile al cual asistir y otra oportunidad para esconder los sentimientos heridos en una multitud. Sin duda, también siempre existía la oportunidad de encontrar un nuevo amante. ____ apagó la vela y se puso de costado. De hecho, le habían prometido asis­tir a un baile junto a Evangeline y Nick al cabo de dos días. Sería una ocasión apropiada para ocultar sus verdaderos sen­timientos y tal vez comenzar su propia búsqueda.

Esclavos del sexo. [Harry Styles] {MUY HOT} |TERMINADA|Where stories live. Discover now