Capítulo 5. Parte 1.

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¡Vaya luna de miel perfecta! ____ entró furiosa a su habitación y cerró la puerta de un golpe. Las excusas corteses de Harry de tener que trabajar le sonaban forzadas. Contempló su reflejo desconsolado en el espejo con sombras doradas sobre su tocador. Solo le prestaba atención cuando estaba en la cama. ¿Estaba decidido a que mantuvieran sus vidas por separado? No estaba acostumbrada a que la ignoraran. Los últimos dos días en la retirada casa solariega de Essex se habían instalado como un patrón que ya no podía ignorar más.
Con cortesía rechazaba o ignoraba cada intento que ella hacía por parecer interesada en el trabajo de Harry h u ofrecerle ayuda. Incluso había aplazado con una sonrisa su petición de visitar la alta burguesía local. Sin nadie con quien hablar la mayor parte del día, había cogido la costumbre de deambular por los jardines y mojarse los pies en el lago.
Esperaba más de él. Parecía haberle agradado su audacia y curiosidad. ¿Había sido todo una farsa para convencerla de contraer matrimonio con él? ¿Sería ignorada y tratada con condescendencia como la mayoría de las esposas que conocía?
Llamó a su nueva criada para que la desvistiera y luego le pusiera el camisón. La descolorida elegancia de su alcoba ya no tenía ningún encanto. Incluso extrañaba las quejas de su madre y las discusiones de sus hermanas. Un pequeño reloj de porcelana sobre la repisa de la chimenea repicó once veces, sobresaltándola. Lanzó el cepillo y se dirigió hacia la cama con fuertes pisadas. Un dolor de cabeza amenazaba detrás de sus ojos. Si el trabajo de Harry era tan importante, tal vez ni siquiera se molestaría en arrimarse a ella esa noche.
____ se regañó a sí misma por ser tan infantil. Quizá Harry tenía razón en llamarla consentida. El matrimonio no era un juego, y ella no era una de esas mujeres que no podían vivir sin un hombre que ordene su mundo. Su padre a menudo había trabajado largas horas para asegurar los diversos intereses de sus negocios. ¿Por qué debería sorprenderse de que Harry fuera igual?
Además le había ofrecido tanto... Decidida a ser más comprensiva, corrió las colchas, y encontró un paquete sobre la almohada. Quitó el cordel dorado y desenvolvió el crujiente papel marrón para dejar al descubierto un libro con cubierta de seda. No había ningún nombre en la tapa de vivo color escarlata. Intrigada, lo abrió por la primera página y comenzó a leer. La extravagante caligrafía era desconocida.
Este libro es para nosotros. Comparte tus sueños y fantasías sexuales hasta volverte lo suficientemente osada como para pedirlos en voz alta. Me esforzaré por satisfacer cualquier deseo que tengas.
No temas imaginar.
Harry.
____ pasó los dedos por encima de las letras escritas con elegancia. Era inteligente por parte de Harry darse cuenta de que su valentía no siempre estaba a la altura de sus necesidades recién descubiertas. Dio la vuelta a la página y descubrió que había escrito más. Con dulzura leyó las palabras en voz alta.

Estoy sentado en el escritorio de mi estudio. Es tarde y estoy pensando en ti recostada, sola en la cama. ¿Cree mi hermosa esposa que la he abandonado? Quizá necesita comprender que no soy un aristócrata consentido sino un hombre que elige trabajar para vivir, a pesar del desprecio de sus pares.
Cambio de posición en mi silla mientras mi polla se hincha contra mis pantalones, deseo estar en tu interior y llevarte al clímax. Milibro mayor me hace volver; las columnas de números se hacen borrosas y danzan delante de mis ojos.
Un sonido atrae mi atención hacia la puerta. Estas allí, con el cabello suelto alrededor de tu rostro, y una sola vela en tu mano. Antes de que pueda levantarme, caminas hacia mí y te mueves con cuidado en el espacio que hay entre mi silla y el escritorio. Separo mis piernas y tú te metes entres mis muslos. Sin hablar te desatas la bata. Debajo estás desnuda.
____ dejó de leer, con una mano en el cuello y un dolor de cabeza olvidado. ¿Harry la invitaba a ir a su estudio y hacerle el amor, o solo era una fantasía agradable para entretenerla? Dejó caer el libro sobre la cama como si le quemara y caminó de un lado a otro por la alfombra. El sentido común y la prudencia le dictaban que debería sentirse ofendida por la propuesta. No debería suponer que se sentiría cómoda al aparecer desnuda y dispuesta en cualquier otro lugar que no fuera su cama, en especial después de su reciente descuido para con ella.
Mientras caminaba, su cuerpo se despertaba y una pesadez crecía en sus pechos y entre sus piernas.
Se detuvo para mirar fijamente el espejo. Sus ojos se veían salvajes. Con indecisión apretó sus pezones a través de la seda del camisón. A pesar de su batalla mental, su cuerpo se preparaba para el sexo.
El libro yacía con la tapa hacia arriba sobre la cama, donde lo había dejado. ____ volvió a leer las palabras provocativas de Harry y luego cerró el libro y lo escondió debajo de la almohada.

Harry estaba reclinado en su silla y estiraba los músculos cansados de sus hombros. Una sola vela iluminaba las hileras oscuras de libros que lo rodeaban. El olor a cuero viejo, humo y brandy se impregnaba en las paredes revestidas en roble. De niño, a menudo huía de su niñera y se metía de manera furtiva allí dentro. El mayordomo de su padre le daba terrones de azúcar y le mostraba algunos de los libros de notas encuadernados en cuero. Su padre rara vez visitaba ese sitio, lo que quizá fuera otra de las razones por las que Val se sentía tan cómodo.
A pesar de su capacidad para relajarse allí, estaba contento de que debieran regresar a la ciudad en dos días. A diferencia de la mayoría de los aristócratas, los intereses de sus negocios le exigían una cantidad destacada de su tiempo. Una semana sin dedicarles toda su atención provocó serios problemas que solo él podía resolver.
Suspiró lentamente, y entonces apareció ____. Debido a las emergencias, la había dejado a su libre albedrío los últimos dos días. A pesar de sus intentos por no parecer afectado por el descuido, sabía que ella no estaba contenta. En realidad, se arrepentía. Preferiría pasar el día en la cama junto a ella que estar sentado detrás de un escritorio. Echó una mirada al reloj. ¿Ya habría descubierto su obsequio? Y, más importante, ¿la habría intrigado su fantasía, o la habría horrorizado?
Presionaba los dedos contra su frente. La reciente correspondencia de su secretario también había atraído su atención hacia otra cuestión problemática. Alguien intentaba chantajear a su socio, Nick Howard, y Nick ni se había molestado en mencionárselo.
Un pequeño ruido hizo que levantara la mirada. ____ estaba de pie delante de su escritorio, con una expresión desafiante en el rostro. Llevaba puesta una larga bata carmesí y su cabello estaba suelto sobre los hombros. Sus mejillas estaban teñidas de un color que combinaba. La polla de él se endureció de un tirón doloroso, y amenazaba con escaparse de sus pantalones.
Se deslizó entre él y el escritorio para quedar de pie entre sus muslos. La suave seda de su bata rozaba sus puños apretados, miraba fascinado mientras ella se quitaba la faja y dejaba expuesta su desnudez.
Harry miraba su exquisito cuerpo, su piel brillaba bajo la tenue luz de la vela como la más fina porcelana. Lamió sus labios e imaginó succionar su pezón dentro de su boca. Sin pensar de manera consciente, se inclinó hacia adelante y con la punta de la lengua tocó su ombligo. El olor de su excitación atraía sus sentidos. Reprimió un deseo de lamerla hacia abajo, hasta su sexo y meter la lengua en la profundidad de su canal. Para su asombro, lo excitaba más que cualquiera de las mujeres más expertas que había tenido como amantes.
Con un control exquisito -era su esposa, maldición, no cualquier extraña golfa voraz- la llevó hasta su regazo para que se sentara a horcajadas. La besó ligeramente en la boca. -Necesitaba una distracción. ¿Cómo se te ocurrió venir a visitarme?
Ella sonreía, su espléndida boca se curvaba en una invitación inconsciente.
-Estaba aburrida. No estoy acostumbrada a que me dejen sola. Si no necesitas mi ayuda en tus negocios, tal vez pueda aliviarte de otra manera.-Vaciló-. Tu nota me interesó.
Eso era lo que amaba de ella, la manera en la que reaccionaba ante sus preguntas, de manera frontal, con una honestidad perspicaz. No tenía idea de lo reparador que era eso para un cínico hastiado como él. Su inocencia lo hacía sentir limpio, le daba una leve esperanza de que no todos los seres humanos eran corruptos.
-Eres una consentida, milady. Esperas demasiado de mi atención. -Ella arrugó el entrecejo -Ahora te ves como una niñita a punto de dar un pisotón.
Levantó la barbilla. -No soy una niña.
Él se inclinó hacia adelante y lamió su pezón tenso. -Ya me doy cuenta de eso. -Ella se estremeció con delicadeza en sus brazos -Pero aún estoy tentado de ponerte sobre mi rodilla y azotar tus nalgas.
Estaba atento a su reacción ante su mofa a medias. No sabía cómo disfrutaría al darle azotes en las nalgas, ni si ella también lo disfrutaría. El despertar repentino de su conocimiento sexual le resultaba intrigante. Ya había dejado una mancha húmeda en sus pantalones de gamuza.
Se mordió el labio.
-No estoy acostumbrada a estar inactiva. Cuando acepté contraer matrimonio contigo, esperaba que mi vida cambiara para mejor, no que se tornara aún más aburrida.
Harry evitó sonreír.
-¿Te aburro? -Ahuecó la palma de la mano en su pubis -¿Esto te aburre?
____ se contoneó contra sus dedos exploradores con una mirada desaprobatoria.
-Hay más cosas en la vida que eso.
-¿En nuestra luna de miel? Sin duda eso es todo lo que se supone que hagamos. -Harry deslizó un dedo dentro de ella -Dentro de dos días nos marchamos hacia la ciudad. Sin duda, en algunas semanas estarás quejándote de estar demasiado ocupada para acostarte conmigo.
Ella abrió la boca. Harry apoyó un dedo sobre sus labios.
-Mi fantasía no incluía discutir contigo. Si la recuerdas, era sobre follar contigo. -Rodeó su cintura y la sentó al borde del escritorio con las piernas bien abiertas. Empujó la silla hacia atrás y se desabrochó los pantalones, con cuidado y botón a botón, aliviando un poco su polla dolorida.
Asió su erección con una mano y se puso de pie. Ella respiró fuerte cuando rozó la punta de su falo contra su sexo cubierto de néctar.
-Voy a entrar en ti con fuerza y rapidez. Lo acogerás todo. Aun si una de las criadas entra y te ve aquí desnuda sobre mi escritorio, no querrás que me detenga, me rogarás que termine.
Harry observaba la expresión aturdida de ____ mientras continuaba haciendo círculos en su clítoris con la punta de su polla. Dudaba que notara si alguien los interrumpiera, tenía la misma intensidad para el sexo que él. Su idea sobre el Libro Rojo parecía haber funcionado. Sus pensamientos daban vueltas hacia otros lugares públicos, otras citas secretas en las que disfrutaría fallada.
Con un gruñido, se deslizó en su interior, disfrutaba de la estrechez de su v@$*%a y el aumento de la exquisita presión. Insistió hasta que su falo quedo completamente cercado y luego, con lentitud, lo retiró.
-Mira mi polla, ____, mira cómo te vuelvo loca 

Esclavos del sexo. [Harry Styles] {MUY HOT} |TERMINADA|Where stories live. Discover now