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La habitación de Joe era el sofá donde Gilinsky estaba estudiando, así que no tenían muchas opciones donde ocultarse, pues era incorrecto entrar a la habitación de otra persona para tener sexo o realizar una felación. Decidieron ir a la cocina ya que estaba aislada del resto de la casa y no había manera de que alguien fuera a espiarlos.

Se sentaron en el suelo porque no había encimeras y el lavabo era un reducido espacio entre la estufa y una mesa plástica con cajas de cereal.

Archie estaba hincado frente a él. Se sacó el suéter, dejando a la vista su dorso desnudo. Era tan delgado como una ramita y pálido como una hoja de papel, tenía varios lunares en el pecho y estómago, también en la espalda. A los ojos de Joe se veía tan inocente que solamente quería mirarlo por siempre.

—¿Estás seguro de esto? —preguntó, un poco alterado. Solamente podía pensar en que iba a arruinar las cosas.

—Sí —Archie asintió, parecía decidido. Se levantó para tomarle el rostro entre las manos y mirarle a los ojos—, completamente.

Joe pasó saliva, intentando sobrellevar la situación.

Es que, había visto porno gay un par de veces, claro —En realidad, varias veces—, pero sabía que era diferente, nunca había tantos gemidos, quejas ni era tan sexi como parecía. Eso no era real. Entendía los fundamentos esenciales, sin embargo, le preocupaba hacerlo mal.

—Pero tienes un novio —balbuceó.

—Y tú una erección —Archie recalcó lo obvio, mirando su entrepierna. Se mordió el labio inferior, sonriendo, porque lo único que había hecho hasta el momento era sacarse el suéter—. ¿No quieres deshacerte de ella conmigo? —preguntó, con una vocecilla inocente que sonó demasiado sexual en su cabeza.

Joe no pudo resistirse, le besó con ferocidad. Fue un beso torpe, ninguno de los dos tenía práctica en ese ámbito, había mucho intercambio de saliva y varias veces sus dientes chocaron, pero al fin y al cabo, era un beso, tal vez uno de los mejores hasta ahora. Archie le abrazó por el cuello, su aliento apestaba a alcohol. Notó que ya estaba ebrio cuando (después de algunos minutos, de algún modo desconocido acabaron sobre el suelo) se posicionó sobre él, porque había entreabierto los ojos y su mirada dulce ya no estaba allí, había sido sustituida por algo que le hacía parecer un adulto. Algo que le mostraba que era más maduro y había pasado por más cosas que él.

Se separó solamente para respirar, estaba encima de Archie, con los brazos flexionados a ambos lados de su rostro.

—Nunca lo he hecho con un chico —susurró en su oído, un poco avergonzado.

—Ya lo sé —respondió el oji-azul—. Y no tenemos que hacerlo justo ahora. Recuerda que solo iba a ayudarte con una mamada.

—Gracias.

—Pero aun así, quiero echar un vistazo para reconsiderar mi decisión.

Le miró sin entender y solo comprendió cuando Archie tomó las esquinas inferiores de su camiseta y haló hacia arriba, desvistiéndolo. Le miró un par de segundos. Su mirada era tan cálida que no se sintió extraño.

Ya no valoraba su cuerpo, había dejado de ir al gimnasio hace meses, bajó como unos diez kilos que provocaron que su trabajada masa muscular desapareciera, ahora probablemente tenía estrías y celulitis en el trasero. Dios, estaba tan avergonzado, pero no se sintió señalado bajo su mirada. Se sentía bien. Y fue aún mejor cuando dijo:

—Oh, por dios. ¡Eres jodidamente ardiente! —No parecía una broma, y ahora solo deseaba comérselo a besos.

Le había hecho sentarse con la espalda contra el horno de la estufa, después de bajarle los pantalones hasta las rodillas. Le dio una de las mejores felaciones de su vida. Podía sentir su lengua moverse de arriba a abajo, lamiéndole la glande y recorriendo toda la superficie.

Se movía tan bien que nunca había creído que una boca sirviera para otras cosas aparte de hablar. Ahora estaba comprobándolo, era tan genial que se encontraba a punto de eyacular. Y lo hizo, no se resistió, soltó esporádicamente su líquido seminal en la boca de Archie.

No supo qué pasó con el semen, pero Archie parecía feliz. Se sentó en el suelo a su lado, Joe aún no se reponía, estaba jadeando levemente, mientras le miraba confundido. Sonreía y le acariciaba un muslo. Soltó una risa tonta. Cuando le preguntó qué ocurría, él solo respondió:

—Uhm, nada, acabo de recordar que tengo un novio.

Soltó un suspiro de alivio cuando le vio colocarse la camiseta de nuevo. No era que no deseara hacerlo con él, incluso ya lo había soñado varias veces y no podía evitar sentirse avergonzado cada vez que lo veía (cuando el tiempo transcurría normal, sin avanzar a escalas agigantadas), sin embargo, sentía que era incorrecto porque Archie tenía una relación, estaba borracho y había notado enormes hematomas en su cuello y costados, de las cuales prefirió no comentar nada.

Se vistió, subiéndose los pantalones y colocándose la camiseta.

—Eso fue asombroso —comentó al levantarse.

El menor sonrió tímidamente, como si minutos antes no le hubiera realizado una felación. Se dio la vuelta para regresar a la sala. Apenas había colocado la mano sobre la perilla cuando Joe se animó a preguntar:

—¿Qué somos?

Archie se detuvo y miró sobre su hombro.

—Amigos, Joe, solamente amigos.

—Se supone que los amigos no hacen estas cosas —murmuró en respuesta, sintiéndose decepcionado. No sabía qué esperaba, pero en definitiva no se trataba de eso.

—Nosotros sí —Archie recargó la cabeza contra la puerta—. No es malo si nadie se entera, ¿verdad? —susurró en voz baja—. No, no lo es —se respondió a sí mismo, abandonando la habitación. 


Crystal LinesWhere stories live. Discover now